María de los Ángeles “Chiqui” González, referente indiscutida de la cultura de la provincia de Santa Fe, quien estuvo al frente del Ministerio de Innovación y Cultura en las gestiones de Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, estuvo el miércoles en Venado Tuerto acompañando la proyección de la película “La sociedad del afecto”, donde se refleja su disruptiva experiencia de gobierno, iniciada en la ciudad de Rosario con la creación del tríptico de la infancia, que luego trasladó a la provincia.
“Yo no quería una película porque decía que me iba a morir el otro día, tengo un pensamiento mágico de que me robaban el alma, pero después me convencieron para dejar registro de los programas del Ministerio y de los trípticos de la infancia en Rosario, el tríptico de la imaginación de Santa Fe, el cine El Cairo y de cómo la gente se apropiaba de todo eso. Entonces tomo a la película como un registro para muchos equipos maravillosos a los que no les puedo devolver todo lo que me han dado”, señaló la Chiqui en diálogo con Venado24.
Junto a las directoras Marcela Marcolini y Alejandra Marino están recorriendo “pueblo por pueblo” para exhibir la película con el objetivo de “tener contacto con la gente y saber cómo se siente, cómo están y qué piensan de las infancias hoy”, destacó González. Esta semana le tocó al Centro Cultural Municipal de Venado Tuerto, que contó con una muy buena cantidad de público.
De sus intervenciones en la ciudad, la exministra recordó “la Fiesta Nacional del Teatro, la llegada de la Compañía de la Medialuna, cuando trajimos a Spinetta y me acuerdo de todos los programas habidos y por haber, porque siempre dije que esta es una ciudad progresista y musical, que tiene música por todos lados. Una ciudad que se anima a la innovación”, resaltó.
Marcela Marcolini y Chiqui González junto a Miriam Carabajal y Leonel Chiarella.
-¿Cree que a partir de la gestión que le tocó encabezar en el Ministerio se plantó un estándar de políticas culturales en la provincia de los que es difícil retroceder?
-Eso dicen, ojalá fuera cierto, las personas que participaron se lo merecen. Sí hay un estándar de que el espacio público es sagrado y que la pobreza tiene que tener una estética. Si el espacio público lo determina, la infancia va adelante en un proyecto cultural, el protagonista de la cultura es la gente, no los artistas, que son importantísimos para ayudarte en tu tarea con la gente. Hay ciertas banderas que se mantienen en muchas ciudades y eso cuando voy con la película me da un orgullo terrible, es maravilloso ver que los equipos siguen vivos.
-¿Y qué le pasa cuando escucha los discursos que predominan hoy a nivel nacional contra la cultura?
-Me da una tristeza profunda. Que nos roben la palabra libertad, que nos roben la experiencia y pongan la economía por sobre la política, para que nos roben el Estado, que para algunos es lo único. Que no haya ningún fomento a las artes o al cine, más lo de discapacidad, la falta de presupuesto en las universidades y la falta de interés por la educación es algo tremendo. Por eso también decidimos con las directoras recorrer, para decir estas verdades cuando nos preguntan, sin ofender a nadie.
La sociedad del afecto
Marcela Marcolini, una de las directoras de “La sociedad del afecto”, estuvo presente en la proyección de la película y mostró la alegría por “llevar la película junto con Chiqui pueblo por pueblo, llevando sus ideas. Ella dice que tenía miedo de que le robaran el alma, nosotros decimos que tiene un alma gigante y que lo que hicimos es transformar en imágenes parte de lo que ella en forma generosa nos compartió, para entregar sus ideas y sus palabras”.
En tanto, la secretaria de Territorialidad y Desarrollo Cultural, Miriam Carabajal, destacó la figura de Chiqui González porque “reconocemos la inspiración en ella y también todo lo valioso de haber puesto en nosotros esto de conmover desde el juego, desde la imaginación, de poner a la cultura como un elemento de transformación política de las ciudades. Estamos felices y agradecidos”.