La tradición de comer un asado para las fiestas seguramente deberá prever un aumento en el precio de la carne, por una cuestión estacional, el incremento de la demanda y las condiciones que presenta el mercado. Así lo planteó el consignatario de hacienda Esteban Boyle, quien sostuvo que el salto en el precio que se produjo hace dos semanas podría repetirse en los próximos días.
“Hay una cuestión estacional porque en la ganadería la oferta y la demanda son fundamentales, desde el nacimiento de un ternero hasta el bife en la mesa son cuatro años, por lo tanto no hay nada que se pueda cambiar en el camino”, explicó en diálogo con VerTV.
“Seguramente para las fiestas habrá un aumento en el precio del novillo, hace un año y medio que los feed lot están perdiendo plata porque está cara la invernada, barato el gordo y caro el maíz. Esa relación ahora se empezó a dar vuelta un poco, pero no es soplar y hacer botellas, sino que el resultado se podrá ver más adelante”, explicó.
Como evidencia, Boyle aseguró que “en este fin de año la mayoría de los feed lot que tenían más de mil animales, hoy tienen 200, y algunos directamente no tienen más. Eso calienta el precio de la carne”.
Paradójicamente, el especialista contó que esta semana entraron 28 mil cabezas en el mercado porque hay remates especiales de fin de año y en el mercado bajó un 10 por ciento el precio del novillo, “pero nadie lo bajó al mostrador”.
Por el contrario, “hace quince días hubo un aumento muy abrupto del novillo de 240 a 280 pesos, la carne sube, el carnicero actualiza la pizarra de precios y después no se baja más. Esta baja que tuvo ahora no se va a reflejar en el mostrador”, garantizó. Pero sí sostuvo que “para el 15 de diciembre y las fiestas el precio va a estar más arriba”.
Lógicamente, el elevado precio de la carne genera que se busquen otras opciones en la mesa familiar: “De los 115 kilos de carne al año que comemos los argentinos, la bovina bajó de 70 a 49 kilos y el resto lo completamos con pollo y cerdo por cuestiones de costos”, contó Boyle.
Más allá de estas variaciones, evaluó que “más allá de que se normalicen los precios de la carne, la cuestión está en que aumenten los sueldos, porque en realidad hay que ponerlos a la altura de lo que cuesta una canasta familiar”.