AméricaEl Banco Mundial pronostica una caída del 1,7 por ciento del PBI argentino

Tomás Lüders09/01/2019
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El anuncio de la entidad multilateral de crédito se produce en medio de las advertencias que proyectan que el crecimiento mundial se modere al 2,9% este año, aunque el escenario podría agraverse. Advierte que habrá presiones financieras sobre economías como la argentina.

Es una décima menos que en 2018 y de lo anticipado en junio de ese. Sin embargo, el organismo con sede en Washington advierte que la tensión comercial  y el gran número de países que experimenta presiones financieras “sustanciales”, como la Argentina, podría generar una caída más pronunciada. Nuestro subcontinente apenas repuntará este año entre el 0,6% al 1,7%.

Riesgo y baja
El ritmo de crecimiento global sigue siendo robusto, pero la balanza de riesgos empuja más a la baja, reitera el Banco Mundial (BM), para afirmar que “las perspectivas se han vuelto inciertas”. “La ralentización de la demanda externa, el encarecimiento de los créditos y la persistencia de la incertidumbre política harán de lastre”, continúa la institución financiera en la actualización de sus proyecciones.

Para el BM puede haber también una “depresión” de los flujos de capital por un brusco encarecimiento de los costes de financiación. A la espiral alimentada por el alza de tipos y la apreciación del dólar se le suma la tensión comercial, que puede debilitar el crecimiento y alterar la cadena de suministro. Todas pésimas señales para un país como el nuestro, que intenta evitar una caída pronunciada tras la mega devaluación de mitad de 2018.

El panorama es completamente distinto al de hace un año, cuando se aguraba una expansión estable. “A comienzos de 2018”, recuerda Kristalina Georgieva, consejera delegada del BM, “el motor de la economía global disparaba todos los cilindros”. “Pero fue perdiendo fuerza a lo largo del año y el camino puede ser incluso más agitado”, advirtió. La volatilidad del mercado, agregó, “es una señal” en ese sentido que preocupa al organismo.

Y aunque se ve improbable a corto plazo, se alerta de que la combinación de una eventual recesión en Estados Unidos y una mayor desaceleración de la esperada en China podrá “detonar una caída marcada de la actividad global”. La expansión en los países avanzados se mantiene en el 2% para este año. Es dos décimas menos que en 2018. Menciona la desaceleración de la zona euro, que pasa de crecer un 1,9% a un 1,6% este año. Supone una rebaja de una décima.

La expansión se moderará también en EE UU casi medio punto, al 2,5% este año. De ahí volverá a debilitarse al 1,7% en 2020 conforme se pierda el efecto de los estímulos fiscales. En el caso de China, se espera se modere al 6,2% por el reequilibrio de la demanda. Si la negociación comercial no da frutos, el Banco Mundial advierte de que los efectos de la escalada arancelaria serán severos.

Vulnerabilidades

Pekín puede contrarrestar el impacto de la tensión comercial tirando de la política fiscal y monetaria. Pero se corre el peligro de que eso provoque un aplazamiento de los esfuerzos que se están haciendo para contener la expansión de la deuda y se crearán vulnerabilidades por otro lado. “Si el estrés financiero se materializa”, señala, “la ralentización económica será mayor de la esperada”.

Los economistas del organismo multilateral señalan que cualquier factor negativo puede jugar en contra. La experiencia pasada ilustra, además, que el efecto dominó suele ser más severo del que se suele anticipar y se propaga rápido, de una manera sincronizada. La resolución de las tensiones comerciales, sin embargo, podría elevar el sentimiento y reactivar las inversiones y los intercambios.

Para Latinoamérica, la proyección es que Brasil se expanda un 2,2% este año, remontando de un 1,2%. Es tres décimas menos de lo que se dijo hace seis meses. México se modera una décima respecto a 2018, al pronosticarse un crecimiento del 2% este año. Supone un recorte de medio punto por la incertidumbre política. Los dos repuntarán al 2,4% en 2020, como toda la región

Argentina se contraerá este año un 1,7% por el efecto de la “consolidación fiscal”, la pérdida de empleo, la crisis cambiaria y la caída de la demanda y las inversiones. Aunque supone una moderación de la recesión cuando se compara con el 2,8% en 2018. Pese a la mejora, representa una drástica rebaja de 3,5 puntos respecto a la previsión de hace seis meses. En 2020 volverá a crecer, un 2,7%. Eso si los escenarios más riesgosos no se concretan.

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