Las canchas de fútbol 5 representan a uno de los rubros más damnificados por la pandemia, dado que todavía no pudieron restablecer su actividad normal, aunque sería inminente la autorización para que vuelvan a abrir. Durante este tiempo, algunos se adaptaron a las circunstancias y se ofrecieron como espacios de entrenamiento y los más osados intentaron con el metegol humano, un híbrido que tuvo poco suceso.
En tiempos donde está autorizado el entrenamiento de los deportistas en los clubes, donde funcionan los gimnasios y se juega al fútbol profesional, la restricción para las canchas de césped sintético cada vez parece menos lógica. A diferencia de otros rubros como los salones de fiestas o los jardines maternales, que todavía no tienen perspectivas de volver a funcionar.
En Venado Tuerto hay alrededor de una docena de canchas de fútbol 5, algunas tuvieron ciertas actividades y otras directamente están cerradas desde marzo. En algunos casos pudieron recibir aportes de la Provincia para salvar algunos gastos, pero la mayoría no alcanzó siquiera a cubrir el costo del alquiler.
Hace algunos días propietarios de canchas mantuvieron una reunión con autoridades municipales para exponer su situación y empezar a planificar el regreso. “Son siete meses en los que los complejos no pueden tener actividad, hay clubes que ya han retomado distintos entrenamientos y la idea es poder avanzar para volver a funcionar, respetando la cuestión de la salud con protocolos específicos”, señaló Federico Lussenhoff, propietario de un complejo de canchas.
“Se planteó que en el ámbito del deporte no se han producido contagios, fue algo que se trató en la reunión que mantuvimos con la Municipalidad. Hay datos que dicen que el 0,05 por ciento de los contagios fueron en la actividad deportiva, por lo tanto no es el punto fundamental de conflicto. Por supuesto que hay que hacerlo con cuidado para que no pase”, añadió el exfutbolista profesional.
Aportes
Algunos propietarios de canchas que completaron los trámites correspondientes, recibieron en estos meses cuatro aportes del gobierno provincial, como una compensación por no poder trabajar. Claro que en la mayoría de los casos los montos fueron de 20 mil a 70 mil pesos, algo que para muchos fue útil para pagar servicios de luz y gas y algo de los alquileres.
Pero se debe contemplar que para muchos la cancha es el único ingreso familiar, de manera que además de pagar las cuentas, tienen que subsistir.
Los primeros aportes se definieron en función de la facturación, oscilando entre 20 mil y 50 mil pesos, mientras que los últimos se elevaron a 70 mil pesos por la prolongación de las medidas de restricciones.
De todos modos, las dificultades no se terminan el día que se autoriza la actividad, sino que “para poder reabrir hoy tengo que poner un montón de plata que no tengo para arreglar redes, césped, limpieza y demás cuestiones, porque en estos meses las canchas se siguieron deteriorando al estar en desuso”, expuso uno de comerciantes vinculado al rubro.
Las opciones
Desde el Municipio, el jefe de Gabinete, Diego Milardovich, indicó: “Estamos en un momento donde los criterios que sostienen la cuarentena están en tela de juicio. En los últimos días empezaron a aparecer voces autorizadas desde la Organización Mundial de la Salud y diferentes referentes nacionales sosteniendo que la cuarentena no es aconsejable por el tiempo de desarrollo de la pandemia”.
Por eso “creemos que pronto se va a evaluar la vuelta a una normalidad con respeto de protocolos para que las actividades puedan volver a desempeñarse. La vuelta del fútbol es un indicio hacia un lugar donde la responsabilidad individual cobra muchísimo valor. Acá se requiere la consciencia de quien tiene un espacio de estas características para la práctica de deporte, pero también de quienes concurran y acepten las medidas”, expuso el funcionario.
En otro lugares del país donde ya volvieron a trabajar las canchas de fútbol, se estableció un protocolo donde los jugadores deben inscribirse con una declaración jurada que indique no haber estado en contacto con contagiados de coronavirus, que no presenten síntomas y que además van a cumplir con todo lo requerido en el predio.
Se delimita una zona de espera especial para los jugadores, con acceso limitado a baños y vestuarios. Además se fijan 10 minutos entre cada partido para evitar que los jugadores se crucen, mientras se desinfectan los postes, arcos y pelotas.