CiudadSocialesMakeba: la fiesta que impone un nuevo concepto en la noche venadense

Juan Miserere26/01/2023
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Con un crecimiento sostenido y una apuesta siempre arriesgada, un grupo de cuatro amigos logró instalar una fiesta en Venado Tuerto que pisa fuerte en la reconfiguración que parece vivir la diversión nocturna, donde los eventos ganan terreno sobre los boliches tradicionales y crecen con nombre propio. Ese es el caso de Makeba, la fiesta itinerante que se supera en convocatoria con cada edición y ya da que hablar en la ciudad y la región.

El factor sorpresa es clave dentro de la cuidada búsqueda estética que generan en cada encuentro con su público (o clientes, como ellos mismos los llaman), armando una fiesta con varios DJ’s, apostando a la música bien bolichera, “cachengue y de moda”, mechada con algunos temas más viejos, pero siempre con una playlist hitera.

Las visuales son fundamentales, con un juego de luces “para que la gente se vaya de la fiesta y al día siguiente se despierte pensando en lo bueno que estuvo. Lo que nos diferencia de un boliche clásico es que fiesta tras fiesta vamos innovando, ofreciendo cosas nuevas porque vamos rotando de lugares, y si repetimos se cambia la distribución de las cosas, con un escenario que se imponga para que sean protagonistas el DJ con la música y las visuales. El resto es servicio”, explican a modo de declaración de principios.

Ellos son Felipe Zinny, Enzo Di Camillo, Emiliano Crego y Joaquín Vilchez, quienes admiten que empezaron a organizar fiestas siendo muy chicos, cuando rondaban los 15 años, en casas de familia. Hasta que pasó el tiempo y empezaron a tomarse muy en serio la cuestión. Hoy estos veinteañeros proyectan dedicarse de lleno a Makeba, que el sábado pasado la rompió en el hipódromo con miles de personas bailando.

Para llegar a eso, hubo un aprendizaje previo: “Todos nos fuimos a estudiar a Rosario y en 2019 armamos Makeba, cuando nos animamos a alquilar un local en Pichincha (Ovidio Lagos y Brown) e hicimos toda la temporada los viernes. Fue hermoso porque funcionó muy bien, iba mucha gente de Venado y de otros lugares, lo que nos dio un aprendizaje muy grande”, cuenta Felipe.

Una de la claves fue encontrar un público propio, que lo buscaron entre los jóvenes que iban desde otras latitudes a estudiar a Rosario, encontrando “un movimiento distinto y un ambiente súper divertido”, resalta Enzo.

Felipe Zinny, Enzo Di Camillo, Emiliano Crego y Joaquín Vilchez, las cabezas de Makeba.

Ese ciclo terminó en noviembre de aquel año y estaban trabajando para lanzar la segunda temporada en marzo de 2020, pero llegó la pandemia y todo cambió.

Renacer en Venado

A partir del encierro forzoso, Enzo y Emiliano se volvieron a vivir a Venado, mientras los otros dos siguieron un tiempo más en Rosario. Pero de a poco fueron pergeñando la idea de instalar Makeba en su ciudad natal. “Los cuatro estudiábamos y en algún momento tuvimos el sueño de poner un bar, pero fuimos armando este concepto que se acercaba más a un pub, donde fuimos agregando comidas hasta llegar a esta fiesta que fue creciendo y nos trajo a Venado”, repasa Emiliano.

Decididos a sostener Makeba pese a las adversidades, apelaron incluso “a hacer vivos de Instagram para mantener la marca vigente con un DJ y un bartender, para no quedar en el olvido”, recuerda Joaquín.

Y en cuanto la pandemia dio un respiro, la fiesta tuvo su estreno en Venado Tuerto: fue el 21 de noviembre de 2020 en el hipódromo, espacio que hasta el momento nadie había utilizado para este tipo de eventos (“los de menos de 30 ni sabían dónde quedaba”, señalan), con horarios acotados, un patio de comidas, electrónica y cachengue.

La edición en el salón del Jockey Club.

Esa fiesta nos abrió las puertas a Venado, muchos ya sabían lo que era Makeba, pero había que explicar muchas cosas para quienes no nos conocían de Rosario, con un formato diferente. Fue un riesgo que tomamos y salió bien”, destacan.

