Mauro CamillatoOpiniónEl nuevo intento por ordenar el tránsito en Venado Tuerto

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El ordenamiento del tránsito sigue siendo una de las deudas más importantes que tiene la política venadense. Por ahora, ninguno de los gobiernos le encontró la vuelta al tema. En los últimos días, sorprendió el actual intendente, Leonel Chiarella, informando la firma de un convenio general con representantes del Automóvil Club Argentino (ACA) con el fin de que técnicos de dicha institución realicen un pormenorizado estudio sobre el tránsito de la ciudad y aporten posibles soluciones a una problemática que lo excede.

No es la primera vez que el ACA desembarca en Venado Tuerto para llevar a cabo un trabajo como el indicado. Ya lo hizo en el 1991, durante la intendencia de Ernesto De Mattía, con un fuerte impacto, dado que, entre otras cosas, culminó con la variación del sentido de las mayorías de las calles y con la polémica decisión de sacar casi por completo la semaforización existente. También, hubo fuertes críticas de la oposición por lo oneroso que resultó el trabajo y la implementación de los cambios. En ese momento denunciaron que se gastó más de 250 mil dólares.

Nota en La Ciudad, 15/07/1991. Inauguración del nuevo ordenamiento de las calles, posterior estudio del ACA. Gentileza: Archivo Histórico Venado Tuerto

Lo cierto es aquel estudio provocó una modificación estructural en la dinámica urbana de la ciudad, y hasta hoy el sentido de las calles es casi idéntico al planteado en ese momento. Mientras, la misma administración municipal tuvo que retroceder en parte con el tema semaforización, y volvió a instalar varios.

Más acá en el tiempo, fue el entonces mandatario José Luis Freyre quien recurrió al Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) para encargarle un trabajo similar. La presentación formal del denominado “Diagnóstico y plan estratégico de ordenamiento del tránsito de Venado Tuerto” se hizo el 20 de febrero del 2014. En este caso, “las recomendaciones” no provocaron polémicas, ya que no incluyeron transformaciones de infraestructura urbana. Es más, la entidad, formada por un grupo de empresas aseguradoras de la Argentina, dejó puntos a tener en cuenta para reordenar el tránsito en la ciudad. Así, enfocó en las motos y los controles necesario en pos del cumplimiento de las reglas de tránsito. El respeto por la prioridad de paso y el tránsito de las bicicletas. La necesidad del uso del cinturón de seguridad y el control de la velocidad en las rutas. En este caso, no hubo debate por el gasto que implicó, pues fue Cooperación Seguros quien financió el proyecto.

Presentación de los resultados del estudio del Cesvi en sede municipal

Existieron otros intentos de soluciones mágicas en la historia reciente que fueron de pura prosapia local (sin recomendación de institución foránea), como la decisión en tiempos de Roberto Scott, de colocar una desmedida cantidad de reductores de velocidad o lomos de burros en distintas arterías.

En otro orden, ahora desde el Municipio comenzaron con la construcción y puesta en funcionamiento de ciclovías en calle López y un tramo de San Martín. Por supuesto, dicha implementación provocó distintas críticas de venadenses en redes sociales y en medios de comunicación, resaltando que el tránsito se entorpecerá aún más. El concejal, Darío Jeannot, sin medias tintas, hizo eje en la ciclovía de calle San Martín, y disparó: “Va a ser un quilombo”.

Lo cierto es que a pesar de estos intentos y de otros tomados directamente por distintas administraciones municipales, ninguna logró reordenar el tránsito. Es más, el índice de siniestralidad (principal, síntoma de dicho “desorden”) con idas y vueltas, se mantiene en alza. A lo que hay que agregar la considerable proporción de lesionados graves y de víctimas fatales. Por supuesto, dicha problemática tiene como principal causa el desproporcionado parque automotor que existe, con preponderancia de motos, y una inconducta ciudadana que es por demás de evidente.

El actual gobierno municipal, desde su asunción tuvo ciertos logros, como el de aumentar considerablemente la utilización del casco por parte de los motociclistas, algo que parecía imposible, pocos años atrás. Además, la pandemia provocó una lógica disminución de la siniestralidad.  Pero, luego de aquel obligado impasse, la situación poco a poco volvió a ser preocupante.

Por eso, el tema sigue siendo el verdadero “talón de Aquiles” de las distintas administraciones municipales.

En un año electoral, la inquietud se incrementa. Claro que, por ahora, la principal oposición parece muy lejos de poder aprovechar “electoralmente” el tema. Sobre todo, porque “el pasado los condena”.

Sin embargo, a esta altura, no hay dudas que Venado Tuerto demanda políticas activas estructurales, que escapen al simplismo punitivista (incrementar los operativos de control, no es suficiente). Habrá que esperar para comprobar si esta vez el estudio del ACA sirve para tal fin.

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