Desde el inicio de la gestión de Leonel Chiarella, la Secretaría de Control Urbano que encabeza Silvia Rocha es una de las que ha tenido perfil más alto por las distintas medidas que comenzaron a tomarse, como la campaña para la utilización de casco y los controles en materia de seguridad alimentaria.
Si bien las exigencias para motociclistas se encuentran todavía en una etapa de “sensibilización” y las sanciones comenzarán en abril, la funcionaria afirma que “desde que iniciamos la campaña estamos notando que muchísima gente de Venado Tuerto está usando el casco y es muy positivo porque los propios vecinos se muestran sorprendidos y demuestra que vamos por el camino correcto, como lo planteamos desde el comienzo con Leonel Chiarella”.
La metodología que se viene implementando es para a los motociclistas, “tener una charla con ellos y concientizarlos de que tenemos un plazo de tolerancia para que de acuerdo a su economía y su organización puedan definir cómo transportar a su familia, que tendrán que ir solo dos pasajeros sobre la moto y con el casco”, remarcó Rocha.
A esto se suman algunas medidas como el convenio con los vendedores de motos para congelar los precios de los cascos, o el acuerdo con los dueños de bares y boliches para sugerir medidas que tengan impacto en la comunidad, como alguna consumición gratis o dejar el casco sin costo en el guardarropas. También estuvo el propio intendente junto a concejales repartiendo panfletos en la vía pública y en bereve se trabajará sobre los padres de los niños que asisten a las colonias.
Cambio cultural
“Estas normas hay que hacerlas propias porque nos salvan la vida. La responsabilidad de que la campaña tenga éxito depende de que la comunidad se la pueda apropiar y que se extienda más allá de los gobiernos, sin tener que estar controlando y fiscalizando en forma permanente”, planteó la secretaria de Control Urbano.
Para que el objetivo de aumentar el uso del casco se logre, Rocha sostuvo que “necesitamos la decisión política de llevar adelante la campaña y el intendente Chiarella se la puso al hombro y estamos completamente decididos a hacerlo, por lo tanto se va a cumplir durante los cuatro años de gobierno. Y además tiene que permanecer en el tiempo, y para eso hay que controlar no solo el uso del casco sino todos los aspectos que debe tener en cuenta un conductor de moto o auto”.
También habló de un cambio cultural: “Queremos que el control sea algo bien visto por la gente, porque si se hace cada tanto y de manera intempestiva la gente tiene la sensación de que se hace para recaudar y no es así. El control se hace todos los días porque es para cuidar al ciudadano”.
Por lo pronto, no se incorporaron nuevos inspectores, sino que se coordinan en conjunto las tareas de Tránsito, Inspección General y Guardia Urbana, destacando Rocha que se está trabajando en la capacitación del personal.
Fin de semana intenso
La secretaria de Control Urbano dio detalles de los controles efectuados durante el fin de semana (viernes, sábado y domingo) en conjunto con la policía de las distintas comisarías, gendarmería y Seguridad Vial, con el resultado de 24 motos y seis automóviles remitidos al corralón, incluyendo tres controles de alcoholemia positivos.
“El resultado es bastante alarmante, pero es necesario que continuemos con estos controles, porque quienes transitan sin documentación ni las condiciones mínimas de seguridad no pueden estar circulando en la ciudad ni en la ruta”, expresó.
Decomiso de alimentos
Por otro lado, Rocha contó que desde la Dirección de Inspección General (que encabeza Nahuel Pasquinelli) en conjunto con Seguridad Alimentaria se viene trabajando sobre locales de venta de alimentos, decomisando una importante cantidad de mercadería.
“Nos encontramos que hay muchos problemas con las habilitaciones de los locales, y empezamos con una línea de asesoramiento para enmarcar e informar a las personas que manipulan alimentos. A partir de inspecciones descubrimos muchísima mercadería que está en las góndolas con fechas de vencimiento caducadas. Y el viernes encontramos un depósito no declarado con mucha mercadería vencida y otra con la fecha adulterada, lo que pasa a ser un delito”, informó.
Esta inspección se dio en una casa de cotillón (ubicada en Casey e Iturraspe) donde “también venden productos de repostería, muchos de ellos a granel, donde el cliente compra un poco y no ve la fecha de vencimiento del envase original. En ese caso clausuramos el local porque la gran cantidad de mercadería obliga a trabajar en el decomiso de la totalidad de los productos”.
Por último, Rocha aclaró que la mercadería vencida “se destruye a la vista de testigos, en los camiones de residuos se compactan y los que no pueden compactarse se entierran después de ser desnaturalizados para impedir su consumo”.