Mauro CamillatoOpinión: El triunfo de Macri, la derrota de Rostom. Las formas y el aparato peronista como factores a tener en cuenta

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Por Mauro Camillato

En las elecciones Primarias venadenses, un partido vecinalista aliado con el macrismo le dio una verdadera paliza al Frente para la Victoria (léase variante actual del PJ), pero luego los errores propios del primero (principalmente de su candidata, Liliana Rostom) permitieron que el oficialismo local pueda revertir el resultado en las generales.

En las generales nacionales el Frente para la Victoria se impuso por muy poco a la coalición Cambiemos formado por el partido vecinalista-PRO aliado con la UCR (léase este último como el centenario partido convertido en espacio para recolectar puestitos en cualquier gobierno sin importar la ideología) pero el segundo logró dar vuelta el resultado en el balotaje.

Dos caras de una misma moneda y que demuestran cómo un partido vecinal conservador culminó imponiéndose contra la colosal estructura del PJ.

Aparato si, aparato no

Esta vez el aparato a nivel nacional parece que no alcanzó, (aunque algún amigo peronistas me dijo al pasar que en esta oportunidad el aparato no jugó todo lo que tenía que jugar) y culminaron perdiendo contra un partido nuevo, vecinalista, que ellos mismos habían elegido como enemigo, Es que fue el propio kirchnerismo (fíjese, querido lector, que cambié adrede peronismo o PJ por kirchnerismo) quien decidió que el macrismo tenía que ser el “enemigo”, de igual forma que alguna vez eligieron al “campo” como el sector con quien confrontar. Siguiendo los consejos de Ernesto Laclau, el PRO les parecía el contrincante perfecto, era el “otro malo” ideal, un novel partido sin estructuras creado a los apurones por un “hijo de papá” sin demasiadas luces, conservador hasta la médula, a quien se lo podía correr fácilmente por izquierda. Solo los porteños podían elegir “eso”, de hecho quisieron hacer pie en diferentes provincias y no pudieron, era impensado que un espacio casi vecinalista pudieran vencer “el aparato”.

Pero desde el FPV cometieron varios errores casi infantiles, como insistir con la candidatura de Aníbal “La Morsa” Fernández en provincia de Buenos Aires, (¿cómo alguien le iba a ganar a los varones del conurbano y su fenomenal aparato?) y el votante le puso límites.

Además se olvidaron de otro de los principales atributos de esta fenomenal máquina del poder que es el  peronismo, esto es: su naturalidad para cambiar el discurso y adaptarse a los tiempos con el solo fin de mantenerse en el trono. Los ejemplos sobran al respecto, pero hasta un  mismo dirigente (un caso claro es el de los propios Néstor y Cristina) puede mutar sus ideales de un momento para el otro. Esta vez parecía que habían encontrado el candidato ideal, o un ex menemista, ex duhaldista, y quizá hasta un ex kichnerista, pero en el fragor de la campaña cometió  (¿o se lo hicieron cometer?) el peor de los errores: se disfrazó de defensor del modelo y extremó su discurso. Justo lo que la “gente” no esperaba de él, ya que hasta ese momento lo veían como un moderado, un dialoguista y hasta como un conciliador.

De este modo se puede decir, que los errores propios más que los aciertos del macrismo terminaron provocando la derrota final. Y ni siquiera el “aparato” los salvó.

Por acá la cosa fue al revés, Liliana Rostom y su partido vecinal sorprendieron en las Primarias y vencieron a José Luis Freyre y todo su “aparato” (perdón por la repetición, es la ubicuidad del fenómeno la que obliga). Pero cuando todos esperaran que con solo hacer la plancha (más o menos lo mismo que hizo Macri luego de la elecciones de octubre) ganarían la intendencia, Rostom salió a denunciar a su propio primer candidato a concejal, Carlos Aldasoro. Sobreestimó la trascendencia que había tomado la presunta jubilación trucha de éste, le pidió la renuncia y encima lo trató de corrupto y delincuente.

De todos modos no fue la denuncia de Rostom la que espantó a parte del electorado, si no las formas. Esas mismas formas que la gente no le perdonó a Scioli. Es la diferencia de los personalismos con recursos y experiencia y sin recursos y poca experiencia: Macri dirige su propio partido de manera firme, pero es un obsesivo escucha de sus asesores. Rostom en cambio no escuchó a nadie para tratar un tema que cualquier manual de marketing político decía que debía ser minimizado en lugar de transformado, por la propia boca, en “El” tema de campaña.

Por supuesto, en Venado Tuerto el “aparato” peronista salió además con todo a la cancha, pero contó con la ayuda invalorable se su contrincante. Por eso, y solo por eso culminó reteniendo la intendencia por poco.  De todos modos, el triunfo fue pírrico porque quedaron muchas heridas sin cicatrizar y finalmente los resultados de las elecciones nacionales, en las que el macrismo casi duplicó en votos al Frente para la Victoria en nuestra ciudad, demostraron que por aquí no fueron los meritos propios lo que le permitieron a Freyre dar vuelta lo sucedido en las Primarias sino fueron los errores ajenos.

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