Aunque ya hace mucho que se fue, Roberto Corvatta siempre mantuvo un ojo mirando hacia Venado. Actor, productor y director, supo incursionar en el teatro, el cine, la televisión y la publicidad. Hay un largo camino de más de 40 años vinculado al arte, con formación clásica en el Conservatorio de Arte Dramático y con grandes maestros como David Amitin, Julio Chávez y Norman Brisky. Involucrado en varios proyectos en simultáneo, las últimas semanas lo mostraron seguido en su ciudad natal, aunque no se lo vio mucho: estuvo abocado casi todo el tiempo a extensas jornadas de ensayos en el teatro Ideal, preparando la obra “Perfume de campeones” que lo tiene como director.
Por estos pagos, Corvatta siempre fue “El Nene”, apodo que viene de la casa: “Cuando era chico mi vieja me decía ‘Neneee vení para acá’. Todos lo escuchaban y al final me quedó Nene”, cuenta. En cambio, en Buenos Aires le decían Flaco, hasta que muchos se empezaron a enterar del bautismo que ya traía y también pasó a ser Nene por allá.
Experiencia iniciática en Venado Tuerto.
Antes de emigrar a Buenos Aires, en 1982, Corvatta había participado en Venado Tuerto del grupo Atelana, donde fue uno de los protagonistas de “Sábado de vino y gloria”. Al año de llegar a la capital conoció al autor de la obra, le contó que estaban armando la puesta y lo convocó a actuar en el mismo papel, ahora bajo la dirección del reconocido Carlos Evaristo, con Roxana Radón como una de las actrices (la madre de Leo y Pablo Sbaraglia, a los que conoce desde chicos).
Rápidamente se metió en la escena teatral, actuó en un montón de obras del off y también en el Cervantes con dirección de Inda Ledesma y con compañeros reconocidos como Carlos Portaluppi y Alejandro Awada.
También llegó el tiempo de ingresar a la televisión. Actuó con Guillermo Francella en ‘Un hermano es un hermano’, con Ricardo Darín hizo bolos en una novela, con Antonio Gasalla, con Osvaldo Laport en el clásico Más allá del horizonte.
Corvatta y Darín, en “Mi cuñado”.
Sin embargo, terminó encontrando un lugar importante en el mundo de la publicidad, interviniendo en algunas producciones muy recordadas, como las cinco diferentes que protagonizó para el producto Bayaspirina C, donde renegaba invariablemente con un perro que siempre lo exponía al resfrío.
Mientras actuaba, el Nene conservaba su trabajo por afuera del mundo artístico, primero en un banco, después en un hotel… pero “en un momento tuve que tomar una decisión porque los horarios no eran compatibles”, y ayudó que la profesión le empezó a dar buenos dividendos económicos, especialmente en el mundo de la publicidad, con algunos de sus trabajos que se vendieron a toda Europa del este y Latinoamérica.
Detrás de escena
Mientras actuaba, el Nene siempre se fijaba mucho en lo que pasaba atrás de escena: “Me interesaba el conjunto de lo que pasa en torno a un hecho artístico, entonces empecé a hacer cursos y carreras alternativas sobre producción y escritura, y así empecé a hacer mis propios guiones”, relata.
Fue así que estuvo cinco fructíferos años al frente de la producción y la dirección de un programa de cocina que conducía el reconocido chef Ramiro Rodríguez Pardo.
Esa experiencia fue la que le abrió las puertas al cine: “Hasta ese momento había hecho algún bolo como actor, pero muy poco… En realidad me anotaba para ver qué pasaba atrás de escena, y aprendí mucho haciendo la publicidad de Bayaspirina, porque me tocó como director Martín Lobo, dueño de la productora Cine Tauro, que en los 90’s hizo los mejores cortos publicitarios. Nos hicimos medio amigotes y aprendí mucho de él”.
Entonces empezó a entrar en el circuito de la producción, ingresó a trabajar en Betaplus, donde permaneció 11 años. Desde ese lugar fue productor ejecutivo del largometraje “Ernesto Sábato, mi padre”, de Mario Sábato, quien “recientemente falleció y para mí fue como un hermano”. También produjo los documentales “Fiesta nacional del Gaucho”, “Piedrabuena” e “Il nostro Papa”, en coproducción con la RAI.
El Nene actuando en el San Martín.
También dirigió televisión, con una comedia de adolescentes llamada Señales, que se emitió por la TV Pública durante seis meses: “Fue una experiencia muy importante y matadora, que implica irte de tu casa a las 6 de la mañana y volver a las 9 de la noche destruido, y al día siguiente igual. Es un ambiente muy difícil”, admite.
