El equipo nacional, conformado por mayoría de jugadores que no suelen estar en las convocatorias de Batista, cayó por paliza 4-1. El gol argentino fue obra de Boselli luego de un bochornoso penal que sancionó el árbitro en el octavo minuto de descuento.
El seleccionado argentino B, fue un desastre esta tarde ante Nigeria, en Abuja. Exhibió una pésima imagen, perdió por 4-1 y pudo recibir hasta dos o tres goles más si no fuera por la gran actuación de su arquero.
Pese a la diferencia en el resultado, la Selección no tuvo un mal arranque, el trámite era equilibrado. Diego Perotti y "Tino" Costa aparecían como los hombres más destacados del equipo en la mitad y había marcada supremacía en la tenencia del balón. Pero todo duró un suspiro porque a los 10 diez minutos, el local de puso en ventaja: Insúa perdió su marca por la izquierda, Uche capturó el centro en el área y sacó un remate que se desvió en Garay y viajó a la red por sobre la cabeza de un desconcertado Gabbarini.
La desventaja desacomodó a Argentina. ¿Acaso cuánto se puede esperar de un plantel con un puñado de días de entrenamiento y que nunca antes jugó junto? Y lo que siguió fue un suplicio porque se careció de contención en la mitad y la defensa fue un flan. Nigeria generó dos chances para volver a desnivelar, pero apareció Gabbarini. Sin embargo, el arquero del Rojo nada pudo hacer ante el penal de Musa, por una inexistente falta de Fazio sobre Anichebe.
Todo parecía indicar que la Selección se iría dos goles abajo al descanso, pero un contragolpe fulminante estiró todavía más la cuenta y le puso a la derrota parcial el calificativo de papelón. Taiwo escapó a pura velocidad por la izquierda del ataque y puso un centro preciso para el cabezazo goleador de Uche.
El complemento siguió con Argentina perdida, sin fútbol y sin respuestas anímicas, quizás también motivadas en todos estos jugadores –con excepción de Zabaleta y Garay- se enteraron ayer que no tienen ninguna chance de estar en la próxima Copa América.
El cuarto llegó a los seis minutos, tras otro contragolpe a pura velocidad de los locales, que terminó con una exquisita definición de Emenike por sobre la cabeza del arquero arquero. Luego, la supremacía de los africanos no menguó y si no fuera por Gabbarini el resultado hubiese sido todavía más bochornoso.
Sobre el final siguieron los papelones. El árbitro Ibrahim Chaibou adicionó increíblemente cinco minutos (no daba para más de tres), hizo jugar ocho y sancionó un insólito penal en favor de Argentina que Boselli cambió por gol. El juez habrá ganado una apuesta -seguramente será investigado- y Argentina, en cambio, con su actuación perdió prestigio.