La Artista Plástica Marta Ines Etcheverry, expone por primera vez en Venado Tuerto, la muestra Itinerante, que ya se viera en Extensión Legislativa de Córdoba, Centro Cultural Pipach Villa Gesell y en la Delegación de la Provincia de Santa Fe en Buenos Aires .-
La misma se llevará a cabo en la Galería de Arte Picasso, Chacabuco 738, e inaugurará el próximo 3 de octubre a las 19.30.-
El Cambio en la Paleta del Artista. El pintor español Juan Manuel Abalos comenta la muestra:
Marta Inés Etcheverry nos anuncia su muestra con tres palabras: Búsqueda, caos y cambio. Son palabras que definen toda trayectoria artística responsable. La búsqueda se le supone al artista. Y cualquier búsqueda contempla el caos. El resultado de la búsqueda y del caos que dicha búsqueda significa, es el cambio. Esta exposición muestra el proceso realizado por la artista, cada día, para seguir evolucionando hacia adelante.
Marta Inés Etcheverry nos presenta una obra audaz basada en la riqueza de su muy cuidada paleta cromática.
En una primera aproximación a su obra, se detecta una predominancia en el mágico uso del color azul. Como si necesitase un escenario natural para su expresiva pintura. Como si ese fondo azul conectara a su pintura con su vida. El azul está en su pintura como una base contenedora de todas las emociones que conviven en cada cuadro.
Al acercarnos más al corazón de su obra nos encontramos con sorpresas. Sorpresas que construyen cada cuadro con multitud de recursos pictóricos introducidos con soltura y firmeza: pinceladas, raspaduras, aguadas, veladuras y expresivas salpicaduras, moldean cada una de sus obras con el entusiasmo y el mimo del primer amor.
La pintura de Marta Inés tiene algo de danza. Una danza expresiva, ágil y espontánea. La danza del que se deja llevar y que solo puede hacerse desde la sabiduría y el conocimiento de la técnica. Esa danza que hace fácil cada gesto. Esa danza de colores que se afirman por expresar su presencia en el cuadro en el que el gesto se hace pincelada y la pincelada se hace sorpresa. Esa danza que es capaz de llenar el aire de calma o irrumpir como un caballo desbocado en el espacio de la pintura y transformarse en trazos, pinceladas, golpes de color y todo lo que el cuadro necesite para expresar un sentimiento. Esta unión entre la calma y la pasión dota a la muestra de una característica muy peculiar: que cada cuadro es una muestra en sí mismo.
Acercándonos más todavía, sentiremos el “olor” de la fuerza expresiva de cada cuadro. Ahí está todo. Ahí están las inquietudes y las emociones de su autora. Si sabemos escuchar, nos hablarán. Ese amarillo rasgado nos gritará su deseo de libertad, ese rojo su pasión de vivir, esos blancos sorprendentes nos hablarán de vacíos repletos de sueños, esos extraños violetas o esos violentos verdes nos gritarán sus deseos de evolución… Y sus azules. Sus azules están ejerciendo su función de orden. Algo parecido a los bajos en la música de Bach. Un color en el que apoyarse. Un lugar para ejercer sus pasiones el resto de los colores.
Analizando con un criterio algo más pedante pero también más riguroso, podríamos decir que la pintura de Marta Inés tiene una base constructivista expresionista. Su nuevo camino, hacia el que parece evolucionar, se entrevé en ese magnífico cuadro al que ha titulado: Abstracto IV. En este lienzo aparecen colores nuevos sobre aguadas ya conocidas y tiene una poesía minimalista que lo aleja de su obra más “Kandinskyana” . El propio Vasily Kandinsky titulaba sus cuadros de una forma muy concreta aunque fuera el precursor del arte abstracto. Sorprende el título: abstracto de ese cuadro en una muestra tan expresionista y abstracta. Tal vez el título nos hable de una forma de afirmarse en su pintura, librarse de ataduras previas y volar en mayor libertad.
La muestra de Marta Inés Etcheverry merece la pena ser recorrida con calma y entendiendo que tal vez, en cada cuadro hay una muestra completa. Un gusto y un placer para los amantes de la pintura en libertad.