Detrás del histórico triunfo que Los Pumas obtuvieron el fin de semana pasado en San Juan ante la selección de Australia (fue 48-17 ante una verdadera potencia mundial) se esconde una historia que toca de cerca a Venado Tuerto. Porque si bien la centralidad de la escena se la llevaron los tries de Thomas Gallo y Juan Imhoff, a un costado de la cancha estaba Federico Longobardi, quien estaba actuando como cuarto árbitro, viviendo una experiencia que ya no se olvidará. Aunque sus jóvenes 23 años permiten pensar que tiene una larga carrera por delante en el referato.
“Me llegó el llamado un mes antes por medio de los designadores de la UAR, preguntando si tenía disponibilidad para ese fin de semana para ir como cuarto árbitro del partido de Los Pumas y no lo dudé ni un segundo”, cuenta desde Rosario, donde vive, trabaja y estudia.
Fede Logobardi (a la izquierda) junto árbitro inglés.
“La experiencia fue increíble, incluso lo hablaba con el árbitro inglés (Karl Dickson) sobre la proximidad de las tribunas que hacían sentir un ambiente muy lindo y entre risas me decía que no le ponga más presión. Escuchar el Himno estando en la cancha también fue muy fuerte”, relata Longobardi sobre la experiencia que vivió en San Juan.
El rol del cuarto árbitro es facilitar la tarea de los ingresos en los cambios: “A mí me tocó estar con el banco de suplentes de Australia y por el intercomunicador le tenía que avisar al árbitro principal quiénes entraban y salían y la razón del cambio. Por suerte salió todo bien, la idea era pasar lo más desapercibido posible y lo logramos”.
Como fanático del rugby, Fede vivió sensaciones encontradas, debiendo hacer equilibrio entre tener al lado a varios de sus héroes deportivos y tener que cumplir una función profesional: “En el lugar me crucé a mucha gente por la que en su momento empecé a jugar y de pronto la tenía al lado, pero estaba cumpliendo el rol de árbitro y me tenía que ajustar a eso, ni siquiera me saqué fotos”, asegura.
Seguir la pasión
Desde chico, Fede Longobardi jugó en el Jockey Club de Venado Tuerto, pero una lesión en uno de sus hombros lo obligó a dejar prematuramente la actividad. Con el deseo de seguir ligado al rugby, decidió realizar el curso de árbitro y se lo tomó muy en serio. Empezó en 2019 y ni siquiera la pandemia le frenó el entusiasmo.
Como árbitro principal en un partido del torneo del Litoral.
“Venimos laburando bastante bien, lo importante es que pasó el partido de Los Pumas y ya hay que ponerse el chip del rugby local y enfocarse en el trabajo que estamos haciendo. La mayoría de los fines de semana dirijo en Rosario o en los clubes de Paraná o Santa Fe, pero ya me tocó un par de veces dirigir en Buenos Aires”, cuenta. De hecho, este fin de semana esta designado como lineman en la final del torneo del Litoral que se va a jugar en Paraná.
“Es difícil ser árbitro de rugby, es complicado porque es un deporte bastante técnico y tiene muchas reglas. Pero a partir de los análisis de video que uno hace después de los partidos, uno va viendo correcciones para ir mejorando”, destaca.
Proyecto de vida
Si bien hoy divide esta pasión con otras actividad, Longobardi tiene bien en claro que se quiere dedicar de lleno al arbitraje. “La idea es llegar a ser profesional y vivir esta experiencia de designaciones internacionales. Pero todavía soy joven, falta bastante. Para mí el mayor anhelo el día de mañana es poder estar como árbitro en un juego olímpico, me encantaría vivir esa experiencia”, admite.
El gran triunfo de Los Pumas en San Juan.
Para rendir en la cancha, el venadense entrena fuerte en la semana y lo hace en el Pladar de Rosario, una de las sedes del programa de alto rendimiento de la Unión Argentina de Rugby. “Conlleva bastante esfuerzo, pero el trabajo paga adentro de la cancha”, sostiene este joven que se toma en serio su compromiso y ya tiene grandes recompensas.