SocialesOrígenes. La historia de Carolina Guallane/Paula Cortassa

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Venado 24 publica la siguiente nota que relata la historia de Carolina Guallane. Dicha nota fue escrita por nuestro director Mauro Camillato en septiembre de 1999 para el número 14 de  la revista El Perseguidor (Publicación de cultura realizada en VT y dirigida por Ricardo Avaro)

Por Mauro Camillato

Los Guallane esperaban con ansiedad su primer hijo, pero la vida les jugo una mala pasada. El primogénito varón falleció en el transcurso del parto. Después de años de tratamiento, supieron que nunca más podrían tener un hijo natural. Para los Cortassa vivir en la clandestinidad era su destino de militante de la Juventud Peronista en los tenebrosos y utópicos 70. A pesar de esto tuvieron su primera hija el 13 de diciembre de 1975, a quien llamaron Paula. Un año después esperaban con ansiedad su segundo hijo, pero tambien la vida les jugo una mala pasada.

Los Guallane después de tres años de intentar e intentar, abandonaron todo tratamiento y toda su fe en la ciencia y decidieron adoptar. Alguien les dijo que en Santa Fe sería más fácil conseguir ese deseado niño. Hacia allí viajaron en diciembre de 1976 desde Venado Tuerto con la esperanza a cuesta.

Los Cortassa huyeron de Rosario hacia Santa Fe pensando en encontrar un lugar donde guarnecerse de sus perseguidores, pero el 11 de febrero de 1977 fueron acribillados por un Comando de Operaciones Tácticas del Ejército en la vivienda que habitaban en Castellano al 4500. Paula se salvo de milagro, gracias a los cuidados de su madre. Esta última habría salido herida de la matanza con un embarazo de ocho meses y medio. Nunca se supo que paso con ese bebé que tenía en su vientre. Tampoco se encontraron, hasta ahora, los cuerpos de la pareja.

A los Guallane después de cumplir con todos los trámites legales le entregaron en adopción a una pequeña niña de casi un año, a quien llamaban María Carolina.

 LOS CORTASSA

Enrique “Coqui” Cortassa nació el 19 de febrero de 1944 en Rosario. Unico hijo de un humilde hogar de inmigrantes piemonteses.

De chico Enrique vio como su padre Don Agustín, buen albañil él, levanto su casa con sus propias manos y se juro para si una vida mas justa. No comprendía esa injusticia “natural de la vida” que hace que algunos tengan tan poco y otros tanto. De adolescente con gran sacrificio trabajaba de día en una embotelladora y de noche estudiaba el secundario, en donde se recibió de Técnico Mecánico.

Recién egresado del colegio monto con unos compañeros su propio taller de tornería, pero se dio cuenta que no iba a pasar el resto de sus días entre cuatro paredes luchando por unas pocas monedas, mientras afuera pasaban otras cosas. Pronto se subió a las utopías de los 70 y dejo el taller para comenzar a militar en ese sueño de una sociedad mas equitativa que representaba, para algunos, el peronismo en aquella época.

Blanca “Cuca” Zapata vivía en el campo en Puerto Esquina, Entre Ríos, con siete hermanos. Después de terminar la secundaria comprendió que su destino nada tenia que ver con la rutina y la serenidad del campo y emprendió su viaje hacia Rosario./ Ya en la ciudad santafecina Blanca tambien abrazo la causa peronista, y en su primer trabajo en la Confederación de Productores de Carnes llego a ser delegada gremial.

Enrique y Blanca se conocieron, como no podía ser de otra manera, militando en la zona sur de Rosario, en donde recorrían el barrio hablando con la gente con sus mismos códigos. Quienes conocían a Coqui marcan su condición de líder que lograba escuchar y ser escuchado.

Al poco tiempo, en el transcurso del 74, decidieron casarse a escondidas por miedo a ser atrapados si lo hacían en el Registro Civil.

En el medio habían disfrutado de la primavera camporista, que duro poco más de 70 días, pero pronto volvieron a sentir nuevas frustraciones y la vuelta a la clandestinidad. Los Cortassa fueron a la plaza aquel 1 de Mayo del 74 cuando la gloriosa J.P fue a reprocharle a Juan Domingo Perón la intromisión en el gobierno popular de López Rega y la Triple A, y le gritaron en la cara: “ Que pasa general, que esta lleno de gorilas el gobierno popular”. Y emprendieron la triste retirada cuando el otrora idolatrado líder les contestó con aquel desafortunado improperio: “Estúpidos, Imberbes (…)”. A partir de ese día supieron que su lucha nunca iba a terminar.

