Mauro CamillatoOpiniónVilla Moisés: la necesidad de un urgente plan de abordaje integral

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En la semana que pasó los jóvenes del partido Ciudad Futura Venado Tuerto presentaron el relevamiento realizado en el asentamiento Villa Moisés donde entre otras cosas revelaron que en apenas un año el número de habitantes creció un 85 por ciento y que se triplicó la cantidad de viviendas. Así detallaron que en enero de 2019 había en el lugar un total de 241 personas, de las cuales el 53 por ciento eran menores de edad. Un año más tarde, el número se elevó a 446 personas. Además el informe revela que hace un año, existían 40 precarias viviendas, pero en enero de este año relevaron 121 casas, es decir que triplicó su tamaño

Los datos a esta altura no sorprenden a nadie que haya pasado por el lugar en los últimos tiempos, ya que es más que visible que el asentamiento se ha ido expandiendo y parece que lo va a seguir haciendo en el futuro cercano.

Esto demuestra que hacer nada no soluciona el problema, sino que lo agrava”, destacó en la conferencia de presentación del informe, Bruno Taddia, representante de Ciudad Futura, dando en “el clavo” sobre el importante desafío que tiene el flamante gobierno municipal de Leonel Chiarella al respecto. Algo parecido había advertido la concejala Liliana Rostom cuando insistió con su idea de realizar un relevamiento sociosanitario (algo más pretencioso de lo hecho por Ciudad Futura) y manifestó: “Algo tenemos que hacer con esa gente, hay que buscarle una solución”.

En este sentido es necesario resaltar que Chiarella todavía no atravesó el segundo mes a cargo de la administración local y así responsabilizarlo por la inacción sobre el tema es demasiado. De todos modos quizás vale la pena rescatar el rápido acompañamiento que realizó el Municipio en ocasión de la primera tormenta importante que causó serios problemas a los habitantes del asentamiento, como así también algunas acciones posteriores realizadas en pos de que el agua escurra más rápido en un posterior fenómeno meteorológico similar. Pero (siempre hay un pero) por otra parte fue desmesurada y extemporánea la reacción ante el reclamo de los vecinos de la barriada en la sede municipal. Más allá que es entendible el enojo por la forma en que los reclamantes irrumpieron en el edificio de 9 de Julio y San Martín, no hay duda que faltó tacto y en todo caso muñeca política para manejar la situación.

Más lamentable aún fue la elección de no hablar con los periodistas luego del episodio y emitir un duro comunicado.

Villa Moisés, ¿asentamiento o villa?

A pesar de la “mala prensa” que tiene el término, las villas tienen una diferencia sustancial con los denominados asentamientos irregulares. Las villas de emergencias nacieron en la Argentina, principalmente en las grandes ciudades, en la década del 50 y eran urbanizaciones informales e ilegales impulsadas por el proceso de sustitución de importaciones e industrialización que vivía el país. De este modo quienes se asentaban en las villas la mayoría de las veces eran ciudadanos de otras localidades que llegaban a los centros urbanos en busca de trabajo formal en las grandes fábricas que no paraban de crecer. De ahí la denominación de emergencia, el objetivo de sus habitantes no era crear un barrio sino tener un lugar donde vivir transitoriamente (de emergencia) para luego de conseguir un trabajo buscar un “mejor lugar”. Eran épocas del sueño de la movilidad social ascendente. Por supuesto, en muchos casos el truncamiento de esos sueños terminó provocando que lo que nacieron como villas culminen siendo espacio de hábitat permanente.

En cambio los asentamientos ilegales surgen principalmente en la Argentina en los 80 y tienen como características que sus moradores se asumen como permanente. No son lugares de paso (como la villas) sino un espacio en donde se instalan para desarrollar la mayoría de sus vidas. Ya sin el sueño de la movilidad social ascendente, se trata son una nueva forma de producción de hábitat mucho más complejo que las villas. Por eso es mucho más complicado su abordaje.

