Tomás LüdersYPF, de negociados y bravuconadas carísimas

Tomás Lüders08/09/2023
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En los 80s, una YPF sistemáticamente vaciada por sindicatos, políticos y empresarios proveedores era la única petrolera del mundo que perdía dinero. Era bien “argentina”, en todos los sentidos.

A comienzos de los 90s se la hizo mixta, hubo despidos, pero la empresa seguía siendo nacional, solo que ahora además cumplía con su rol de asegurar la soberanía energética del país. Su interventor murió en un avión que explotó misteriosamente. Jamás se aclaró lo sucedido, pero lo cierto es que muerto el interventor, Menem y su equipo económico encabezado por Roque Fernández la remataba a precio vil a Repsol, uno de los últimos signos de la privatizaciones con la que se le regaló media Argentina a esa potencia de segunda que es España (Repsol era la única petrolera del mundo sin reservas, ahora pasaba a controlar todas las argentinas). Las empresas españolas podían quedarse con las nacionales, no porque eran las mejores oferentes, sino porque eran las que pagaban las coimas más suculentas y le garantizaban a gremios, gobernadores y empresarios proveedores “nacionales” seguir participando del negocio.

Durante el gobierno de Néstor Kirchner sonaban los bombos soberanistas e YPF fue “argentinizada”. Henchido eufemismo que barnizaba con orgullo criollo el vaciamiento auspiciado por Kirchner para pagarle a Repsol la mitad de la empresa y meter de prepo a los Eskenazi, dueños del homónimo grupo, “amigos” del patagónico, y especialistas en acuerdos turbios con la clase política para quedarse con empresas del Estado (se habían quedado ya con el banco de Santa Cruz y aquí un Perotti ministro les había otorgado el de Santa Fe, ambas entidades financieras aún están bajo control del grupo “empresario”).

Después, con Cristina Fernández, un ministro Kicillof lleno de voluntad y estupidez adujo que la inmoralidad de la privatización sería vengada a costo cero. Los buenos, después de todo, siempre terminan ganando. Kicillof, claro, omitía de su relato henchido de revancha nacional la carísima “argentinización” de Néstor Kirchner, repitiendo así el gesto de éste último a la hora de narrar la historia, porque el patagónico solo decía “neoliberalismo” en donde también debía decir menemismo. Pero volvamos sobre el punto, este ministro atorado de convicción pero vacío de experiencia, no solo nos aseguró que no íbamos a “poner un peso”, sino que prometió aademás que nos iban a tener que “pagar a nosotros” (dixit). “Quédense tranquilos, está todo estudiado”, remataba doctoralmente su casi evangélica medida.

Hoy, un fondo inversor, de esos que entienden mucho de negocios y jurisprudencia (esas cuestiones que no encajan en la economía moral de Axel Kicillof) nos acaba de ganar en primera instancia un juicio en Nueva York. El monto a pagar: 16 mil millones de dólares, alrededor de 392 dólares por habitante argentino -un precio que el país no puede pagar ni vendiendo la empresa, según publicó hoy el periodista Hugo Alconada Mon-. En los fundamentos de su fallo, el tribunal cita palabras textuales del actual gobernador bonaerense, quien además de “tener todo estudiado”, lanzó en su momento bravuconadas que hoy nos sepultan a todos: “sería estúpido pagarles”, había dicho: a confesión de partes….

El fallo sale en el mismo día en el que otro ministro de economía del kirchnerismo, Sergio Massa, le anula selectivamente a los empleados de YPF tener que pagar ganancias…. Porque pertenecer al Estado, a este Estado, tiene sus privilegios.

En medio de todo esto se desconoce el destino de más de 500 millones de dólares santacruceños obtenidos por las regalías que pagaba a Repsol-YPF.

En medio de todo esto, están por llegar las elecciones. El candidato favorito es otro creyente en la economía como sistema moral, Javier Milei. La economía moral del Libertario, como la de Kicillof, también  tiene sus buenos y malos dignos de una epopeya medieval, solo que en donde éste dice “Maligno” el otro dice “Santo”, y a la inversa. Por eso la economía y el gobierno real de Milei tendrá que armar su relato con caracteres que se amoldan mal a los roles beatíficos de su narrativa. Entre estos están, oh, sorpresa para nadie salvo quizá para él, miembros destacados del equipo económico y político de Menem, ese que le rifó YPF a Repsol.

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