Enrique Cortassa fue uno de los fundadores del Peronismo Autentico (P.A) en los principios del 75, ese vano intento de la J.P, después de la muerte de Perón, de legalizarse para dar lucha por dentro de las estructuras contra el nefasto gobierno de Isabel y López Rega.

Pero el 14 de agosto de ese año los Cortassa iban a recibir uno de los golpes más duros en su vida de militancia. Un comando de la Triple A irrumpe en la casa que compartían los hermanos de Blanca: Santiago y Nelly Zapata, Pedro Martínez (pareja de esta última) y Pío Acosta; todos ellos miembros del P.A. Santiago, Martínez y Acosta fueron sometidos a sendas sesiones de tortura delante de Nelly –quien estaba en reposo por enfermedad y eso, aparentemente, la salvo- y de otro hermano de solo 12 años que se encontraba de visita. Luego fueron apresados para aparecer posteriormente los tres cuerpos acribillados cerca del aeropuerto de Fisherton, Rosario.

Blanca y Enrique, que en ese momento ya estaban esperando su primer hijo, sintieron que en realidad a los que buscaban eran a ellos y decidieron buscar nuevos rumbos. Así viajaron hacia Victoria, Entre Ríos, y tuvieron un fugaz paso por Brasil para luego afincarse en la ciudad de Santa Fe.

Ya con Paula recién nacida (13-12-75) los Cortassa se acostumbraron a vivir como fugitivos, los bosques de Entre Ríos que Blanca conocía como la palma de su mano, y las alcantarillas de la ciudad eran sus lugares predilectos para escabullirse.

“La inteligencia de la dictadura sabían quienes eran, los habían buscado en Rosario y Entre Ríos y hasta Delfina (madre de Enrique) recuerda una madrugada cuando hombres con pelucas y armas largas coparon la vivienda familiar. Don Agustín salió a enfrentarlos en medio del patio en calzoncillos. ‘- mátenme a mi, si quieren ‘les grito el viejo ‘ – No es a vos al que queremos matar, es al hijo de puta de tu hijo’; le contesto un miembro de la patota”; cuenta el periodista Juan Carlos Tizziani en el diario Rosario 12.

El 11 de febrero de 1977, ya en plena dictadura de Videla, en un caluroso y húmedo mediodía santafesino un Comando de Operaciones Tácticas Area 212 bajo las ordenes del Coronel Juan Carlos Rolón en jurisdicción del 2º Cuerpo del Ejercito comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri, copo la vivienda sita en Castellano al 4500. En ella se encontraban Cristina Zicardi y sus hijos, Enrique y Blanca – embarazada a termino- y la hija de ambos: Paula. Así relatarón el procedimiento Luis y Susana Villalba vecinos del lugar, quienes desmienten toda posibilidad de enfrentamiento, en el periódico Rosario 12 el 30/09/98: “En esa casa no vi ningún tiro. Lo que vi fue un civil que tiro un par de bombas. Decían que eran del Servicio de Inteligencia, el tipo se subió al techo de un vecino y grajo dos bombas”. Además, agregan: “ luego del procedimiento secuestraron con vida a por lo menos tres personas, un hombre (supuestamente Enrique), una mujer embarazada ( Blanca) y la nena; y después se alzaron con el botín de la guerra sucia”

Luis tambien puntualizó que él le pidió a los militares que le dieran a Paula, quien era llevada por un soldado envuelta en una frazada ensangrentada “ insistí que me la dieran (…) luego la revisamos por que pensamos que estaba herida pero no lo estaba. No paraba de llorar, estaba muy asustada” De Enrique Cortassa no se supo mas nada, en tanto sobre Blanca todos los testigos dicen que se la llevaron viva de Castelli al 4500. Un documento de la época, que fue reconocido por el comisario Juan Calixto Perizotti, titular del Comando de Operaciones Tácticas que dirigió el ataque, remarca que la mujer murió el 23 de febrero del 77 (doce días después de la masacre) y un estudio medico dice, además, que la mujer tenia un balazo en la cabeza y le faltaban las manos. 

