RegiónFirmat: a casi diez años del doble crimen, se hizo justicia

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Después de casi una década de dolor, incertidumbre y lucha incansable, la Justicia habló. José Gregorio Vivas, de 53 años, fue condenado este jueves a prisión perpetua por el homicidio de Mario D’Angelo y el femicidio de Graciela Picech, ocurrido en noviembre de 2015 en Firmat. El veredicto fue dictado por unanimidad en un juicio oral que se desarrolló en los tribunales de Melincué, y fue recibido por los familiares de las víctimas con una mezcla de alivio, emoción y gratitud.

La sentencia máxima fue impuesta por los jueces Mariana Vidal, Adrián Godoy y Aldo Bravalle, tras un proceso que expuso la crudeza del crimen y el largo camino investigativo que permitió llegar a este fallo.

Un crimen con saña

Los hechos ocurrieron en la madrugada del 18 de noviembre de 2015. Según se probó en el juicio, Vivas ingresó al domicilio del matrimonio compuesto por D’Angelo y Picech —a quienes conocía porque su entonces pareja trabajaba con ellos— y los atacó con extrema violencia. Primero golpeó y apuñaló a D’Angelo hasta causarle la muerte. Luego, se dirigió al dormitorio, donde Graciela dormía, y la agredió brutalmente con golpes y múltiples cortes de carácter sexual, provocándole una muerte lenta y dolorosa.

El fiscal Eduardo Lago, quien llevó la causa a juicio, remarcó el ensañamiento con el que actuó el acusado: “Fue una agresión planificada y de una violencia inusitada. Probamos que actuó con plena conciencia de lo que hacía, motivado por odio y desprecio”.

Casi diez años sin respuestas

El camino hacia la condena fue extenso. La investigación inicial estuvo a cargo del fiscal Matías Merlo, quien junto al Organismo de Investigaciones trabajó durante años para recolectar pruebas. La clave que destrabó la causa fue una nueva pericia de ADN realizada en 2023 sobre material genético encontrado en la escena del crimen. Ese resultado confirmó lo que las pistas ya sugerían: Vivas era el autor de los hechos.

Posterior a la audiencia desarrollada en la mañana del jueves en los Tribunales de Melincué, los familiares rompieron el silencio que mantuvieron durante buena parte del proceso. Frente a los micrófonos de TDC Firmat, visiblemente emocionados, hablaron de justicia, de paz, y de un nuevo comienzo.

“Hoy es como el cierre. La sentencia es la máxima que se le puede dar: perpetua. Va a estar de por vida adentro. Esto es como que lo cierra y ya empieza otra historia distinta para nuestras vidas”, expresó Marcelo D’Angelo, hermano de Mario.

Rosana Picech, hermana de Graciela, dijo con la voz entrecortada: “Fueron diez años de sentirme muerta en vida. Hoy puedo decir que sí, que hay justicia. Que ellos —Mario y Graciela— van a descansar en paz y eso me reconforta el alma.

Gratitud y esperanza

Los familiares también destacaron el rol del fiscal Merlo, a quien señalaron como un sostén fundamental durante todos estos años: “Cada vez que nos llamaba, nos daba una pequeña esperanza de que esto no iba a ser encajonado. Hoy podemos decir que lo logró. Que los chicos tienen justicia”, agradeció Rosana.

La condena a Vivas por homicidio calificado y femicidio representa más que un fallo judicial: es un mensaje de que, aun en los casos complejos y demorados, la verdad puede abrirse paso. “Nunca perdimos la esperanza. Y eso nos reconforta. Hoy sentimos que en Argentina hay justicia”, cerró Marcelo.

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