PoliticaProvinciaFalleció en Santa Fe el exjuez Vera Candioti, cumplía una condena de 15 años por el caso Carolina Guallane

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El exjuez de menores de la provincia, Luis María Vera Candioti, murió hoy en su domicilio en la capital santafesina donde cumplía prisión domiciliaria. Vera Candioti tenía 78 años, y fue condenado en abril del 2016 a 15 años de prisión por  el delito de “retener y ocultar”  y “alterar y suprimir su estado civil de una menor de 10 años y prevaricato” en perjuicio de María Carolina Guallane/Paula Cortassa. En ese histórico juicio también fueron condenados por el mismo caso: los tenientes coroneles retirados Domingo Morales y Jorge Roberto Diab (quien falleció tras el comienzo del juicio); el coronel retirado Carlos Enrique Pavón; y el comisario retirado Juan Calixto Perizzotti.

Vera Candiotti fue el primer juez procesado por los delitos de apropiación y sustracción de identidad en la causa de María Carolina Guallane/ Paula Cortassa, la nena cuyos padres murieron en un enfrentamiento con el Ejército en la ciudad de Santa Fe y que luego fue adoptada por una familia de Venado Tuerto (localidad en la que hoy reside).

Luego, fue trasladada al juzgado de menores, que estaba a cargo de  Luis María Vera Candioti, y el 13 de mayo de 1977  fue entregada en adopción al matrimonio integrado por María y Jorge Guallane, llegados desde Venado Tuerto.

La historia de Carolina

María Carolina Guallane fue la primera hija de desaparecidos que encontró a sus familiares de sangre, por decisión propia, luego de haber pasado toda su vida en otro hogar.

El comienzo de esta  historia fue el 11 de febrero de 1977,  en plena dictadura de Jorge Rafael Videla, en un caluroso y húmedo  mediodía santafesino un Comando de Operaciones Tácticas Área 212 bajo las órdenes del Coronel Juan Carlos Rolón en jurisdicción del 2º Cuerpo del Ejercito comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri, copó la vivienda sita en Castellano al 4500 de la ciudad.

A los tres años Agustina María Moro (su madre adoptiva) le confesó que era adoptada, pero fue a los 12  cuando se enteró  que sus padres biológicos  forman parte de los 30 mil desaparecidos de la Argentina. En el medio, las pesadillas continuas, en donde habitaban siempre explosiones, sangre y muerte, sumado al miedo de las sirenas y a los Falcón verdes, eran signos de un  pasado que  no podía, ni se atrevía a descodificar.

Carolina relató el momento en que supo de su pasado: “Escuche a un tío hablar de la guerrilla del 76 y que en Santa Fe  habían desaparecido muchas personas. Me puse a sacar cuentas sabía que había nacido en Santa fe y en mi documento decía 1976. A esa altura ya no creía que mis padres hubieran muerto en un accidente  porque de ser así  tenían que estar enterrados en algún lugar.  Así  que un día me planté  y la pedí a mi madre  que me cuente la verdad y ella lo hizo“. En ese mismo instante su madre adoptiva Agustina María le propuso buscar a sus padres biológicos, pero Carolina después de llorar  varios días seguido  decidió que prefería esperar hasta los 18 años.

Así fue como la verdad empezó a aparecer, primeros hablaron los vecinos del lugar en donde sus padres murieron acribillados por un grupo de operaciones tácticas de los militares.

En agosto del 98 en la vivienda de los Guallane recibieron un llamado de alguien que vio la foto de Carolina de niña, recordó el pasado y simplemente una dirección en Rosario. Hasta allí fueron María Agustina y un militante de los derechos humanos y se encontraron con una abuela de 83 años que desempolvo un viejo álbum de fotos  y les mostró la imagen de su hijo y nuera,  para luego enviarles una de su nieta. Cuando Carolina la recibió se creyó que era una broma de mal gusto y exclamo: ” Si esta soy yo, que me están mandando“.

Esto que en primer lugar creía que era una broma de mal gusto, con análisis de ADN  de por medio se convirtió en la verdad. La foto de la niña  pertenecía a Paula Cortassa la identidad real de  María Carolina Guallane y sus hijos, Enrique y Blanca – embarazada a término- y la hija de ambos: Paula. Así relataron el procedimiento  Luis y Susana Villalba  vecinos del lugar: “En esa casa no vi ningún tiro. Lo que vi fue un civil que tiro un par de bombas. Decían que eran del Servicio de Inteligencia, el tipo se subió al techo de un vecino y grajo dos bombas”. Además, agregaron:“Luego del procedimiento secuestraron con vida  a por lo menos tres personas, un hombre (supuestamente Enrique), una mujer embarazada (Blanca)  y la nena; y después se alzaron con el botín de la guerra  sucia” .  

De Enrique Cortassa no se supo más nada, en tanto sobre  Blanca  todos los testigos  dijeron que se la llevaron viva de Castelli al 4500. Un documento de la época, que fue reconocido por el comisario Juan Calixto Perizotti, titular del Comando de Operaciones Tácticas que dirigió el ataque, remarcó que la mujer murió el 23 de febrero del 77 (doce días después de la masacre) y un estudio médico dice, además, que la mujer tenía un balazo en la cabeza y le faltaban las manos.

Paula fue retirada por los militares de la casa de los Villalba y luego entregada a La Casa Cuna. Y fue en ese lugar donde en diciembre de 1976 le dieron por orden del juez de menores Luis María Vera Candioti  en guarda a Jorge Omar Guallane y Agustina María Moro, una beba de casi 8 meses a quien adoptaron de buena fe sin saber su procedencia y la llamaron María Carolina.

Lo cierto es que la lucha de Carolina por conocer la verdad dio resultado, pudo encontrar a sus abuelos biológicos (Isabel Barreto y Delfina Cortassa)  y años después hallaron el cuerpo de su madre que pudo enterrar en un cementerio privado de Venado. Además logró que sus apropiadores y asesinos de sus padres biológicos y otros militantes fueran condenados

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