 Paula fue retirada por los militares de la casa de los Villalba. Nada se supo sobre el bebé que Blanca llevaba en su vientre.

LOS GUALLANES

A los 16 años Jorge Omar Guallane entro a trabajar en el desaparecido Frigorífico Centenario en Venado Tuerto, en donde su primer osadía casi le cuesta el empleo. En 1959 durante el gobierno de Ongania nombrar a Juan Domingo Perón era palabra prohibida. Jorge con una cuchilla esculpio prolijamente en un trozo de carne congelada la P de Perón junto con la V de la victoria, cosa que a los patrones aliados a la oligarquía de aquella epoca mucho no le gusto y tras confesarse culpable ligo una suspensión.

En 1961, sobre el cierre del gobierno de Frondizzi y su sueño desarrollista, cambio de trabajo y se convirtió en obrero metalúrgico cuando ingresó a Copi y Placci Metalúrgica, una prospera empresa venadense que albergaba a 130 empleados. Guallane se destaco enseguida entre sus compañeros por sus dotes para al actividad gremial. Así en es elegido delegado de la sección rectificación, de ahí en mas su participación en la UOM local fue en incremento hasta llegar en el 74 a ser tesorero de dicho sindicato.

El gremialismo y su militancia en el peronismo ocuparon esos años de su vida, “yo me identificaba con el gobierno peronista, por que en esos años la cosa se cambiaba por ahí”, nos explica Jorge.

Agustina María Moro creció en un campo en las inmediaciones de la localidad de El Elortondo. En el 70 viene a Venado Tuerto a probar suerte e ingresa como instrumentista en el ex Policlínico Luis Chapuis, allí conocerá quien será su amiga inseparable; Mabel Guallane. Esta ultima servirá de “Doña Celestina” presentándole a su hermano Jorge.

Pronto Jorge y Agustina sabrán que comparten códigos e ideales en común y que los espera una larga vida juntos.

Tambien en política los unía las mismas ideas “Ambos éramos peronistas y participábamos activamente en el partido, sobre todo en nuestra ciudad al lado del Chito Sava” De todos modos Agustina destaca; “nosotros teníamos mas ideas de izquierda que en ese momento no la podíamos expresar abiertamente”

En tanto Jorge justifica su militancia al lado del reconocido militante peronista de nuestra ciudad Juan Americo “Chito” Sava, a pesar de la aparente contradicción ideológica “Chito era del Perón del 55, pero si tendría que definirlo lo haría mas por la derecha que por la izquierda. En su vida habia muchas contradicciones pero el siempre estuvo con los pobres, cuando fue senador nacional en sus oficinas habia colas interminables de gente y siempre se llevaban algo”. Pero, aclara; “el estaba en la derecha, con la estructura establecida, no estaba en el cambio por que veía al P.C y a la izquierda como peligrosos para el sistema”

Por otra parte, Agustina María acota: yo siempre seguía a Jorge en todo” y se reconoce peronista desde que su padre durante el primer gobierno del mítico general se pudo comprar el campo con un crédito bancario.

Después de un corto noviazgo, Jorge y Agustina María decidieron casarse, eligiendo como fecha el mismo día de cumpleaños de esta ultima: el 8 de enero del 71. Pronto ambos sentirán en sus entrañas el deseo de prolongar su amor en su primer hijo.

Agustina María quedo embarazada pocos meses después del casamiento y espero junto a su marido con mucha ansiedad el nacimiento de su primogénito. Pero el destino unido a la negligencia de algunos médicos provocaron que el bebé no llegará a nacer.

Todavía Jorge se lamenta de su fidelidad a la UOM que lo llevo a elegir el sanatorio del gremio para el parto de su mujer” el sanatorio era en realidad un desastre- reconoce Guallane- pero a pesar de eso y de que María quería ir a otro centro medico yo insistí por que ahí parían todos los días y nunca habia ocurrido un problema “.

Esta fidelidad con su sanatorio le costo la recriminación por mucho tiempo de su mujer “ luego comprendí que son cosas que suceden, y que mucho veces tiene que ver con el destino mas que por culpa de mi marido’ y agrega: “esa noche antes de descomponerme vi la radiografía de la cabeza del bebé y me di cuenta que era muy grande y teniendo en cuenta que soy muy menuda pense en ir a consultar a otro medico pero no me dio tiempo”.