Pero además en los asentamientos se busca algún tipo de legitimación del Estado y por eso es muy común que sus ocupantes reclamen su derecho a ser propietarios mediante la compra de tierra.  Y de ahí también piden para sí que se les brinden los servicios esenciales (agua, luz, gas, seguridad, etc). Justamente lo que reclaman los vecinos de la Villa Moisés.

Por supuesto las causas de la existencia de estos fenómenos sociales son múltiples pero principalmente tienen que ver con la creciente crisis económica de la Argentina y consecuentemente con la falta de oportunidades que poseen las clases populares, sobre todo en el acceso a las viviendas.

¿Por qué en Venado Tuerto?

Como decíamos en párrafos anteriores ese tipo de asentamientos irregulares en gran escala se daban principalmente en grandes ciudades y la mayoría de las veces tienen que ver con migrantes que llegan desde otras localidades. Por aquí uno de los datos que comprueba el informe realizado por Ciudad Futura es que el 82% de los habitantes del Villa Moisés son originarios de Venado Tuerto, dando por tierra con aquel mito urbano que daba cuenta de “villeros” que llegaban desde otras ciudades en una extraña operación habilitada por el anterior intendente, José Luis Freyre.

O sea que la mayoría de los 446 personas que habitan el asentamiento son venadenses que se “cayeron” del sistema.

Pero llegado a este punto no hay duda que el surgimiento y crecimiento del asentamiento tiene como su principal origen la falta de una política de Estado adecuada sobre el tema. Por eso la gestión de Freyre debería hacer una verdadera mea culpa al respecto, es que entre otras cosas la anterior administración municipal no tuvo un plan de compra y venta de lotes que pudiera cubrir la demanda de las clases populares. Es más, a pesar que en el 2012  se creó la Comisión de Tierras (formada por tres integrantes del Ejecutivo y tres del Concejo), nunca se llegó a adquirir lotes con este fin. Solo se dio un proceso masivo de venta de terrenos en los últimos años para cubrir la deuda con la sindicatura del ex banco Bid, pero dichas operaciones fueron principalmente apuntadas principalmente para la denominada “clase media”.

Como tampoco hubo un amplio plan de regularización catastral de lotes en nuestra ciudad (solo hubo esporádicos casos).

Es decir, no existió (y todavía no existe) un plan preventivo que involucre oferta de terrenos populares, una planificación urbana acorde y por supuesto un acceso al crédito para este tipo de ciudadanos. Algo que quizás escape a una única responsabilidad municipal y que necesita de un trabajo coordinado con Provincia y Nación, pero que debe si o si ser encabezado desde acá.

¿Qué hacer?

A esta altura tal como destacaron desde Ciudad Futura o anteriormente como dijo Liliana Rostom, lo peor que se puede hacer es negar la situación, algo hay que hacer.

Quizás algo se pueda aprender del antecedente en nuestra ciudad del denominado barrio Las Mojarras (de mucha menor magnitud que el caso actual), ahí el Municipio fracasó con las acciones realizadas.

Sostener que no se va negociar con apropiadores es una decisión errónea que no llevará a ningún lado, las varias experiencias nacionales e internacionales al respecto lo demuestran.

La idea conservadora de erradicación (topadora mediante) y traslado nunca ha funcionado, es más tuvo tristes capítulos en la historia Argentina como el llevado a cabo por el intendente de facto de Buenos Aires, Osvaldo Cacciatore antes del Mundial 78

No hay duda que se necesita de un rápido plan integral que incorpore a la gobernación de Santa Fe y hasta a la Nación para tratar de encontrarle la vuelta al tema. Una posibilidad cercana es la de utilizar los fondos del plan Abre, un programa integral surgido en la anterior administración provincial que tiene su presupuesto votado para el 2020 y que a Venado Tuerto le corresponden cerca de $60 millones.

Mientras tanto de nada vale “llorar sobre la leche derramada” y solo echarle la culpa a los anteriores, es necesario ponerse a trabajar ya en el tema dejando de lado preconceptos y enojos que no servirán para encontrar una solución.

Los habitantes del Villa Moisés están ahí a la vista de todos, y lo peor que se les puede hacer es negarlos.

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