PolíticaMacri logró imponer la campaña-pelotero y enfrió las elecciones porteñas

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La oposición terminó contagiada por el infantilismo de las campañas del PRO. Hubo mucha búsqueda de impacto mediático ligero y poca discusión de fondo, en una moda que acaso fue funcional al jefe de Gobierno. Quizás nadie recuerde a la campaña por las elecciones porteñas del próximo 10 de julio como una dura batalla entre candidatos, del mismo modo que difícilmente un jefe de campaña quiera copiar en el futuro alguno de los improvisados modelos de exposición que encarnaron los postulantes en esta ocasión.

Las fuerzas de la oposición se encerraron en la lógica de Mauricio Macri y terminaron copiando su estilo: todos acudieron a discursos coloridos de poco contenido, pequeñas apariciones alejadas de las concentraciones populares y un mensaje con cierto grado de banalidad.

En diálogo con La Política Online, el analista político Carlos Fara, señaló que los candidatos de las elecciones porteñas “trataron de buscar el efecto mediático, un efecto de cortísimo plazo que no tiene ningún sentido”.

El analista indicó que “el que va primero, que está en el gobierno, quiere enfriar la campaña” y comparó esa situación con la campaña de 2007, cuando quien estaba en el gobierno (Jorge Telerman), salió tercero. El propio Macri admitió hoy que esta campaña tuvo “menos tensión” que las anteriores.

Telerman y Kravetz junto a los fakes

Fara sostuvo que la actual campaña “fue de menor intensidad que la de 2007” y explicó que eso se debe a dos razones. Por un lado, la época del año influyó negativamente, puesto que además de tratarse de invierno, la Copa América y la cercanía del receso invernal desviaron la atención del momento preelectoral.

Y por otro lado, están las razones políticas: “hubo mucha menos campaña publicitaría, empezando por la vía pública, quizás por la falta de recursos, que se sumó a la superposición de las candidaturas nacionales, que le dejaron poco espacio” al tema porteño.

Falta de ideas

Más allá de estas circunstancias en cierto modo ajenas a los candidatos, se pudo ver en los últimos meses, que los mismos postulantes fueron incapaces de esquivar el chiste fácil, que terminó reemplazando a las propuestas reales.

“No hubo ideas que hayan llamado la atención de la opinión pública”, señaló Fara a este medio y admitido que “no hubo nada desde el inicio de la campaña que nos hiciera cambiar la opinión de cómo puede terminar esto el 10 de julio, es decir, con un triunfo de Macri sobre Filmus por una diferencia cercana a los 10 puntos”.

El analista indicó que “no podría encontrar en la campaña de Filmus y Pino un elemento muy destacado más allá de una crítica puntual a la gestión de Macri” y agregó que “no hubo ninguna cosa escandalosa, ni siquiera el allanamiento de las oficinas de la candidata a vicejefa de Macri” logró prender en el electorado.

El jefe de gobierno ahora es señalado por cierta ingenuidad, casi como de un chico jugando a la política, a diferencia de 2003 y 2007, cuando en su avance en la política Macri era visto como un hombre oscuro, asociado a los negocios de su padre y al supuesto contrabando de autopartes. Un rotundo éxito de Jaime Durán Barba.

“Todos dijeron que iban a construir subtes, más o menos kilómetros, pero nada más”, señaló Fara, en relación a la falta de un argumento implacable de la oposición para desbancar a Macri.

El resultado se traduce en las encuestas que, puntos más, puntos menos, lo dan a Macri como el inevitable ganador de la primera vuelta del domingo.

La banalización

Cerruti junto a Sabbatella cocinando un guiso “Faltó un Luna Park”, resumieron desde el búnker kirchnerista. No sólo en el peronismo se sintió la falta de un plato fuerte durante la campaña, que terminó diluyéndose en acciones aisladas, no muy distintas al salto de baches que patentó Macri en la campaña de 2007.

En esta oportunidad, los nuevos colores del PRO y sus slogans “Vos sos bienvenido” o “Venimos bien” fueron inmediatamente criticados por varios sectores de la oposición.

Pero lo cierto es que ninguna fuerza pudo sorprender y centró sus propuestas en críticas hacia la gestión de Macri, lo que es advertido por Fara como un punto débil: “hay que ser cuidadoso porque a la gente le molesta que la campaña se base únicamente en la crítica”, afirmó.

Los candidatos hicieron algunas movidas grotescas en su intento por captar la atención de un votante particularmente apático en esta elección.

Es así que pudo verse en Plaza de Mayo a Jorge Telerman jugando al fútbol con Diego Kravetz y un grupo de personas con caretas de los ministros Nilda Garré y Guillermo Montenegro y los jefes de gabinete Aníbal Fernández y Horacio Rodríguez Larreta. Toda una movida cuyo fin fue decir que entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad se pasan la pelota con el tema de la seguridad.

Los mismos candidatos organizaron para esta noche un evento titulado “cerveza para todos" en un bar de Recoleta, ridiculizando la fórmula utilizada por el Gobierno nacional para denominar sus planes.

Del mismo modo, la candidata a legisladora de Nuevo Encuentro Gabriela Cerruti organizó sendos encuentros con guiso de lentejas, medialunas y pizza mediante para aquellos que, como contraseña, sostuvieran el tópico de Twitter #quehiceyoparamereceralPRO. La candidata de la Coalición, María Eugenia Estenssoro/Los afiches de Filmus-Tomada-Cabandié, cargados de dibujitos, no escaparon a esa lógica. Y también se lo vio durante toda su campaña a Javier Castriilli sacando tarjetas rojas a mansalva y a Juan Cabandié chicaneando a promotoras del PRO.

Pino Solanas, que hoy señaló que el votante de la Ciudad es frío y reticente a las grandes concentraciones, llevó un bozal a un programa de televisión para amortiguar las “mordidas” de Macri. Y la candidata de la Coalición Cívica, María Eugenia Estenssoro, ironizó con un rasgo físico propio como sus pobladas cejas para conseguir un slogan, algo similar a lo que hizo Telerman en 2007, cuando apeló a su pelada.

La falta de una discusión sobre los temas centrales de la Ciudad fue tan evidente, que la principal polémica giro en torno a la realización o no de un debate de los candidatos -tema de microclima política y bastante lejano de las preocupaciones de los porteños-.

Falta de entusiasmo y de ideas, que acaso se refleja en los teléfonos apagados de los últimos días de la campaña, aún antes de la veda electoral que comenzará mañana, que indican que en uno y otro lado ya no quieren hablar, quieren que el domingo llegue de una vez.

Fuente: lapoliticaonline

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