Aunque el arrollador triunfo del oficialismo dejó poco margen para el análisis en Venado Tuerto, por fuera del aluvión de votos para Leonel Chiarella y la lista de concejales encabezada por Santiago Meardi quedaron resultados significativos. Aunque no le sobró nada, Ciudad Futura termina presentando un doble objetivo cumplido: se consolidó como segunda fuerza en la ciudad y amplió su presencia en el Concejo.
También es cierto que en la categoría Intendente, Bruno Taddia no pudo mejorar su producción de las primarias, sacó prácticamente la misma cantidad de votos y se mantuvo en un 11 por ciento que quedó a años luz del 83 por ciento de Chiarella. El resultado sólo se maquilla por la previsible baja performance del peronismo.
Es que Hernán Porta ni siquiera pudo retener los votos que la fuerza había recolectado en las PASO, quedando 500 votos por debajo de aquel número y con dos puntos porcentuales menos (pasó del 7 al 5 por ciento), tocando un piso pocas veces imaginado para un partido habituado al protagonismo, que hace tan solo cuatro años interrumpió un ciclo de dos décadas y media en el poder. Claro que el menos culpable de esta situación es Porta, que puso la cara en un contexto donde no muchos se anotaban para dar esa pelea y apenas pasó los 2.300 votos.
Porta difundió un mensaje tras las elecciones.
Ciudad Futura al menos puede mostrar una foto con un par de objetivos logrados, pero ser la segunda fuerza dentro de un Concejo que estará plenamente dominado por el oficialismo aparece como una misión compleja. Los más veteranos que el domingo por la noche transitaban el comité radical durante el festejo admitían que la situación es inédita: a partir de diciembre el oficialismo tendrá siete concejales propios (entre radicales, socialistas, del PRO y algún independiente al que no se le conocía militancia previa), lo que le otorga mayoría e incluso quorum propio.
El resultado
Como habíamos planteado en una nota previo a las elecciones, las listas de la oposición necesitaban sumar al menos 6 mil votos para garantizarse el ingreso al Concejo dada la enorme diferencia que ya había plasmado el oficialismo en las PASO. Y quien tenía más posibilidades de crecer era Florencia Giacometti desde Ciudad Futura: pasó de 4.190 votos (10 por ciento) a más de 6.200, aumentando cinco puntos porcentuales.
Taddia y Giacometti, un bloque con más presencia para Ciudad Futura.
Mucho más difícil era la misión para Germán Mastri, porque si bien el peronismo había superado los 6 mil votos en las PASO, fue a través de cinco listas diferentes, pertenecientes a espacios que nunca se mostraron unidos en la campaña. Por eso el actual funcionario provincial necesitaba prácticamente triplicar su caudal electoral, y si bien estuvo cerca de duplicarlo, se quedó en 4.300 votos que nunca lo pusieron seriamente en la disputa de una banca.
También mejoró ostensiblemente su producción Darío Jeannot, pero había arrancado demasiado atrás en la carrera, y los 3.600 votos que reunió no fueron suficientes, de manera que en diciembre dejará su banca en el Concejo.
Caída libre
La situación más crítica la debe afrontar el peronismo. Cuando le tocó perder la intendencia, José Freyre se fue con 40 puntos; cuatro años después el partido obtuvo el 5 por ciento. En aquel momento había logrado retener las dos bancas de concejales que ponía en juego (entraron Pablo Rada y Emilce Cufré, se fueron Pedro Bustos y Débora Domínguez); mientras que en 2021 –ya con un escenario adverso- mantuvo un bloque de tres integrantes (salió Patricio Marenghini, entró Sebastián Roma).
El actual bloque peronista. Desde diciembre quedará solo Roma.
Ahora el peronismo queda reducido a un bloque unipersonal. Roma será el único edil del partido en una oposición acotada que se completará con Taddia y Giacometti. Y lo más preocupante quizás esté de acá a un par de años, donde –si continúa con esta diáspora interna y Ciudad Futura se mantiene como segunda fuerza- podría poner seriamente en riesgo su representación legislativa, lo que no tendría precedentes históricos.