Partiendo de la base que dejó muchos cuestionamientos y enojados por los resultados, el Censo Nacional 2022 es la herramienta oficial para determinar la cantidad de habitantes que tiene el país, cada provincia y cada localidad. A pesar que los avances tecnológicos llevarían a pensar que las cifras deberían haberse conocido con celeridad, recién dos años después de la realización el Indec informó la cantidad de pobladores por localidad, y dentro del departamento General López hay varios aspectos para analizar.
Con varios presidentes comunales que adelantaron su intención de realizar un reclamo formal para que se revise el trabajo realizado, impulsando un nuevo censo que pueda ser homologado y considerado válido, por ahora las únicas cifras reconocidas son las divulgadas días atrás.
Entre las ciudades, la que más creció es Venado Tuerto, que aumentó un 8,2 por ciento su población entre 2010 y 2022, pasando de 76.400 a 82.700. El intendente Leonel Chiarella no tiene dudas que la ciudad cuenta con más habitantes, del mismo modo que lo consideró José Freyre en el censo anterior, tanto es así que ordenó un relevamiento realizado por el Municipio, que determinó que la población ascendía a 81 mil habitantes. En 2001, el entonces mandatario Roberto Scott también había denunciado que Venado Tuerto tenía muchos más que los 69 mil habitantes que se informaron. El descontento con los censos ya es una tradición en la ciudad. Extraoficialmente, se sabe que desde el gobierno local analizan hacer una presentación ante el IPEC (el organismo de estadísticas de Santa Fe) para hacer un nuevo trabajo que determine el número de habitantes y tenga validez.
Del resto de las ciudades, Villa Cañás creció un 4 por ciento (9.800 habitantes), Firmat un 3,3 por ciento (con 20.500 mil pobladores es la segunda ciudad) y Rufino 1,2 por ciento (19.200). Bastante particular es el caso de Teodelina, que al momento de realizarse el censo todavía no había sido declarada ciudad. Si bien es la quinta localidad del departamento, el relevamiento determinó que tiene poco más de 6.600 habitantes, muy lejos de los 10 mil que exige la Constitución Provincial para alcanzar ese rango. Por supuesto, desde la localidad balnearia aseguran que el muestreo estuvo mal realizado y no refleja la realidad.
En expansión
Entre las comunas, la que más sorprende por su crecimiento es San Gregorio. De acuerdo con las cifras oficiales, el número de habitantes asciende a 5.500, un 19 por ciento más que en 2010. Cabecera de una micro región en torno a la ruta provincial 14 y la ruta nacional 7, tiene una actividad económica importante, con empresas de relevancia que generan oferta laboral y eso se ve reflejado en los más de 900 habitantes de diferencia con el registro anterior.
San Gregorio, una localidad con vida propia que crece.
Otras localidades que vienen mostrando un crecimiento interesante son Murphy y Melincué. Con mucho desarrollo inmobiliario a partir de loteos privados, la localidad ubicada a la vera de la ruta 33 evidenció en los últimos tiempos una evidente expansión geográfica, y el Censo lo reflejó con un crecimiento del 6,4 por ciento, superando la barrera de los 4 mil habitantes. En el caso de Melincué, después de varias décadas logró dar un salto interesante y aumentó un 7,5 por ciento su población, superando los 2.400.
Otro fenómeno bastante particular es el de Amenábar, que aumentó un 8,7 por ciento el número de pobladores, pisando las 2 mil personas. Este número contrasta con el de su vecina mayor Sancti Spíritu, que registró un leve descenso.
Entre las localidades más chicas, donde una variación de decenas de habitantes representa altos porcentajes, hay algunos casos para destacar. La Chispa (subió un 31%) con 569, Chapuy (30%) con 874 y Aarón Castellanos (36%) con 422 habitantes son los que lograron notorios crecimientos. También Miguel Torres (18%), Labordeboy (14%) y Christophersen (21%) dieron un salto importante.
En baja
Como contrapartida, hay localidades que sufrieron un descenso en la cantidad de habitantes, siempre de acuerdo a lo divulgado por el Indec. El caso más emblemático es el de Cafferata, que pasó de 1.500 habitantes en 2010 a 1.100 en 2022, con una caída del 28 por ciento. En principio, no ocurrió ningún fenómeno particular que explique esta situación, y están los que aseguran que en realidad parecieron estar “inflados” los números anteriores, aunque fueron similares en 2001.
Otras localidades que registran una caída en el número de habitantes por segundo censo consecutivo son Chovet y Carmen. Según los registros del Indec, en 2001 Chovet tenía 2.500 habitantes, cayó a 2.300 en 2010 y ahora cuenta con 2.100. En tanto, Carmen pasó de 2.000 a 1.800 y ahora está en 1.600. En ambos casos perdieron poco más del 10 por ciento de habitantes entre los dos últimos registros.
Según el Indec, Cafferata registró la mayor caída de habitantes.
Otro caso particular es el de Elortondo, uno de los pueblos más importantes del departamento, con una diversidad económica que no es frecuente, con desarrollo industrial más allá de la predominante actividad agropecuaria. Sin embargo, el Indec afirma que tiene 5.700 habitantes, un 4,7 por ciento menos que en 2010 (eran 6.000) y mucho menos que en 2001, cuando el relevamiento determinó que había 6.400 personas.
En el resto de las localidades los números se mantuvieron sin grandes oscilaciones en relación a los registros anteriores, aunque habrá que ver si los reclamos ya planteados por distintas autoridades terminan prosperando y se puede rectificar esta información.