CiudadSocialesCentenario: un proyecto con bases sólidas que devuelve al deporte venadense al plano nacional

Juan Miserere15/07/2024
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Después de dramáticas definiciones en cruces de play off, Centenario logró el ascenso a la Liga Argentina de Básquet, torneo que reemplaza al viejo TNA (segunda categoría a nivel nacional), donde la institución venadense empezará a competir en octubre, reubicando al deporte de la ciudad en un lugar protagónico que sin dudas necesita. El ascenso logrado días atrás frente a Tokio de Posadas no fue opacado por la increíble derrota en el último instante ante El Talar, que dejó a la Fiebre sin título de campeón, pero con el objetivo largamente cumplido.

Para buscar parámetros similares en deportes colectivos, hay que remitirse a Sportivo Rivadavia en el fútbol, jugando por el ascenso al Argentino A en 2015 o enfrentando a River en 2016 por Copa Argentina, y en el básquet Olimpia jugando el TNA hasta 2007. Ya pasó demasiado tiempo y alguien tenía que dar un nuevo salto.

Pero este logro deportivo de Centenario no es casual, sino que es fruto de un proceso sostenido con coherencia a lo largo de los años, dando pasos firmes y progresivos para concretar este salto, siendo uno de los dos ascendidos entre 108 equipos que empezaron a jugar el Torneo Federal.

El camino no fue fácil, hay que recordar que Centenario perdió su sede de avenida Casey y hace 15 años el básquet había desaparecido por completo del club. “En 2008 había dos canchas de tenis dentro del gimnasio, parecía que habían matado al básquet”, recuerda Matías Carpignano, quien supo picar la pelota desde chico en el club, encabezó un proceso dirigencial junto a varios amigos para devolverle protagonismo al básquet y hoy es presidente de la institución.

En el resurgimiento hubo tres apellidos clave: Pugnali, Zanni y Diz, que junto a la conducción institucional de Roberto Freyre lograron que Centenario vuelva a contar con un gimnasio apto en el predio de avenida Jujuy, y después de dos años en que no había quedado ni un solo jugador, devolvieron el básquet al club.

Pero en 2013 había que arrancar otra vez con gente nueva, y un grupo de amigos con 28 o 29 años de edad, sin experiencia ni demasiados recursos económicos, empezaron un proyecto que se coronó con este objetivo 11 años después. “Hoy somos entre 30 y 40 personas que están atentas todo el tiempo para solucionar problemas”, resalta Carpignano.

El proceso deportivo fue lento al principio, había 40 pibes en inferiores y la primera era totalmente amateur, contaba sus presentaciones por derrotas y el público era escaso. Pero de a poco fueron mejorando y en 2022 hubo un quiebre definitivo.

Ganar, crecer

Después de 35 años, se logró el título de la Asociación Venadense en una maratónica final con Argentino de Firmat con Hugo Miraglia como entrenador, logro que repetirían ese mismo año y en 2023, este último en cancha de Olimpia. En el medio comenzó la participación en el Prefederal y luego en el Torneo Federal, que en la segunda experiencia terminó con el anhelado ascenso, ahora bajo la conducción técnica de Fernando “Chueco” Aguilar. En el medio fueron partícipes otros dos entrenadores: Víctor Hugo Daitch y Renzo Picarelli.

A partir de 2022, en un proyecto donde fue importante la presencia de Sebastián Uranga (h), vimos que si ganás los números cierran más porque llega más gente, señaló Carpignano.

Víctor Daitch, Fernando Aguilar y Hugo Miraglia, tres amigos que le dieron continuidad al proyecto.

Con la parte dirigencial ya fortalecida de varios años generando recursos genuinos para sostener al proyecto, con los títulos locales y las buenas experiencias de Prefederal y Federal, este año decidieron que era tiempo de contar con un entrenador full time, y lo buscaron al Chueco Aguilar, un venadense que realizó un largo recorrido (especialmente en provincia de Córdoba) que volvió a trabajar en la ciudad después de 16 años.

