En la mañana de hoy se desarrolló en la sala de los Tribunales de Venado Tuerto una nueva audiencia en el marco del juicio por la megaestafa inmobiliaria. En este caso, el único testimonio fue nuevamente del testigo arrepentido, Juan Carlos Rullo, quien antes de comenzar con la ronda de preguntas advirtió: “Hago responsable a los acusados por lo que me suceda a mí o a mi familia”
De todos modos, dicha advertencia no sorprendió a los presentes, ya que el mismo testigo, en ocasión de su anterior participación en el juicio realizada el último jueves 9 de junio, luego de sufrir una descompensación le manifestó a uno de los jueces que estaba siendo amenazado desde hace meses. Es más, también en la oportunidad fue increpado en plena audiencia por el acusado Marcelo Sava, situación que provocó que hoy se definiera que este último no acudiera en persona al tribunal y solo se presente por videollamada.
Cabe recordar que, dicho juicio tiene los siguientes acusados: el abogado venadense, Antonio Di Benedetto (sindicado como la cabeza de la banda); el gestor rosarino, Raúl Jaime (participó vía zoom) y al comerciante venadense, Marcelo J. Sava. En tanto, el triunvirato de jueces está integrado por: Leandro Martín, Eduardo Bianchini y Aldo Baravalle. El fiscal acusador es Matías Merlo.
Rullo, un testigo clave
Lo cierto es que Rullo, ya recuperado de su anterior descompensación que lo llevó hasta pasar unas horas en un sanatorio privado, volvió a declarar y nuevamente la defensa (principalmente la defensora de Raúl Jaime, Silvia Couselo) le remarcaron reiteradas contradicciones en su relato.
Al respecto, es de aclarar que el hoy testigo fue condenado previamente en juicio abreviado (recibió una pena de ejecución condicional) y se presentó en calidad de arrepentido.
Entre otras cosas, Rullo, reconoció ser integrante de la asociación ilícita que se apropió mediante diversas maniobras de bienes inmuebles, urbanos y rurales (el patrimonio estafado alcanza la cifra de veinte millones de dólares, unos cuatro mil millones de pesos). En ese sentido, tenía una importante vinculación con Di Benedetto (que incluyen lazos familiares) y fungía como un símil gestor (en realidad era comisionista y su mujer era la gestora) que se encargaba de realizar diversos trámites en la sede de Rosario del Registro General de la Propiedad de Santa Fe.
Así describió, interpelado por Merlo, distintos procedimientos que efectuó enviado por el presunto cabeza de la banda que culminaban con la elaboración de boletos de compra y venta ilegales.
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