Finalmente, poco después de las 19 el tribunal de jueces integrados por Leandro Martín (presidente), Eduardo Bianchini y Aldo Baravalle, sentenció que Antonio Di Benedetto y Raúl Jaime deberán continuar en prisión efectiva.
Cabe recordar que, la audiencia cautelar para definir la prisión preventiva de los tres acusados por la megaestafa inmobiliaria, posterior a la sentencia emitida por la Cámara de Apelación de Rosario que confirmó las condenas otorgadas en primera instancia, comenzó en el mediodía de hoy y mínutos antes de las 16 los magistrados definieron un cuarto intermedio.
Así, previamente, llegaron a determinar la libertad bajo estrictas reglas de conducta de Marcelo Sava. Mientras dejaron para después, atento a los numeros planteos, la definición de la situación de Di Benedetto y Jaime.
De este modo, Leandro Martín fue el encargado de explicar el fallo donde determinaron la prisión preventiva ordinaria para ambos. Entre otras consideraciones, resaltó que existen parámetros para presumir la peligrosidad procesal y expresó que los daños ocasionados a las víctimas de las estafas son importantes. También, justificó la decisión en la magnitud de la pena otorgada y el abuso del derecho llevado a cabo por los imputados al apelar el procedimiento abreviado acordado, previo al juicio oral y público. Además, hizo alusión a la presentación realizada por la defensa, indicando que en ningún momento discutieron la culpabilidad de ambos acusados.
Al respecto, el último miércoles la Cámara rosarina, constituida por Gustavo Salvador, Carolina Hernández y Gabriela Sansó; decidió confirmar en segunda instancia la condena de 12 años de prisión para Di Benedetto y de 10 años de prisión para Jaime. A su vez, al comerciante Marcelo Sava le bajó la pena a uno y seis meses de prisión efectiva. De hecho, en ese momento ordenó la inmediata detención por 48 de los dos primeros, mientras otorgó la libertad provisoria (hoy confirmada) del último.
Los argumentos previos
Lo cierto es que previamente, Merlo adujo en su presentación el pedido de la prisión preventiva ordinaria por la comprobada participación de ambos en las 28 estafas investigadas y aludiendo a las peligros procesales (entorpecimiento de la investigación o peligro de fuga) que significaba la posibilidad de que cumplan la pena sin prisión efectiva.
Además, sostuvo que dado la penalización otorgada de doble conforme, la gravedad de los hechos y los daños patrimoniales causados a las víctimas correspondía su detención en una unidad carcelaria.
A su vez, justificó los peligros procesales, aludiendo a que los dos destruyeron documentación durante la investigación y que actuaron de mala fe, apelando el procedimiento abreviado que habían firmado con anterioridad al juicio. “Ambos hicieron lo posible para ganar tiempo y entorpecer la investigación”, consideró.
En la misma línea, argumentó que Jaime no se presentó nunca a las audiencias del juicio de primera instancia (participó de manera remota) demostrando cierto despreció a la ley. En cuanto, a Di Benedetto, manifestó que tiene medios económicos que le permiten salir del país asiduamente. “Desde el 2014 al 2018 Migraciones detectó que salió 10 veces al exterior“, agregó. Y, recordó que una de esas salidas fue a Paraguay, lugar donde se armó el helicóptero para la frustrada fuga de la cárcel de Ezeiza del narco rosarino, Esteban Alvarado. Apuntando que, el reciente libro “Rosario, la historia detrás de la mafia narco que se adueñó de la ciudad”, de los periodistas rosarinos Hernán Lascano y Germán de los Santos, relatan que Di Benedetto fue el enlace de Alvarado con el piloto venadense de apellido Silva que iba a conducir la nave. “Además, Silva estuvo entre el público en las audiencias de primera instancia. Una de las veces ingresó por un lugar no permitido y le tuvimos que llamar la atención”, expresó.
Por su parte, los defensores del abogado venadense, Ángelo y Lucio Rossini, hicieron un largo alegato en los que intentaron rebatir la posiblidad de peligrosidad procesal y remarcaron que Di Benedetto siempre cumplió con todo lo determinado por la justicia durante el proceso. También, aludieron a la falta de antecedentes penales y a la inexistencia de entorpecimientos probatorios.
En otro orden, expresaron que el doble conforme no alcanza y que el proceso judicial continúa (apelarán ante tribunales superiores la decisión de la Cámara). Y cerraron pidiendo la prisión domiciliaria, “más allá que corresponde la libertad”, aclararon.
Entre otras cosas, recurrieron legislación de la Convención Interamericana de Derechos Humanos que determina que la mayoría de edad para evitar la detención efectiva intramuros es de 6o años (Di Benedetto tiene 65), contradiciendo lo sostenido por el Código Penal Argentino que es de 70.
Finalizaron, insistiendo con peticionar la prisión domiciliaria con el cumplimiento de reglas de conducta (fijación de domicilio en Venado Tuerto, prohibición de viajes y de contacto con otros imputados o víctimas, firma semanal y ofrecer una casa como caución. Hasta, aludieron a la posibilidad que a su defendido le coloquen una tobillera electrónica.
El ruego de Jaime
En tanto, la defensora pública, Silvia Couselo, se sumó a algunos planteos de la defensa de Di Benedetto, y también solicitó para Jaime la prisión domiciliaria. Adujó que nunca hubo entorpecimiento probatorio y que el gestor rosarino, más allá de no asistir personalmente a audiencias, siempre estuvo a derecho. “La peligrosidad de fuga no existe“, completó.
Couselo dijo que para ella tampoco la setencia no se encuentra firme y que encarcelar a Jaime de manera efectiva sería una crueldad. En ese sentido, relató particularidades del caso, aduciendo que su defendido tiene 67 años, una esposa enferma que no se puede valer por sus propios medios y que el único hijo falleció meses atrás.
Posteriormente, pidió la palabra el propio Jaime, quien sollozando manifestó que le “dolía el alma”. Contando que su esposa padece parkinson y que la única persona que la asiste es él. “No sé si en estos dias que estuve detenido comió y tomó los remedios. Yo le cocinó, la bañó y la ayudo en todo”, dijo. Para luego completar que también se hacía cargo de sus tres nietos que se quedaron sin padres. Y cerró, pidiendo perdón y diciéndole a los jueces: “Espero que en ustedes prime la humanidad y la empatía. Estoy arrepentido, permítanme volver a mi casa para estar con mi esposa”.
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