El pasado 26 de diciembre, a instancias de un pedido de trabajadores del sector, el Municipio decidió autorizar un aumento en la tarifa de taxis y remises que fue del orden del 50 por ciento. De esta manera, hace poco más de diez días la bajada de bandera pasó a costar 650 pesos y los cien metros recorridos 65 pesos. Esta medida encontró distintas reacciones: algunos taxistas advierten que ya quedó atrasada y reclaman que se vuelvan a revisar los costos en febrero, y también hay posiciones opuestas entre remiseros, donde están los que advierten que la demanda bajó considerablemente, y por ende sus ingresos.
Si bien la ordenanza establece la aplicación de dos revisiones anuales, que generalmente se dan en marzo y septiembre, la realidad es que la escalada de precios de los últimos meses obligó a adelantar el aumento de tarifa, que hasta ese momento era de 400 pesos la bajada de bandera y 45 pesos los cien metros. Se estima que en promedio el incremento fue del 50 por ciento para un viaje de veinte cuadras.
Dos históricos representantes de los taxistas, Jorge For y Roberto Gironacci, consideran que el incremento recientemente aplicado ya quedó atrasado ante la inflación galopante que sufre la economía argentina: “Las cubiertas y los insumos, además del combustible, se fueron para arriba. El GNC está en 400 pesos, hoy llenar el tubo ya te cuesta 5.500 pesos. Con este panorama tenemos que hacer los aumentos más seguido, porque si nos alejamos demasiado de los costos a los seis meses, la actualización golpea más al usuario”, advirtieron en una entrevista con VerTV.
Ellos aseguran que los clientes “aceptan el aumento porque van al supermercado y ven que todo se incrementó un 30 o 40 por ciento, no somos los únicos”, al tiempo que destacan que hoy es “imposible” pensar en renovar el vehículo.
En paralelo, reconocen que “van mermando los viajes porque la clase media a este camino va a desaparecer y es con la que más trabajamos nosotros”, pero que de todas formas “vamos a elevar un pedido para febrero, para arrancar con un nuevo valor en el ciclo lectivo. Necesitamos retocar la tarifa”.
Desde el gobierno local informaron que si bien la ordenanza establece que la revisión de tarifas se realiza dos veces al año, “decidimos hacer un monitoreo de costos y de la actividad para ir ajustando en caso de ser necesario”.
Por eso, observan como algo “lógico” que algunos trabajadores del sector pidan un nuevo aumento, aunque también destacan que “hay otros actores que están planteando retrotraer el último aumento porque la actividad se redujo al mínimo”.
Así, el gran desafío es analizar los costos del servicio y la actividad que tiene el sector para que sea rentable sin que se caiga ostensiblemente la demanda: “Tenemos que lograr un equilibrio, que no es nada sencillo”, admiten.