Lo cierto es que el bebé, aparte de su gran tamaño, tenía el cordón umbilical envuelto en el cuello y al no hacerle cesárea se asfixio. Pero la historia no termina ahí por que como consecuencia del frustrado parto y de la mala praxis de los médicos Agustina María estuvo al borde de la muerte y además nunca más pudo tener un hijo.

A partir de aquí empezó un largo peregrinar de los Guallane por distintos profesionales de la salud en diferentes lugares intentando con sendos tratamientos la posibilidad de un nuevo embarazo. “Después de tres años de tratamientos sentimos que habíamos agotado todas las posibilidades y decidimos de mutuo acuerdo adoptar” concluye Jorge.

Así fue como los Guallanes se anotaron en diferentes juzgados de menores, pero alguien les sugirió que lo hagan especialmente en Santa Fe “por que ahí existe mayores posibilidades”

Hacia allá partieron en el mes de diciembre del 76, con toda la ilusión a cuesta y con la firme convicción que esta vez no se iban a volver con las manos vacías. En el juzgado de la capital provincial los atendió la Asistente Social Blanca Soria Molina, quien les tomo todos los datos y les peticiono la documentación correspondiente.

Y fue esa misma Asistente Social quien cinco meses después, el 13 de mayo del 77, por orden del juez de menores Luis María Vera Candiotti les entrega en guarda a una beba de casi 8 meses a quien llamaban María Carolina. Antes le advierten que la saquen de la ciudad de Santa Fe “por que esta nena es una bomba”

“Un huesito con panza y piernas gordas” llamada Carolina// Ya en el camino de regreso a Venado Tuerto los Guallane se sorprendieron cuando Carolina no paraba de comer y de beber Seven- Up con desesperación. Pero la mayor sorpresa se la llevaron cuando al llegar a su vivienda familiar la desvistieron, "era un huesito, con la panza y las piernas gordas" nos cuenta María Agustina. Pero, además, tenia colitis, perdía sangre y su larga cabellera rubia y enrulada era habitada por sendos piojos. Jorge al ver este panorama salió rápidamente a buscar al medico pediatra Hernán Cortés, quien le diagnostica: " hepatitis, tuberculosis y una desnutrición avanzada". Además, Cortes descarto cualquier posibilidad de que Carolina tuviera alguna enfermedad mental. Esta ultima duda de los Guallane tenia que ver con un medicamento para tal fin que le suministraban en Santa Fe. Carolina nos aclara:" ese remedio, aparentemente me lo daban para que no llorare y mantenerme calma".

Otra cosa que les llamo la atención fue que en el juzgado les habían dicho que tenía ocho meses y para él medico venadense tenia más de un año.

Los primeros meses en los cuales Carolina estuvo en lo de los Guallane transcurrieron entre padecimientos y el miedo a la muerte. No dormía de noche y solo aceptaba como alimento agua y pan. María describe ese tiempo crudamente “los primeros meses era un vegetal, no sabia jugar, ni comer y donde la pusiéramos se quedaba”; y agrega: “ además, de noche no dormía, se despertaba exaltaba llorando y gritando y nos rechazaba".

Lo cierto que con un tratamiento medico intensivo y con el amor de los padres adoptivos Carolina pudo salir con el tiempo adelante, aprender a comer, a caminar y hasta a reír, fueron logros que pronto llegarían.

Parte de la incógnita de los Guallane del por que del estado de la niña se develo cuando un año y medio después de la adopción recibieron la orden de presentarse en el Juzgado de Menores de Santa Fe. Ahí fue Blanca, la Asistente Social, quien les contó que en realidad los padres biológicos de Carolina no habían muerto en un accidente sino que eran desaparecidos.

A los tres años Agustina María le confeso que era adoptada, pero fue a los 12 cuando se entero que sus padres biológicos forman parte de los 30 mil desaparecidos de la Argentina. En el medio, las pesadillas continuas, en donde habitaban siempre explosiones, sangre y muerte, sumado al miedo de las sirenas y a los Falcon verdes, eran signos de un pasado que no podía, ni se atrevía a descodificar.