Después del hipódromo armaron dos fiestas en 1927 Multiespacio (una para año nuevo) para 500 personas, de ahí saltaron al salón de fiestas del Jockey Club donde entraban unas mil personas, pero les quedó chico. Entonces se fueron al salón Marcos Ciani de la Sociedad Rural, donde ya el número llegó a a 2 mil. Makeba crecía en forma escalonada y a paso firme.

Ahora la gente pedía un lugar al aire libre” y con la confianza de sentirse afianzados, apostaron una vez más por el hipódromo. Volvieron al punto de origen y el suceso fue total, aunque no se animan a decir cuál fue el número final de asistentes. El mayor consenso habla de unas 2.500 o 3.000 personas, en el siempre complicado mes de enero.

Al espacio y más allá

¿Pero en qué radica el éxito de Makeba? ¿Cambió el gusto del público que se concentra masivamente en eventos esporádicos como fue la Santa Cumbia, los festejos de El Templo o la fiesta Barreda? No hay una sola respuesta, aunque los Makeba cuentan cuál es su propia búsqueda.

El astronauta, protagonista de la estética. Acá en la Sociedad Rural.

Queremos que la gente no vaya sólo a bailar y tomar algo, sino que buscamos que en la fiesta vivan una experiencia, desde un acceso fluido y cómodo, que comprar un ticket sea sencillo y retirar el trago en la barra resulte rápido. Pero además hacemos mucho hincapié en la cuestión visual del evento, el stage y la puesta en escena, donde todo siga una línea estética y tenga un sentido”, señala Felipe.

Ahí apareció la figura del astronauta que se volvió un símbolo de Makeba, especialmente desde los destacados videos promocionales que generan expectativa en la previa. “Queríamos darle una temática, lo charlamos entre nosotros y consideramos que la cuestión del espacio y las estrellas otorgaban una visual interesante y ahí apareció el personaje del astronauta. Compramos un casco y un traje y lo largamos para ver qué pasaba, y la gente se enganchó al toque. Ahora es el sello distintivo de la fiesta”, relata Joaquín.

Cosa seria

Enzo es ingeniero industrial y trabaja en un negocio de materiales de la construcción, Joaquín estudia ingeniería en sistemas y se desempeña como programador, Felipe es abogado y casi escribano, mientras que Emiliano es visitador médico y trabajaba en una prepaga, pero los dos últimos hoy están abocados full time a Makeba, porque de ahí se desprenden otros proyectos que por ahora no quieren adelantar. Las fiestas que armaban como adolescentes en sus casas ahora son cosa seria.

Las primeras Makeba en Rosario.

La idea es hacer una Makeba cada dos o tres meses, con algunas fechas que ya tienen marcadas y no pueden faltar. Para eso están en la búsqueda de nuevos espacios porque “es divertido armar eventos en lugares distintos, tener que pensar todo desde cero”, aseguran.

Y encuentran en Venado Tuerto un buen lugar donde desplegar su propuesta: “Vemos que hay mucha más movida en la ciudad, hay más gente para salir, porque hay dos o tres lugares funcionando en simultáneo y están todos llenos. Después de la pandemia hay más jóvenes en la ciudad, nosotros éramos nueve amigos en Rosario y hoy quedó uno solo allá, cuando nadie tenía la idea de volverse”, revelan.

Los cuatro amigos no están solos, destacan que hay un equipo muy grande por detrás (en la barra, la caja, la limpieza, los proveedores, la técnica, la seguridad y “la Municipalidad que siempre nos acompañó”). Son casi 100 personas que trabajan en forma directa para Makeba y es impresionante, tenemos un grupo de 23 vendedores que vienen desde el principio y se encargan de distribuir las entradas”, que en la última fiesta costaban 2.500 pesos, destacando que “queremos que se valore el precio por lo que ofrecemos, logrando que los precios de carta se mantengan de la fiesta anterior”, resaltan.

Apostando a un público diverso, con el boca en boca como aliado, buen manejo de las redes y un evento de nivel, Makeba ya escribe en grande su nombre en la noche venadense. Y no es un mérito menor, ya se sabe que festejar es algo importante.

 

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