En un puñado de días, Venado Tuerto fue noticia a nivel nacional por tres hechos diferentes, aunque entrelazados entre sí. Primero fue el martes 13 cuando los festejos por el triunfo de la Selección ante Croacia terminaron en graves incidentes, con varios episodios de violencia que quedaron filmados, se viralizaron y terminaron siendo reflejados por medios de todo el país.
A raíz de este hecho, la Municipalidad resolvió tomar una polémica decisión de cara a la final del domingo 18: imponer una veda para la venta de alcohol durante ocho horas, a los fines de reducir el consumo durante los potenciales festejos, que finalmente se dieron y sin incidentes de consideración.
El último vértice de esta trilogía se dio ayer: se supo que Leonel Chiarella dio positivo en un control de alcoholemia mientras conducía… justamente aquel martes 13 y un par de días antes de decidir la ley seca dominical.
La noticia empezó a circular ayer por la tarde desde cadenas de WhatsApp, primero como meme y luego con el propio fallo del Juzgado de Faltas de Maggiolo, donde se vuelcan las infracciones labradas por la Policía de Seguridad Vial. Para los medios nacionales, rápidamente la información cobró impacto: “el intendente que prohibió la venta de alcohol manejaba alcoholizado”.
Objetivamente, lo que hizo el joven mandatario como ciudadano es condenable y digno de sanción, la que justamente terminó recibiendo con la multa económica y la inhabilitación para conducir por 15 días. La misma que le cabe a cualquier vecino en esa situación.
Naturalmente, Chiarella ocupa un cargo que lo deja expuesto y le da mayores responsabilidades. Se supone que “tiene que obrar con el ejemplo”, aunque seguramente no sea ni el primero ni el último funcionario que se suba a un auto después de tomar un par de vasos de alguna bebida alcohólica, o de mirar el celular mientras conduce o superar la velocidad máxima en un radar. La diferencia es que en este caso lo interceptó un control. Y se hizo público.
Una de las primeras consecuencias que Chiarella sabía que tenía que pagar era una eventual utilización política del hecho. Por eso no pareció casual que fuese el canal América el primero en hacerlo público, el mismo que hace un tiempo fue tribuna del gobierno provincial para cuestionar decisiones del mandatario venadense durante la pandemia (recordar cruces con el animador Alejandro Fantino).
A propósito, también cabe la pregunta de por qué circuló el archivo pdf con el fallo firmado por la jueza de Faltas de Maggiolo, Alejandra Bertune. Evidentemente alguien pasó el dato para que se filtre la documentación de la Agencia Provincial de Seguridad Vial. En el mismo gobierno que hoy tiene a un exministro de Seguridad imputado por espionaje ilegal a partir del uso de información oficial.
La otra lectura que dejó este caso es la primera pregunta que nos hicimos todos: ¿Por qué el intendente no chapeó con su cargo y evitó el control? Más aún si estaba concurriendo para seguir de cerca los episodios violentos que habían ocurrido en el centro, donde la propia policía había sido víctima.
En realidad, lo adecuado es que Chiarella se someta a un control como cualquier otro venadense, pero en este país se naturaliza lo contrario. Por ese lado tuvo una ventaja a la hora de hacer su descargo público.
Pero hay otra cuestión. Este gobierno municipal se jacta en forma constante de estar “del lado correcto”, es uno de sus ejes comunicacionales y obviamente que es válido (nadie está obligado a declarar en su contra), pero ahora le tocó a Chiarella, quizás por primera vez, salir a reconocer un error de los que impactan en toda la comunidad en estos tiempos de redes sociales.
Con mayor o menor interés, con más o menos hipocresía o nivel de escándalo, todos se enteraron que el intendente conducía con mayor alcohol del permitido. Con el hecho consumado, tal vez sea oportunidad para un aprendizaje sobre los riesgos de caer en ciertos excesos moralistas en los discursos, antes de que otra noticia tape este episodio y lo ubique en el terreno de lo anecdótico.