El vendaval de emociones acompañará hoy durante todo el día a 214 familiares que viajarán a Malvinas para poner fin al extenso proceso de identificación de los cuerpos que surgió tras un acuerdo entre la Argentina y el Reino Unido
Viajan a las islas entre lágrimas de tristeza pero también de alivio, después de años de dolor por una herida abierta, generada por incertidumbre en torno a la identidad de los hombres enterrados en el cementerio de Darwin. Y hay, claro, lágrimas de emoción, de las que llegan cuando se cierra una etapa que demandó mucha “sangre y sudor”, según dice Raquel Beatriz García, madre del soldado Daniel Alberto Ugalde.
Los familiares podrán tener, por primera vez, placas con nombre y apellido en las tumbas de 90 soldados que hasta ahora descansaban bajo la leyenda “soldado argentino solo conocido por Dios“.
Los familiares parten esta madrugada en tres aviones que irán y volverán en el día. En las islas participarán de una ceremonia en honor a los caídos y dispondrán de unas horas para dar cierre a una herida de la guerra que, casi 36 años después, reclamaba ser saneada.