A través de la utilización de la banca ciudadana, Juan Antonio Díaz, Evelina Paiqué y Samanta Gándara presentaron este mediodía en el Concejo un proyecto de ordenanza que apunta a visibilizar e instalar en la agenda la situación de extrema vulnerabilidad en la que viven cientos de familias en el sector de la ciudad conocido como Villa Moisés, para empezar a encontrar soluciones.
La propuesta consiste en la formación de un ámbito de trabajo continuo para instrumentar de manera urgente un plan de urbanización sustentable. Entre otras cuestiones, se apunta a poner manos a la obra para garantizar el acceso a servicios básicos e imprescindibles como el agua potable.
Al término de la exposición en el recinto, Díaz explicó: “Presentamos la propuesta para crear una comisión de estudio y seguimiento de los asentamientos irregulares de Venado Tuerto, donde el más visible es el Villa Moisés. Tuvimos una buena acogida de todos los bloques”.
Este sector de la ciudad presenta condiciones muy complicadas “por la cantidad de gente que tiene y el tipo de vivienda, con las napas contaminadas. No se hizo nada para que la gente pueda consumir agua potable, es urgente abastecer a estos vecinos”, amplió.
Juan Díaz forma parte del grupo que cada día les da la merienda a los habitantes de Villa Moisés, llevando leche y facturas que recogen a través de distintas donaciones, poniendo su tiempo para cada día acompañar a los vecinos: “Se vive una situación muy dura y cruel, hay que estar, pasar unas horas y darse cuenta de la realidad que se vive”.
Evelina fue la primera en ir a armar un merendero hace tres años, mientras que Juan entró para dar unos talleres de huerta y bioconstrucción, sin embargo las actitivades se vieron interrumpidas por las distintas inundaciones que fue sufriendo la barriada, con precarias construcciones sobre un bajo. Sin embargo, al tercer día de la pandemia decidieron volver a juntar esfuerzos para empezar a dar la merienda, mientras que hay otro grupo de personas (encabezado por Diego Tassello) que sigue llevando un plato de comida caliente tres noches a la semana. “A veces alternamos los días para garantizar que la mayor parte de gente reciba al menos una vez al día algún alimento, porque no siempre logramos reunir toda la mercadería para llegar a todos los vecinos”, explican.
“En el barrio todos tienen dificultades, nosotros hicimos un protocolo yendo casa por casa en un carrito con todos los alimentos, el niño nos espera con una taza y le damos las facturas en una bolsita para tener el menor contacto posible por la pandemia. Son 200 niños todos los días, hay unas 500 personas en la villa”, agregó Díaz.
En tanto, Evelina Evelina destacó que las panaderías “nos donan las facturas y la parroquia Santa Elena dos veces a la semana nos dan tortas o galletitas, y se suma gente solidaria que nos acerca comida. Las panaderías Savino, Dulcinea y Primavera todos los días me dan algo para entregar”, agradeció.
Soluciones de fondo
Esa merienda que reciben “muchas veces nos dicen que es la primera comida del día y quizás la única”, por eso es que más allá de la labor solidaria, la apuesta es que el barrio entre en la agenda oficial para mejorar las condiciones de vida de tantas personas que viven en extrema precariedad. “Nosotros queremos que esto se visibilice, que vayan, vean y escuchen la situación en la que están, sin agua, con instalaciones eléctricas muy precarias y peligrosas”, remarca Paiqué.
En tanto, Juan añadió: “Nuestro proyecto no es dar la vianda eternamente, sino que esta gente pueda vivir en mejores condiciones, mientras tanto le damos para adelante con la merienda con las puertas abiertas para quienes se quieran sumar, porque no pretendemos ser los únicos”.
A partir de caminar el lugar todos los días, el impulsor del proyecto de ordenanza sostuvo que la población del Villa Moisés sigue aumentando, aunque “hoy no hay más terrenos, lo que sucede es se agrandan los núcleos familiares porque llega el hermano o la tía de quienes ya están y se van amontonando. Se arma una villa. Hay más de 150 familias”, completó.
