Esta mañana se desarrolló la audiencia imputativa por el crimen del ciudadano colombiano Giovani Herrera León, quien fue asesinado en Venado Tuerto el pasado martes 12. El fiscal Iván Raposo planteó que se trató de un hecho de Privación ilegítima de libertad seguida de homicidio agravado por haber sido planificado por más de dos personas.
Los acusados son Marcelo D., apodado “Pájaro”, de 49 años y de profesión almacenero, cadete y pastelero, según su propia definición; Joaquín V., albañil de 27 años; y Nahuel D., desocupado de 22 años con domicilio en San Eduardo.
De toda la exposición realizada por el fiscal durante la audiencia, a partir de los distintos testimonios y elementos probatorios recabados, se desprende que Herrera fue asesinado por asfixia en un domicilio donde funciona un almacén o kiosco en Dimmer y Almafuerte, propiedad de Marcelo D., y desde allí trasladaron el cuerpo en una moto junto a Joaquín V.
Allanamiento en el local donde habrían matado a Herrera.
Del análisis de las cámaras de seguridad del sistema de videovigilancia de la Municipalidad de Venado Tuerto se desprende que estas dos personas circularon por la avenida Santa Fe alrededor de la medianoche y luego doblaron en calle Esteban Maradona, donde son perdidos de vista. A partir de estas imágenes se presume que el cuerpo del colombiano iba en medio de los dos. Es decir que lo transportaron sin vida alrededor de un kilómetro y medio hasta depositarlo en cercanías de Chaco y Maradona, donde lo prendieron fuego.
Giovani León Herrera llevaba tan solo tres meses viviendo en Venado Tuerto, y al igual que su hermana Sandra se desempeñaba como prestamista, negocio en el que ingresaron a partir de un tercer ciudadano colombiano radicado en la ciudad, que hace unos días viajó a su país de origen.
La mujer declaró que vio por última vez a su hermano el martes alrededor de las 16, y que horas más tarde recibió un llamado desde el teléfono de la propia víctima, donde otra persona le pedía un millón de pesos amenazando con matarlo a Giovani si no entregaba ese monto en pocos minutos.
Fiscal Iván Raposo.
El resto ya fue relatado. Personal del Comando Radioeléctrico interceptó esa misma noche a Nahuel D. en una moto de la que no pudo acreditar la propiedad. Era una Honda Wave cuya titular es la hermana del hombre asesinado, quien ya había denunciado la desaparición y la extorsión recibida.
En sede policial, el joven detenido confesó que la moto se la habían dado “para hacerla desaparecer” y aseguró que el colombiano se encontraba en el domicilio de Joaquín V., en calle Dimmer al 200.
En el allanamiento no encontraron a las personas que buscaban, pero el padre informó que Joaquín V. estaba “en el kiosco de la esquina”. Entonces los efectivos policiales se dirigieron a este local y tras encontrar un arma de fuego y otros elementos que vincularon al hombre desaparecido, detuvieron al albañil de 27 años y a Marcelo D., propietario del comercio. El primero de ellos se quebró y confesó el hecho: dijo que secuestraron y retuvieron a Herrera en el kiosco, que luego lo asfixiaron y finalmente arrojaron el cuerpo en la zona rural, por calle Chaco, después de trasladarlo en moto.
El juez Benjamín Révori.
El juez a cargo del caso es Benjamín Révori y mañana sábado se llevará adelante la audiencia cautelar de forma presencial a pedido de la defensa de uno de los acusados. Hoy el trámite judicial se efectuó vía remota y ninguno de los imputados como coautores del hecho prestó declaración. Marcelo D. (que cuenta con dos causas previas que no tendrían relación con este hecho) es defendido por la defensora oficial Melisa Andreatta, mientras que Nahuel D. cuenta con la defensa de Rafaela Florit y Oni Mura; y Santiago Ruiz es el abogado de Joaquín V.