Medio Oriente/Asia y ÁfricaEl gobierno sirio dice que las revueltas son “terroristas”

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Lanza en paralelo medidas supuestamente aperturistas, como la abolición del estado de emergencia, que lleva… 48 años.

Mientras tanto, miles de personas reclamaron la salida del presidente sirio en el funeral de al menos ocho manifestantes, muertos en choques con las fuerzas de seguridad.

Organizaciones de derechos humanos critican que existe un doble lenguaje en Siria: el de su presidente, que promete reformas en respuesta a las demandas del pueblo, y el de los servicios de seguridad, que acalla a los manifestantes con palos y látigos en los calabozos, y en la calle.

La tensión se recrudece a pesar de los intentos del presidente, Bachar El Asad, por frenar las revueltas de sus opositores. Este lunes fue una nueva jornada de protestas. Y mientras el presidente intenta mitigarlas anunciado medidas que den la sensación de una cierta apertura del régimen, este mismo lunes el Ministerio del Interior sirio ha calificado de "insurrección armada" las revueltas desatadas contra el Gobierno, y ha acusado a grupos salafistas de estar detrás de estas. "La evolución de los acontecimientos en los que soldados, policías y civiles han muerto y bienes públicos y privados han sido destruidos, ha revelado que se trata de una insurrección armada realizada por grupos que pertenecen a organizaciones salafistas, especialmente en las ciudades de Homs y Banias", ha denunciado el ministerio en un comunicado.

"No vamos a tolerar las actividades terroristas de estos grupos armados que atentan contra la seguridad de los ciudadanos. Impondremos con firmeza la seguridad y la estabilidad en todo el país, persiguiendo a los terroristas que serán llevados ante la justicia para poner fin a toda forma de rebelión armada", sigue el comunicado. /Mientras, a lo largo de la jornada miles de personas participaron en Homs en los funerales de al menos ocho manifestantes fallecidos anoche y han seguido reclamando la salida del presidente, según ha informado a Reuters un testigo. Las fuerzas de seguridad de Siria mataron a los opositores la pasada madrugada en la ciudad de Talbisa, próxima a Homs (centro del país), en choques producidos durante las exequias de un líder tribal muerto cuando se encontraba bajo custodia policial. La cadena catarí Al Yazira eleva a 14 el número de muertos producidos en un suceso, cuyas circunstancias no se han aclarado todavía.

"Homs está que arde. Las fuerzas de seguridad y los matones del régimen han estado provocando a tribus armadas durante un mes. Pero ahora han disparado a sangre fría a un buen número de civiles que se echaron a la calle anoche en varias zonas de la ciudad", ha relatado un activista pro-derechos humanos a Reuters. Hay versiones encontras, sin embargo, sobre lo ocurrido. Según Al Yazira, las muertes se produjeron durante una protesta de la oposición -durante el funeral del líder tribal fallecido- y un choque armado entre desconocidos y fuerzas de seguridad. La cadena no da detalles sobre la identidad de las víctimas y no queda claro tampoco quién comenzó el tiroteo.

El Ministerio de Interior sirio informa de que murieron cuatro civiles a manos de un grupo armado desconocido, mientras la agencia de noticias oficial SANA, citada por la agencia EFE, reporta que un policía murió y once resultaron heridos cuando un grupo de francotiradores les disparó desde un edificio. Una unidad militar enviada a la zona respondió con balas a los disparos de los desconocidos. En el fuego cruzado cayeron tres de los atacantes sin identificar y resultaron heridos 15 de los francotiradores y cinco militares. La oposición asegura que hay alrededor de 50 heridos y que algunos de ellos no se atreven a acudir al hospital por miedo a ser detenidos. Las mismas fuentes han contado a Al Yazira que los francotiradores desconocidos eran en realidad hombres leales al régimen.

El cambio de Gobierno que propició El Asad, y su promesa del sábado pasado de que en unos días aboliría la ley del Estado de Emergencia, que lleva en vigor 48 años, no ha servido para suavizar el malestar de la calle. El presidente fue claro, sin embargo, en que no permitiría lo que denominó "sabotaje", es decir, las protestas que considera orquestadas por occidente (es cierto que se filtró por Wikileaks el apoyo y financiamiento a ciertos opositores). Organizaciones de derechos humanos critican que existe un doble lenguaje en Siria: el de su presidente, que promete reformas en respuesta a las demandas del pueblo, y el de los servicios de seguridad, que acalla a los manifestantes con palos y látigos en los calabozos, y en la calle.

Fuentes: EFE, El País de España

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