Tal cual lo anticipamos en nota de opinión del domingo pasado, la marcha federal universitaria fue transversal, pero, además fue más contundente y masiva de lo esperado. Se convirtió en una de las movilizaciones más multitudinaria de la historia Argentina.
Semejante acontecimiento es lógico que provoque cambios en el ecosistema político nacional. Aunque, en primera instancia dichos cambios sean mínimos, lo seguro es que sientan un procedente difícil de predecir a futuro.
Lo que quedó claro para algunos sectores temerosos de la política local es que, después de todo, Javier Milei no era tan infalible.
Así lo leyeron anticipadamente los resabios del kirchnerismo que quisieron aprovechar la oportunidad y se subieron al escenario en el acto central realizado en la Ciudad de Buenos Aires, buscando sumar protagonismo en el reclamo estudiantil. Grosero error en una movilización que demandaba lo contrario de los actores partidarios. En esa misma línea se inscribe la reaparición en la escena pública de Cristina Kirchner en el acto realizado ayer sábado en Quilmes.
En tanto, la movilización provocó cierto despertar de un radicalismo que parecía subsumido ante el avasallamiento del gobierno de turno. La figura más representativa de esta última actitud del centenario partido es la del jefe de bloque en diputados, Rodrigo De Loredo.
El legislador de “lágrima fácil” (recordado por su lloro posterior a la caída del primer tratamiento de la ley ómnibus) ahora suma un nuevo y triste episodio cuando fue insultado por un colectivero por no dar quórum en la sesión que trataba el financiamiento de las universidades, jubilaciones y el FONID. El mismo De Loredo había sufrido distintas expresiones de rechazo en su participación en la movilización universitaria en su provincia natal, Córdoba. Su negativa a dar quórum fue una actitud inentendible en semejante contexto. Menos aún, el argumento que esgrimió para justificar dicha decisión, esto es que el proyecto lo había presentado el kirchnerismo. Es decir, le preocupaba más quién era el autor del proyecto, más que el objetivo superior del mismo. Clara muestra de un complejo de inferioridad que sufre cierto sector del radicalismo que obtura toda posibilidad de ser una fuerza competitiva a nivel nacional.
Mientras tanto, hay otros actores del radicalismo que parecen intentar cambiar su posición de sumisión. Es que leen que el Gobierno perdió el debate público con el tema de las universidades. Por fin, encontraron un flanco débil en el cual hacer eje.
La UCR tiene una larga tradición en la defensa de la Universidad Pública, fueron los protagonistas de la Reforma de 1918. Además, en los claustros universitario continúan siendo la fuerza más importante.
Una de las figuras más relevante del partido es el propio gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro. Ayer sábado circuló en diversos medios de comunicación un estudio de opinión que indica que es el mandatario provincial que más crece en imagen positiva a nivel nacional.
Antes, el último viernes estuvo en Venado Tuerto para encabezar los actos centrales por los 140 años de la ciudad y aprovechó para marcar sus claras diferencias con el gobierno nacional. Consultado en rueda de prensa por el encuentro del próximo 25 de Mayo convocado por Javier Milei, manifestó: “Lo que pretendemos discutir no solo es lo fiscal o la reforma política, sino también el modelo productivo y el sistema educativo que necesitamos en Argentina. Nosotros creemos en una educación pública fuerte”. A su vez, indicó que le pedirá al gobierno nacional que cumpla con la deuda que tiene con la Caja de Jubilación de la Provincia, “son casi 700 millones de dólares que nos adeudan”, detalló. Asimismo, adelantó que reclamará las obras públicas “que son fundamentales para la provincia”. Y cerró planteando sus disidencias con las formas de Milei. “Un país que no tiene diálogo, lo único que reproduce son los gritos de los extremos”, sintetizó.
Quizás la comodidad que le otorga un lugar como Venado Tuerto, donde juega de local, le permitió al gobernador explayarse con mayor elocuencia. Dicho sea de paso, gran acierto la llegada de la Copa del Mundo en el contexto del cumpleaños de la ciudad. Evento que será recordado por mucho tiempo por los miles de vecinos que pasaron por el Centro Cultural.
Como sea, al radicalismo se le abrió una puerta que hasta ayer parecía cerrada. Ahora, habrá que esperar para visualizar si están a la altura de las circunstancias u otra vez, como ocurrió en innumerables ocasiones en la historia reciente de la Argentina, vuelven a desaprovechar la oportunidad.