Él es el encargado de llevar adelante un trabajo integral, coordinando toda la actividad desde primera división hacia infantiles, pensando en una proyección a futuro pero que ya muestra resultados también en las formativas. “Centenario ya venía haciendo las cosas muy bien, no es un dato menor que esté Víctor Daitch y que antes haya estado Hugo Miraglia, y que además en el cuerpo técnico están Diego García y Ariel Molina”, resalta el Chueco Aguilar, enumerando todos nombres pesados en el básquet venadense.

Made in Venado

No es casualidad que todos estos nombres aparezcan juntos. Cuando se revisa la historia, el vínculo es tan inevitable como evidente: Víctor Daitch llegó a Olimpia en 2001 proveniente de Echagüe de Paraná, fichando por tres temporadas luego de dos descensos consecutivos que había sufrido el club, para jugar (con éxito) la extinta Liga B. Allí Daitch sumó a Hugo Miraglia como asistente y un año después lo fueron a buscar al Chueco Aguilar al Chanta como segundo asistente y jefe de canteras.

Juanse Menna, jugador clave en este ciclo exitoso.

Posteriormente Hugo y el Chueco trabajaron en Firmat FBC, logrando el ascenso al TNA. Pasaron los años y Miraglia llegó a Centenario, Daitch se arrimó porque su hijo estaba jugando en las formativas y en el medio aparece Diego García (históricamente vinculado a Atenas) que ya había estado en Olimpia con Daitch. En la Fiebre ya venía trabajando Ariel Molina con las formativas y se acopló al trabajo. Además todos ellos se cruzaron como jugadores y técnicos en distintos procesos.

Toda gente de Venado, para nosotros el día que terminó el partido del ascenso fue muy especial juntarnos en el medio y darnos un abrazo porque significó cerrar un círculo, es el título más importante por lejos por toda la carga emotiva”, asegura Aguilar.

Mirando por el retrovisor, Daitch, que hoy es una consulta permanente para el DT y los dirigentes, analiza: “El primer año en el Federal, en el que me tocó dirigir, fue un aprendizaje del que se tomó nota y las decisiones correspondientes para intentar el ascenso, y no es sencillo lograrlo en el segundo año. Fue un proyecto consistente que fue de menor a mayor, y si bien nada te garantiza el resultado porque esto es deporte, tenés más chances de conseguirlo. No fue casualidad”.

Partido tras partido

En el rectángulo de juego, Aguilar recuerda que al equipo le costó encontrar una identidad, que en los amistosos jugaron mal pero que de a poco empezaron a levantar hasta ser imbatibles: “Cuando vimos que ganábamos de visitantes en la fase regular nos pusimos el objetivo de terminar invictos para cerrar las llaves de play off de locales. Y lo logramos porque el equipo tiene buenos profesionales que trabajaron duro, con carácter para dar vuelta situaciones”, resalta el DT sobre el plantel de jóvenes que le toca dirigir, donde el más grande es el pivote Nicolás Giménez, con 30 años.

Fernando Aguilar da indicaciones durante un juego.

El momento más crítico fue el tercer partido con Tokio, que Centenario lo corrió siempre desde atrás en el resultado. Y era nada menos que el ascenso lo que estaba en juego. “Había una carga emotiva, sabíamos que no iba a ser un juego lindo de básquet, llegamos a estar 12 puntos abajo y el equipo supo volverse con más coraje que juego, tomando los jugadores decisiones en los momentos calientes con tiros muy difíciles”, repasa Aguilar.

Ahí aparecen algunos nombres propios ineludibles: Gaspar Ruiz pidiendo jugar rengueando para contagiar a sus compañeros y los puntos fundamentales de los dos jugadores más antiguos del plantel: Juan Segundo Menna (el distinto) y Pepi Emilio.