Encuentro de campeones
Con experiencia y rodaje, en un momento el Nene sintió la necesidad de llevar sus propios proyectos adelante. Así empezó a dirigir cine: hizo “Tomatito y los angelitos negros”, “Sueño en el agua”, “Un dorado brillante” y “El hombre de la laguna”. “En todos estos proyectos trabajé con gente de Venado, y ahora estoy terminando de filmar ‘Por qué tanto’ en Buenos Aires, que estará terminada el año que viene. Y sigo trabajando con ‘El rock del pozo’, con la historia del rock de Venado Tuerto”.
Con Francella, en “Un hermano es un hermano”
Aunque no le faltaban ocupaciones, Corvatta se embarcó en un proyecto que le genera gran entusiasmo: la obra teatral Perfume de campeones, con Ñoti Martínez, Oscar Barotto, Tato Zattara, Andrés Pieli, Agustín Di Mella y Verónica Pipelo. El estreno se acerca: será el 1° de noviembre y luego habrá funciones los días 3, 4, 5, 10 y 11 del mismo mes en el Teatro Ideal.
“Un día me lo encuentro a Paul Citraro, con quien hace tiempo que venimos charlando y pensando proyectos, y me dice que tiene una obra para mostrarme. La leí, le dije que habría que hacer una adaptación y algunos cambios, nos pusimos a laburar unos tres meses y ya tuvimos algo listo para que pudiera hacer la convocatoria. Y me encantó saber quiénes eran los protagonistas, es como una especie de cuenta pendiente trabajar con todos ellos, porque en Venado prácticamente no trabajé con nadie, salvo en el cine con algunos actores de acá como el Colo Pieli, Karen Vigetti, Pablo Clérici, Andrea Barreto y Gretel Folmer”, repasa el director.
A pesar de su extenso recorrido en las tablas (también escribió y dirigió las obras “Sueño de conquista”, “The human sacrifice” y “Hermanos asesinos”), a Corvatta se lo vincula en la ciudad con el cine, por eso también “estaba pendiente la posibilidad de hacer algo en teatro, y la idea que compartimos con Paul fue hacer una obra con una dinámica más propia de Buenos Aires, profesional entre comillas, porque todos los actores de acá son profesionales; pero quería que los ensayos sean muy intensos, yendo directo a los bifes”, dice.
Por eso, cuando viene a Venado se internan todos en jornadas de ocho horas de ensayo, valorando que “la dinámica del grupo está increíble y estoy recontra contento con eso. Me vengo cuatro días a Venado y lo único que hago es ir al teatro a ensayar”. Y comer asados, claro: “Eso es algo que extraño de acá, los asados con amigos y que todo está cerca”, afirma.
Un revoltoso en la ciudad
Perfume de campeones cuenta con una producción ambiciosa para lo que acostumbra la ciudad. Ya hay merchandising, se está preparando un comic con los personajes y el proceso creativo, se proyecta una muestra de fotos… Y todo lo que pueda surgir de la cabeza de Paul Citraro, que es infinito.
Ensayos de Perfume de campeones.
“Los personajes son hermosos, tipos que están de vuelta, y también identifica a mi generación. Todos estamos grandes y tenemos ganas de divertirnos, y me seduce que hay mucha cuestión de vida, porque habla de todo lo que se hace para no quedar en el olvido. Uno es grande, pero ha sido alguien: es una pulseada contra el olvido y el tiempo. Y todo eso, que es un tema importante, acá está en forma muy graciosa y divertida”, adelanta Corvatta sobre la obra.
El arranque no fue tan sencillo, aseguran –aunque quizás nadie lo diga abiertamente- que había una duda que se descomprimió cuando todos sintieron que el Nene tenía las herramientas y la ductilidad para dirigir “un partido de fútbol con un equipo intergaláctico”.
Foto: Gabriel Carlini.
El propio Nene entiende que es un proceso lógico: “Cinco tipos que son actores, directores e hicieron sus propios espacios, de repente llega uno de afuera y la primera reacción lógica es decir ‘¿y este pelotudo quién es?’, pero cuando se dan cuenta que uno habla el mismo idioma y no viene a vender pescado podrido, la cosa cambia”.
Del mismo modo, destaca que “yo me encontré con el profesionalismo de ellos ante una propuesta de una forma de trabajo muy exigente. Y todos son profesionales, porque aman la profesión”.
Foto: Gabriel Carlini.
Aunque un día se fue, como Pichuco, Corvatta siempre está llegando a Venado. Y ahora con un doble entusiasmo: “Está bueno hacer lo que uno fue a aprender a otro lado, donde supuestamente estaban los maestros, y además a mí me interesa patear el avispero y decir que se pueden hacer las cosas. Más que revolucionario, yo soy un revoltoso, vengo a romper las bolas, a divertirme, pasarla bien y laburar fuerte”. El perfume de campeones, ya se percibe que huele bien.