Mauro CamillatoOpinión: la luz más cara y la queja como patología municipal

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Por Mauro Camillato

La confirmación de un viejo mito venadense sobre el valor de la tarifa eléctrica y las nuevas quejas emanadas desde el Municipio fueron las dos noticias más destacadas de la semana que pasó.

Así un simple estudio realizado por el contador público local, José Toledo, culminó con la duda que arrastramos desde hace por lo menos un par de décadas y que nadie parecía dispuesto a dilucidar.  A la vez el anuncio que el  ministro de Gobierno provincial, Pablo Farias le hizo en reunión mantenida en Santa Fe al intendente, José Luis Freyre, sobre los recortes que se vienen a nivel nacional y que van a terminar repercutiendo por efecto cascada hacia Venado Tuerto, fue suficiente excusa para que él último culminará realizando una catarata (alguna de ellas de vieja data) de reclamos hacía la Casa Gris y en menor medida a la Nación. Encima, al otro día se repitió la “queja”, ahora de la mano del subsecretario de Educación y Cultura, Sebastián Roma, y la presidente de la Asociación de Colectividades de Venado Tuerto, Liliana Saar, posterior a informar que en el presente año se suspende la Fiesta de las Colectividades. “La culpa es del Otro“, parece ser el principal argumento esgrimido.

Fin del mito

La calle más larga, el río más ancho / Las minas más lindas del mundo / El dulce de leche, el gran colectivo / Alpargatas, soda y alfajores / Las huellas digitales, los dibujos animados / Las jeringas descartables, la birome/ La transfusión sanguínea, el 6 a 0 a Perú y muchas otras cosas más” dice la primera estrofa del tema la Argentinidad al palo de Bersuit Vergarabat. Dicha canción hace alusión a  diversos símbolos, contradicciones y mitos argentinos. Si quisiéramos emular la letra de Bersuit en una versión venadense seguramente la mayoría de los habitantes incluirían: “la luz más cara del país”.

Pero hasta ayer dicha sentencia parecía ser simplemente un mito que nadie culminaba (¿se animaba?) de confirmar. De hecho la mayoría de los concejales que expusieron en la audiencia pública desarrollada el último 10 de julio en el Teatro Ideal, criticaron la disertación del gerente de la Cooperativa Eléctrica (CEVT) Alberto Corradini por su falta de precisión sobre la composición del Valor Agregado de Distribución (VAD). Pero ninguno pudo demostrar con datos que el valor de la tarifa eléctrica local cumplía el mito de ser la más cara. Cuanto menos llama la atención que después de por lo menos un par de décadas de discusión del tema, ninguno de nuestros representantes haya podido dilucidar la cuestión del valor y solo lograran basarse en el parecer no constatado. Fue un profesional local, por su cuenta, quien logró comprobarlo por intermedio de un simple estudio .

Cabe destacar que el VAD es el único componente de la tarifa que es potestad absoluta de la CEVT, los otros dos son el precio mayorista y transporte, que ya vienen determinados por quienes proveen a la cooperativa.

Venado Tuerto tiene el costo de la energía eléctrica más caro del país, la causa de esto es el costo de distribución o VAD que tiene nuestra cooperativa (es un 200,88 % superior al promedio del país, sostiene en otro párrafo); este costo está compuesto fundamentalmente por los gastos internos que posee la misma para poder darnos la energía”, dice Toledo en su informe. ¿Ahora la pregunta a contestar es por qué el costo de la CEVT es más caro que la media nacional? Al respecto, el profesional venadense agrega perspicazmente: “Tendríamos que abocarnos a estudiar cómo están compuestos los costos del VAD, tarea sencilla de hacer analizando un balance de la Cooperativa o solicitando, como socios que somos en esta empresa, un informe a la gerencia administrativa de la misma”.

Cómo sea, en los próximos días dos representantes del Ejecutivo y dos del Concejo tendrán que elevar el informe final sobre la audiencia pública para que posteriormente se culmine convalidando el aumento eléctrico paralizado por decisión judicial.

Y esto es así porque poco importa que tengamos la luz más cara del país, la CEVT puede hacer lo que quiere (entre otras cosas manejar la tarifa a su antojo) por una complicidad de la clase política local que viene de arrastre desde 1983 (luego “confirmada” y extendida por 18 años más en el 99) cuando se decidió volver otorgarle la concesión con un precario contrato.

La queja

El último miércoles por la mañana el intendente, José Luis Freyre, brindó una conferencia de prensa para expresar lo sucedido en la reunión que había mantenido en Santa Fe con el ministro de Gobierno provincial, Pablo Farías. En ese contexto luego de contar que Farías le alertó que se viene un panorama complicado por los lineamientos fiscales que se plantea el gobierno nacional por el acuerdo con el FMI y que significará una reducción de la coparticipación para las provincias y por ende en efecto cascada a los Municipios, largó con una serie de quejas lanzadas principalmente hacía el gobierno encabezado por Miguel Lifschitz,

Quejas” que no son nuevas, siendo que muchas de ellas son por demás de valederas, pero llama la atención la oportuna repetición de las mismas como un recurso constante y que en los últimos días se volvieron casi una patología. Y no es solo Freyre el que recurre a este recurso sino que lo hacen todos los funcionarios municipales en la mayoría de sus declaraciones públicas, por lo cual parece ser una estrategia previamente consensuada.

De hecho, también lo hicieron el último viernes  el subsecretario de Educación y Cultura, Sebastián Roma, y la presidente de la Asociación de Colectividades de Venado Tuerto, Liliana Saar, cuando manifestaron las razones de la suspensión de la  16 ª Fiesta de Colectividades. “(..) El único aporte que tenemos es del Municipio, porque ni Nación ni Provincia colaboraron nunca con nada”, sostuvieron entre otras cosas en dicha ocasión. Es decir “la culpa es del Otro”, pero esa aseveración (reitero, más allá de un reclamo que en algunos casos es justo) también podría interpretarse como la incapacidad del Municipio por organizar un evento de esta característica sin la ayuda de la provincia o la Nación.

Las quejas se vuelve una patología  cuando se transforman en un hábito y se concentran en lo negativo del Otro (la culpa siempre es del Otro), pero además le quita el valor a la propia responsabilidad en dicho asunto. Parece evitar culpas pero en realidad transmite amargura, parálisis, pesimismo e inconformidad continua.Todos valores que un gobierno debería evitar si pretende tener un futuro, sobre todo cuando se acercan tiempo electorales.

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