La protesta mundial de los indignados en más de novecientas cincuenta ciudades se desarrolló con incidentes en Roma y Berlín.
En la capital italiana se produjeron destrozos en autos y fachadas de bancos por parte de varios encapuchados (los clásicos inflitrados en una manifestación popular pacífica que protesta en un contexto político represivo, que dan a la policía la coartada para reprimir, como se ha visto en la primavera árabe, en la mismísima New York y hasta en las marchas estudiantiles de Chile). Los agresores fueron repelidos a botellazos por los mismos manifestantes.
Los encapuchados incendiaron al menos tres automóviles y un cajero automático, además de producir destrozos en un café.
En Alemania, en tanto, se dieron actos similares, aunque de menor magnitud./ Con el lema “Unidos por un Cambio Global”, los indignados exhortan a que “personas de todo el mundo" tomen "las calles y las plazas”.