A continuación, la nota tributo despedida que Rock Venado le escribió a un espacio de cultura, arte y diversión que se despide, pero para volver.
En lo que prometen será solo un “hasta pronto”, el fin de semana que pasó se despidió La Casona y lo hizo a lo grande. Fueron dos noches repletas de público, con clima de fiesta y música de gran nivel. Quedó un sabor agridulce en todos los presentes, porque el espacio supo ganarse muy rápido su propio lugar en la noche venadense, abriéndole las puertas a todos los géneros artísticos, entre los cuales el rock siempre tuvo una participación preponderante.
El cierre de La Casona (por decisión del propietario del inmueble que no quiso renovar el alquiler, con algún conflicto con vecinos como trasfondo) se da en un momento complicado, donde en apenas un mes se produce el ocaso de tres espacios emblemáticos para el rock local (Natural Roots antes, Espacio Ubú ahora), dejando una sensación de vacío, que seguramente será ocupada más temprano que tarde, pero mientras tanto desconcierta.
La cuestión es que sabiendo de antemano que el final llegaba en enero, los responsables de La Casona armaron un fin de semana cargado de música y emociones. Todo comenzó el viernes con otra fiesta con el sello de La Sasasa, que metió más de 300 personas y generó todo aquello que ya acostumbra: baile y alegría, lo cual no es poco.
Esta vez con el Cari (cantante por excelencia de la orquesta) ausente por vacaciones, Walter García asumió el rol de reemplazante y cumplió, transmitiendo mucho agite desde el escenario. Bien por La Sasasa, cuyas últimas presentaciones dejaron en evidencia que está en pleno idilio con su público, algo que no se regala sino que se obtiene con seriedad y laburo.
Y siguió
Parecía difícil repetir semejante fiesta para la noche del sábado, la despedida definitiva de La Casona en la ídem de calle Moreno; sin embargo ahí estuvieron los Benihana y Los Wolfmen para desmentirlo.
Otra vez el patio casonero desbordó de público y el trío dos tercios venadense de punk rock volvió a sonar en gran forma, con velocidad y potencia, pero sin perder la melodía. Benihana sacó un gran disco en 2014 y lo está defendiendo con todos los honores en cada escenario al que suben. Bien por ellos.
El final tenía baile y rock, porque desde Rosario hicieron su aporte Los Wolfmen, banda de rockabilly que se presenta con una estética cuidada, extrema prolijidad para tocar y mucho respeto por el género. El cuarteto rosarino terminó desatando un lindo baile, atendiendo el reclamo de ‘una más’ de parte del público.
Se desenchufaron los instrumentos, pero la noche siguió en La Casona, aunque el reloj andaba pisando a las 5. Ya lo mejor estaba hecho, y fueron los meses de vida de La Casona, que seguramente, como ellos mismos dicen, volverán más temprano que tarde.
Fuente: Rock Venado (rockvenado.com.ar)