En la sesión del jueves último, la Cámara de Senadores de Santa Fe, sancionó la ley autoría del senador Lisandro Enrico, con la cual quedó establecido en todo el territorio santafesino el 15 de octubre de cada año como el “Día del Cooperador Escolar”. En esa fecha de 1816 se constituyó la primera Junta Protectora de la Educación, en la zona rural de Chascomús, donde entonces se consideraba que existía una frontera con los pueblos aborígenes.
El artículo 2 de la ley establece que la provincia de Santa Fe reconoce la labor de los cooperadores escolares como eslabón fundamental en el sostenimiento de la educación y en la interrelación de la escuela y la comunidad. Éste fue uno de los principios que más defendió el senador Enrico.
Para el Senador, se debe resaltar la acción del cooperador como ejemplo de solidaridad ciudadana porque “nos encontramos, sin duda, frente a uno de los puntales de la labor educativa, quienes con su participación, suplen las necesidades básicas que trascienden la mera provisión de elementos escolares, como ser la compra de mobiliario hasta la solución de problemas del tipo edilicios, refacciones y ampliaciones en las escuelas”.
En este sentido, afirmó que “los cooperadores contribuyen con la administración de los recursos oficiales para las partidas de copa de leche y comedor escolar”, pero también “trabajan en conjunto con docentes, alumnos y padres”, especificó.
Partícipes necesarios
Enrico, sostuvo que buscó la sanción de esta ley, porque entiende que el impulso que lleva a los cooperadores a participar en las comunidades educativas, es entre otros, la defensa del derecho de la enseñanza: “Simplemente se trata de homenajear a quienes día a día invierten su tiempo, ganas y dedicación para lograr la escuela que sus hijos necesitan y se merecen. Participan en un lugar democrático donde las diferencias deben acomodarse para lograr acuerdos productivos para el mejoramiento de la institución educativa. En las Asociaciones Cooperadoras no tienen cabida las acciones o esfuerzos individualistas. Su mismo nombre lo indica. Cooperar. Operar en grupo o equipo, mancomunadamente, para poder superar las dificultades y satisfacer las demandas de la institución. Esta conciencia y comportamiento de equipo, es por excelencia productivo y enriquecedor. Es un trabajo donde cada parte funcionando forman un engranaje de ideas, acciones y resultados”, agregó.
Por último, remarcó que “en el contexto de la actual realidad de nuestra educación, leyes de este tipo son esenciales para reformular el rol del Cooperador Escolar, en la dirección de ampliar su actual ámbito de participación para convertirlo en una de sus partes sustanciales del sistema educativo, y de esta forma ejercer un mayor protagonismo en la formación de nuestros hijos. Son generadores no solo del trabajo, sino también de propuestas educativas, planificaciones compartidas y de control del sistema, propendiendo al concepto de escuela abierta, que rescata los aportes creativos de la comunidad. Gracias a su anónima y desinteresada labor, se debe en gran medida el funcionamiento de la escuela pública”, completó el senador Lisandro Enrico.