Todavía con la final de la Asociación Venadense por jugar (ante Olimpia, a cinco partidos, a partir de este martes), la Fiebre acumula más de 45 partidos jugados en cuatro meses y medio. Una locura.

Ser protagonistas

Pensando en el futuro inmediato y los desafíos que vienen, cada uno mira desde su lugar: “Mi sueño es seguir trabajando con las formativas, con el cuerpo técnico, reclutar algún chico alto que nos haga mejor las formativas, vamos a necesitar en un futuro inmediato de chicos que puedan saltar a jugar en primera. Eso es fundamental dentro del proyecto, cuando me llamaron desde el club una de las cuestiones fundamentales fue que los chicos de Venado tengan la posibilidad de integrar un equipo profesional y el día de mañana saltar al campo”, reafirma el Chueco Aguilar.

Matías Carpignano, presidente e hincha, celebrando uno de los títulos de estos años.

Sin entrar en muchos detalles sobre lo deportivo porque todavía hay un plantel jugando, el entrenador valora que Venado y la región necesitaban tener un club protagonista a otro nivel, ahora vendrá una instancia de mucho trabajo. Y desde la dirigencia afinan el lápiz en lo económico, entendiendo que “en el deporte siempre se dan pequeños saltos al vacío, aunque nosotros tenemos muy aceitado el tema económico, realmente nos manejamos como una empresa”, revela Carpignano.

Haciendo números, el presidente garantiza que “nosotros vamos a cerrar bien el semestre desde lo económico, tuvimos muy buenas recaudaciones en los play off. Y estamos empezando a trabajar en el próximo semestre que será un desafío”. En este punto valoró que la Municipalidad les ayudó a llegar a ciertas empresas, tanto a Olimpia como a Centenario que fueron los únicos dos clubes que buscaron dar un salto en una categoría profesional a nivel nacional, aunque aclara que “nosotros ya teníamos el equipo armado desde antes, y esos aportes nos dieron respiro para poder mejorar otros aspectos”.

En el momento justo

La Liga Argentina este año tendrá un cambio de formato, se jugará por regiones y eso es una buena noticia porque reduce los costos en viajes y alojamiento, aunque “eso no quita que tengamos el desafío de estar a la altura de lo que construimos, yo creo que podemos y que Venado necesita que así sea. Hay empresas que dan una mano y confiamos que seguirán, vamos a poder ser un buen representante de la ciudad, la idea es armar un equipo que va a competir y pueda ser una sorpresa. Vamos a armar el mejor equipo posible para que la gente siga viniendo a la cancha y den ganas de verlo”, confía Carpignano.

Pepi Emilio, una de las figuras del equipo.

Además hay una ventaja: “Hoy Centenario tiene muy buena imagen porque los jugadores que vienen viven bien, cobran al día y se sienten cómodos en el club. Hoy es uno de los mejores 25 o 30 empleos para un jugador de básquet en el país, y para nosotros eso es un orgullo”.

En lo institucional, el club está en un proceso de crecimiento, con tres disciplinas que mueven centenares de chicos a diario como el fútbol, el básquet y el tenis, a las que se suman hockey, pádel, vóley y la pileta en verano. “Hubo un cambio a partir de la presidencia de Ricardo Baravalle, se logró integrar a todas las disciplinas en la comisión”, valora y agrega que hace seis años había 600 socios y hoy están rondando los 3 mil.

Ya pasaron las obras en la tribuna de la cancha de fútbol y los vestuarios en el sector de tenis, y ahora hay un proyecto de ampliación del gimnasio, en parte necesaria por las exigencias del torneo de básquet que tendrán que jugar, lo que puede requerir tumbar paredes para sumar tribunas, un vestuario de árbitros y mejor división del público visitante.

Hoy Centenario vive un proceso virtuoso: gente circulando todo el tiempo, crecimiento en infraestructura y éxito deportivo. El momento justo para ponerse la bandera de la ciudad y portarla con altura.

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