CiudadMauro CamillatoOpiniónNuestro Terreno: un proyecto valorable pero insuficiente

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El lanzamiento del programa de venta de 110 terrenos municipales para vecinos sin vivienda propia se convirtió en el anuncio más importante realizado por el gobierno local a poco de cumplir un año de gestión. Claro está que, más allá de la valorización de dicho programa (sobre todo por el importante trabajo previo realizado para poder culminar presentándolo) si no se completa con otras acciones necesarias, va culminar siendo un tibio aporte a una problemática muy enraizada en la nuestra ciudad. Esto es: el déficit habitacional, que contrasta con la cantidad de baldíos y viviendas deshabitadas existente en amplias zonas de la trama urbana. Y que a la vez, es el telón de fondo de una creciente especulación inmobiliaria que nos convierte en una localidad con precios muy altos de propiedades y/o terrenos.

No hay duda que para revertir esta realidad se necesita de otras políticas activas que acompañen a la venta de terrenos. Una de las que más a mano tiene el Estado, es la implementación de políticas públicas tributarias que castiguen a la especulación y en todo caso premien a las conductas contrarias.

Un nuevo “viejo” programa

Si bien es cierto que el programa que denominaron “Nuestro Terreno” no es ninguna novedad, ya que existía previamente uno similar ideado y militado por la concejala de Nuevo Horizonte, Liliana Rostom.

De hecho el proyecto de Rostom se convirtió en ordenanza hace un par de años (la número 5083/18) y desde aquel momento la legisladora viene insistiendo en su implementación. La diferencia principal entre “el nuevo” y “el viejo” proyecto, es que el último plantea las opciones de entregar anticipos del 30 y del 50 por ciento, o bien pagar el lote completamente en cuotas. En tanto, el nuevo otorga la única opción de abonar el 30 por ciento al comienzo y el resto en 36 cuotas. Además en “el nuevo”podrán participar del sorteo (que incluye titulares y suplentes) aquellos vecinos que no tienen ingresos formales -el caso de oficios o relación de dependencia informal-, que deberán sumar a la demostración de ingresos a través de un garante propietario o con recibo de sueldo

De la misma manera en el fin de su gestión el anterior intendente, José Luis Freyre lanzó una venta de terrenos municipales pero con el exclusivo objetivo de utilizar lo recaudado para abonar la deuda con la sindicatura del exBid. Y posteriormente, en agosto del año pasado, elevó una propuesta al Concejo para poner en marcha la venta de 92 terrenos municipales, que se comercializarían acorde a la ordenanza 5083/18. Por supuesto, nunca se llegó a implementar debido a la culminación del mandato de Freyre.

De todos modos, el actual director de Hábitat y Tierras, Fabián Vernetti, aclaró que la mayoría de esos 92 lotes estaban “flojos de papeles”  y solo pudieron rescatar 12.

Rostom autora de ordenanza anterior

Un pormenorizado trabajo

Así Vernetti junto al secretario de Legal y Técnica, Mariano De Mattia realizaron un pormenorizado y arduo trabajo para emprolijar la papelería de estos 110 lotes que, posterior a la aprobación del Concejo, el Municipio pondrá a la venta.

Es que los terrenos y casas “flojos de papeles” han sido durante años, el insumo de “vivos” (para no decir estafadores) que se aprovecharon de la situación para apropiárselos o negociarlos utilizando diferentes argucias.

Lo cierto es que los lotes disponibles, están en distintos barrios, la mayoría en el Iturbide, pero también en otros sectores de la ciudad como Ciudad Nueva y Malvinas Argentinas. Debido a la ubicación y las características, los precios oscilan entre 200 mil y 960 mil pesos.

Los beneficiarios, que saldrán a través de un sorteo entre los inscriptos, deberán hacer una entrega inicial del 30 por ciento del valor del inmueble y el resto podrán pagarlo con financiamiento hasta en 36 cuotas.

La inscripción se llevará a cabo de manera online y tras una evaluación del cumplimiento de los requisitos, se realizará un sorteo ante escribano público, con presencia de concejales de la oposición y con todas las medidas necesarias para asegurar la transparencia del proceso.

Venimos a cumplir con esto que prometimos, porque ahora los terrenos municipales van a ir destinados a los ciudadanos que trabajan y mediante un sistema transparente, que les permitirá a todos tener su oportunidad”, destacó el intendente, Leonel Chiarella.

¿Alcanza?

Tal como sostuvimos en nota de opinión del 1 de noviembre la Constitución Argentina en el artículo 14 bis, que entre otras cosas sostiene que el Estado otorgará a todas las personas el acceso a una vivienda digna. Obligación que hoy está muy lejos que se cumpla.

Pero mientras esto sucede, solo hace falta recorrer brevemente la extensa geografía de Venado Tuerto para corroborar la inmensa cantidad de terrenos que son solo baldíos. Es decir, que ni se te utilizan para la producción ni tampoco son habitados. Lo que conlleva a concluir que son bienes urbanos ociosos y en su gran mayoría tienen un fin especulativo o en todo caso solamente acumulativo por parte de sus propietarios.

Lo mismo sucede con una cantidad importante de viviendas que se encuentran abandonadas en pleno entramado urbano de la ciudad

Estos bienes ociosos además complican la urbanización ciudad (que de hecho fue siempre muy desprolija) y encima generan costos para la sociedad por servicios e infraestructuras. Además limitan el acceso a la vivienda, al restringir la oferta de suelo disponible.

Ahora, ¿es justo que mientras miles de venadense estén rogando por conseguir un pedazo de tierra a un valor razonable, existan estos bienes ociosos?

La respuesta, claramente es no. Por eso insistimos la única herramienta que tiene el Estado a mano es la implementación de políticas públicas tributarias que castiguen a la especulación y en todo caso premien a las conductas contrarias. Es decir, imponer una tasa diferencial o aplicar adicionales según distintas consideraciones, de tal forma que especular por lo menos tenga su “castigo”.

O sea no hay duda que el proyecto “Nuestro Terreno” es un interesante avance, pero Venado Tuerto necesita de políticas públicas más osadas para empezar a reconvertir una ciudad que sigue siendo primordialmente muy desigual.

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