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La idea fue presentada por el ex concejal Jorge Raúl Menegozzi ante el Concejo Municipal.
En un duro documento, el ex legislador municipal hace referencia a cómo “los deseos de pasar a la historia” de ciertos dirigentes que terminaron en el derrumbe de uno de los edificios emblemáticos de la ciudad para construir un palacio municipal que nunca se hizo. La demolición de la casa Andueza (ver foto del año 1930), acontecida durante la última dictadura militar, figura entre los hechos más ominosos de la ciudad. Además, la municipalidad terminó recién este año de pagar los gastos de un esperpéntico proyecto arquitectónico que nunca se concretó.
Otras ciudades del país sí recibieron durante el último gobierno de facto espantosos edificios municipales de concreto y ladrillo a la vista en donde antes se emplazaban bellas edificaciones. Los proyectos ocultaron además grandes hechos de corrupción.
Paradojas de la historia, hoy el terreno municipal de calle Belgrano y 9 de Julio podría ser utilizado para salvar otro histórico edificio de la ciudad de las manos del “progreso”: la casona de Patricio Boyle de calle Casey. La idea fue elevada al Concejo Municipal por el ex edil radical (1987-1991) y abogado Jorge Raúl Menegozzi.
Debe recordarse que los herederos de Boyle presentaron hace poco al mismo Concejo sus intenciones de vender la propiedad para que también sea derrumbada y en su lugar se construya una torre de departamentos.
En principio, los legisladores municipales venadenses se mostraron desconcertados y hasta presidentes del futuro de la histórica propiedad, hasta que –por iniciativa del edil socialista Fabián Vernetti- se declaró al inmueble como parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad. La acción de la prensa, que puso el tema en la agenda pública, también derivó en que hoy la propiedad esté incluida en el presupuesto provincial merced a las gestiones del saliente senador Ricardo Spinozzi, aunque nada garantiza su preservación.
De allí la propuesta de Mengozzi, que haría económicamente viable la recuperación–el oficialismo adujo en el Concejo que la Municipalidad no tenía el millón de dólares que valdría la propiedad, y que de tenerlo se destinaría a objetivos considerados más importantes-. El terreno de calle Belgrano y 9 de julio continúa siendo de propiedad del Municipio y en él sólo se aloja una herrumbrada calesita y un puesto de panchos. Habitualmente se realiza allí la feria de los huerteros, pero más allá de esta actividad –fácil de trasladar hacia Plaza San Martín u otra área céntrica– nunca se logró hacer del terreno un mini-predio ferial o algo por el estilo.