Carolina relata el momento en que se entero: " escuche a un tío hablar de la guerrilla del 76 y que en Santa Fe habían desaparecido muchas personas. Me puse a sacar cuentas sabia que había nacido en Santa fe y en mi documento decía 1976. A esa altura ya no creía que mis padres hubieran muerto en un accidente por que de ser así tenían que estar enterrados en algún lugar. Así que un día me plante y la pedí a mi madre que me cuente la verdad y ella lo hizo". En ese mismo instante Agustina María le propuso buscar a sus padres biológicos, pero Carolina des pues de llorar varios días seguido decidió que prefería esperar hasta los 18 años.

“ Si esta soy yo, que me estan mandando…"

 Finalmente fue a los 19 cuando decidió emprender la búsqueda de su identidad. El primer paso que dio fue el de ir a hablar con la Asistente Social que la había entregado a sus padres adoptivos, pero se encontró que había fallecido y fue su hermana Irma Soria quien la atendió. Luego de muchas idas y venidas, fueron junto a esta ultima y sus padres adoptivos a dialogar con el juez de Menores de Santa Fe Julio Roggiano y luego a Luis Vera Candiotti el magistrado que la había entregado en adopción en 1976.

La relación con Irma Soria termino abruptamente ya que esta no quería que Carolina investigue sobre su pasado. " Me dijo que no estaba de acuerdo con lo que busque a mis padres biológicos por que decía que iba a sufrir mucho, pero en realidad yo siempre sospeche que me ocultaba algo"/ Por orden de Roggiano Carolina se realizo análisis de ADN y la contactaron con la Comisión por el derecho y la identidad dependiente del Ministerio del Interior. Pasaron tres años y nadie la volvió a llamar. Fue entonces cuando en Rosario se relaciono con el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos, y con ello empezó a recobrar información, obteniendo rápidamente datos que la acercaban a su identidad.

Pero lo que acelero aun mas el encuentro de la verdad fue la detención del ex dictador Jorge Rafael Videla en junio de 1998. Esto provoco que un periodista santafesino empezara a hurgar en el caso y de ahí en mas paso a las primeras planas de los medios nacionales.

En realidad, Carolina conocedora de los medios de comunicación (estudia periodismo y ejerce el oficio en la radio LT 29) siempre se debatía entre hacer conocer su historia o no, pero una llamada del providencial periodista sumado a su ya decidido ímpetu en conocer la verdad, la hizo recurrir a los periodistas.

Carolina el 12/ 06/ 98 decía con desesperación, pero a la vez con esa temple y madurez que demostró en su contacto con los medios, al diario El Litoral: " Si una persona fue participe de esta barbaridad, no tiene nada que ocultar. Todos se callan o sufren de amnesia por que tienen miedo. Miedo a que, ya no hay necesidad de tenerlo. Muchos ya murieron y se llevaron datos que me hubieran servido. Esas personas ya no están, el tiempo pasa y se me van a ir otras personas dentro de diez años ¿qué hago? ¿ Quien me va a decir la verdad (…) Lo único que pido a la vida, al destino, a Dios, a lo que sea, es que afloje el corazón de las personas que conocen mi historia y se decidan a hablar".

Así fue como la verdad empezó a aparecer, primeros hablaron los vecinos del lugar en donde sus padres murieron acribillados por un grupo de operaciones tácticas de los militares.

En agosto del 98 en vivienda de los Guallane recibieron un llamado de alguien que vio la foto de Carolina de niña, recordó el pasado y simplemente una dirección en Rosario. Hasta allí fueron María Agustina y un militante de los derechos humanos y se encontraron con una abuela de 83 años que desempolvo un viejo álbum de fotos y les mostró la imagen de su hijo y nuera, para luego enviarles una de su nieta. Cuando Carolina la recibió se creyó que era una broma de mal gusto y exclamo: " si esta soy yo, que me están mandando".

Esto que en primer lugar creía que era una broma de mal gusto, con análisis de ADN de por medio se convirtió en la verdad. La foto de la niña pertenecía a Paula Cortassa la verdadera identidad de María Carolina Guallane.

Pero la historia no culmina aquí por que su madre biológica Blanca Zapata cuando desapareció luego de la masacre de calle Castelli estaba embarazada a termino, lo que no se sabe es si el bebé finalmente nació o no. La búsqueda de su hermano es la lucha de Carolina hoy.

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