Mauro CamillatoCampaña política local: la pospolítica llegó a Venado Tuerto

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Por Mauro Camillato

Timbreo, mesitas en las calles céntricas, posteos en las redes sociales y mucho marketing son el denominador común de una campaña local enmarcada en épocas de la pospolitica  (o de la transpolítica). Por supuesto, eso que parecía ser una característica que se daba en las campañas a nivel nacional, llegó …y llegó con todo a nuestra ciudad.

A esta altura vale la pena insistir en aclarar que lo que se vienen son las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se realizarán el próximo 13 de agosto  y que las mismas servirán como ordenadores de las candidaturas para las elecciones legislativas generales del 22 de octubre.

De todos modos el despliegue duranbarbiano que realizan unos y otros demuestra la importancia que le dan a este acontecimiento y también es reflejo de lo que sostuvimos en columna de opinión anterior, algunos están pensando más en el 2019 que en el 2017. Es que (como ya dijeron varios) sin 2017 no hay 2019, y sin agosto tampoco hay octubre.

Campaña con pocas identificaciones

Y vale la pena insistir que lo que se vienen son las PASO, porque si uno visualiza las distintas publicidades de los candidatos es difícil poder discernirlo. Casi ninguno hace referencia a esa instancia y, menos aún, a sus rivales en la internas, a pesar de que la mayoría los tendrán (por lo menos los partidos principales).

Es más, en esta duranbarbarización  de la política que también llegó a Venado Tuerto muy pocos incluyen el sello partidario en sus publicaciones. Sólo Cambiemos (en sus tres listas, aunque no aluden a la pertenencia PRO, sostienen su estética y colores) y la nómina encabezada por Leo Calaianov lo hacen. En ese sentido, llama la atención que el oficialismo apenas incluya el logo partidario del Frente Justicialista, en un tercer plano, casi imperceptible. Tampoco sorprende en el enriquismo, que desde hace tiempo hace un culto de su desmarque de cualquier pertenencia, ya no sólo del Frente Progresista, ahora  también del radicalismo. De hecho el enriquismo parece llamarse Venado Te Quiero.

Timbreos y algo más

Mientras tanto, tiene razón el intendente José Luis Freyre, que un par de  semanas atrás alertó sobre la falta de propuestas de esta campaña. Claro que quizás el saco le corresponda ponérselo primero a él y a los suyos, ya que el folleto que reparte el oficialismo casa por casa no tiene una sola propuesta, sólo casi-intimistas relatos en primera persona del intendente y sus candidatos-funcionarios. Recurso que, hay que decirlo, parece que la mayoría de sus rivales copiaron, ya que la narrativa biográfica se repite hasta el hartazgo en todos los folletos (la falta de originalidad no parece ser una preocupación de tanta campaña dispuesta a estar a tono con las, supuestas, últimas tendencias -ver debajo sobre el tema-).

Lo que sí impera en esta duranbarbinización de la política (que no es otra cosa que la degradación de la política en marketing de producto) es el timbreo. Una supuesta novedad impuesta por el macrismo a nivel nacional y que parece que todos, más allá de las críticas al marketing del gobierno nacional, imitan (para ser justos el enriquismo lo utiliza desde hace tiempo por estos lares).

El nuevo logo de la Municipalidad en la página web oficial, ya sin el Tuerto.
El nuevo logo de la Municipalidad en la página web oficial, ya sin el Tuerto.

A esta altura, vale la pena alertar que la innovación marketinera aparentemente inventada por el “genio” ecuatoriano dista de ser nueva, es un recurso bastante viejo y se remonta a la época en la que la política todavía concernía a identidades partidarias y alternativas programáticas.  De hecho, la dupla Paul Lazarsfeld y Robert Merton (dos de los teóricos iniciadores de las denominadas teorías de la comunicación desde los EE.UU) lo decían ya en la década del 40 en sus reconocidos  textos recopilados en “Comunicación de masas, gusto popular y acción social organizada”. En un momento en donde el mundo académico todavía se sorprendía por el poder de los ya consolidados medios de comunicación,  recomendaban la utilización no sólo de la propaganda a través de los medios masivos, si no también del contacto cara a cara como asegurador del éxito. Es más, en un texto algo posterior titulado “El pueblo elige”, escrito por el propio Lazarsfeld en colaboración con Bemald Berelson y Hazle Gaudet, en el que dan cuenta de una investigación que estudió el comportamiento de los electores en la campaña presidencial Norteamérica en el condado de Erie, Ohio, determinaban que “los contactos personales directos fueron los estímulos más importantes en los cambios de opinión”, más aún que los supuestamente todo poderosos darios, radio y televisión.

De todos modos,  hay algo nuevo del timbreo macrista, su exhibicionismo y virilización del momento con la foto o el video  posteada en las redes sociales.

Venado sin Tuerto

La leyenda sobre el origen del particular nombre de nuestra ciudad  hace referencia a un venado de las pampas que, herido por los indios, buscaba refugio en el fortín local y anunciaba la llegada del malón. En tanto, otra cuenta que por acá existía una  laguna que denominaban del Tuerto Venado e indica que en sus cercanías vivía un hombre solitario y tuerto y al que no se le conocía mujer, que en el habla criolla recibía la denominación de venado.

Lo cierto es que la imposición del marketing  parece negar nuestras  leyendas (y en todo caso nuestro mito de origen) casi todo los candidatos decidieron abreviarle el nombre a nuestra ciudad, evitando asociar a sus candidatos al poco atractivo “Tuerto”.

De hecho, no solo sucede en las campañas, y es más llamativo que desde el propio gobierno se hayan decidido renegar de esa parte de la designación oficial y, ya con el nuevo logo estrenado hace muy poco el Estado Municipal (o sea todos nosotros) nos debemos identificar con el nombre del Municipio de Venado, sin más. No más Tuerto. También, claro, en algo en lo que parece asemejarse la Municipalidad al gobierno PRO de CABA -primer gran laboratorio de Durán Barba- ahora la gestión municipal puede identifricarse sin más con los candidatos oficialistas a través de un del nombre acortado. Huelga decirlo, la abreviación fue una recomendación de los asesores porteños que nosotros denominamos en una nota de opinión publicada en noviembre del año pasado como los  “duranbarbas” de Freyre.

Decíamos antes,  la  “pospolítica” es una “política” que afirma dejar atrás los viejos paradigmas ideológicos y por ende reniega de las propuestas y hasta de las identificaciones, ya no solo de los partidos políticos, sino también hasta del propio nombre de nuestra ciudad.

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