Hay demasiadas evidencias sobre la “ayuda” del kirchnerismo a Libertad Avanza, con el objetivo de que este último sume adhesión en detrimento de los candidatos de Juntos por el Cambio (JxC). Dicha maniobra salió mal en una primera etapa, ya que el crecimiento de Milei fue tan contundente que se terminó alzando con las PASO. Claro que, lo que fue un susto, finalmente se convirtió en un acierto. Ahora habrá que esperar hasta el 19 de noviembre, fecha del balotaje, para confirmar el triunfo de la estrategia.
Mientras tanto, para que esto suceda JXC cometió demasiados errores que acabó dejándolos cómodos en el tercer lugar, lejos del balotaje. Es más, a esta altura con los resultados puesto, el partido ideado por Mauricio Macri se encuentra cerca de implosionar.
Por su parte, los Libertarios, a pesar que mantuvieron los sufragios obtenidos en la PASO, parecen haber encontrado (por ahora) un límite en ciudadanos que siguen revalorizando los valores democráticos y no aceptan a mesiánicos que intentan llevarse todo por delante. Como sintetizó el sociólogo, Pablo Semán: “La clase política se merecería perder con Milei, pero la Argentina no se merece pasar por eso“.
Los logros de Massa
El oficialismo derrumbó varios mitos que los estudios de comunicación política venían sosteniendo desde siempre. El primero de ellos sostiene que los ciudadanos votan teniendo en cuenta el bolsillo. Es decir, es imposible que un candidato que es cabeza de un gobierno (hoy a pesar que no es el presidente, Massa simula como tal) que enfrenta una profunda crisis económica pueda ganar. Un dato no menor, es que el candidato triunfante es el ministro de Economía de un país con un 140% de inflación anual, un dólar que no para de subir, estancamiento económico y más del 40% de los argentinos sumidos en la pobreza.
El otro mito es que dice que la opinión pública vota a ganador. La teoría clásica indica que el votante sigue la conducta del apostador de caballos, elige a quien aparece previamente como favorito. Nada de eso sucedió hoy, el favorito posterior a las PASO era Milei, pero el electorado definió “apostar” por Massa.
También con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación fueron varios los que se apuraron a pronosticar que se culminó la influencia de los “aparatos”. A diferencias de lo sucedido en las PASO, no hay dudas que estos fueron determinantes para que Massa diera vuelta la elección. Una muestra de esto es que donde más sufragios sumó el actual ministro de Economía es el Gran Buenos Aires, tierra de proliferación de “aparatos”. Claro, que ese mismo “aparato” no se movilizó demasiado en el caso del radicalismo, que no hizo mucho en sus territorios para que Bullrich se imponga.
Más allá de esto, hoy quedó demostrado que el oficialismo acertó con el tan criticado “plan platita” que aminoró el impacto del incremento de la inflación.
La derrota de JXC
No hay dudas que fueron demasiados los errores cometidos por JXC en este proceso eleccionario. El más evidente de ellos fue creerse ganador antes de tiempo. Esto, entre otras cosas, provocó que se exageraran las internas entre los que pretendían llegar a ser los candidatos presidenciales. La interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich fue sangrienta con acusaciones cruzadas de las cuales participó activamente el expresidente, Mauricio Macri. Tiraron demasiado una cuerda que no resistió tanta tensión.
A esto hay que sumarle el daño infligido por el expresidente quien parecía no resignarse a no ser el candidato del espacio y hasta apareció coqueteando con su apoyo a Javier Milei.
Con el resultado puesto lo más posible es que JXC implosione. La expectativa más importante es ver cual decisión tomará el radicalismo que es el partido que integra la coalición que se quedó con la mayoría de las gobernaciones.
El miedo a Milei
Aunque todavía está en pie, no hay dudas que una parte importante del electorado “se espantó” con las propuestas de la Libertad Avanza y decidió ponerle un límite. Encima, a pesar de los intentos de intentar moderar su discurso, los integrantes del partido libertario no pudieron contener sus declaraciones extremas. Milei logró hacerlo en parte, aunque sus gestos lo terminaron traicionando. Su imagen con la motosierra fue una de las más significativas al respecto. El acuerdo con Luis Barrionuevo, fue otra acción que espantó.
A esto hay que agregarle las declaraciones de la candidata a diputada nacional, Lilia Lemoine, que propuso el inédito proyecto de “renuncia a la paternidad“. O lo sostenido por el referente del sector, el economista Alberto Benegas Lynch que, en su discurso de cierre de campaña, planteó romper relaciones con el Vaticano. Ahí también apareció otro “viejo aparato” que salió a militar en contra de Libertad Avanza, el de la iglesia católica.
Contra el espanto
Tal como sostuvimos en nota de opinión difundida ayer, finalmente en esta elección el espanto fue protagonista. Ante el “espanto” a Milei y los suyos y la desesperanza que significaban los otros candidatos, los argentinos eligieron esto último.
El 19 de noviembre se jugará otro partido, el candidato libertario ya avisó que apostará a revivir la grieta y tratará de seducir a los votantes de JXC. En su discurso posterior a oficializados los resultados puso en evidencia dicha estrategia. De golpe se convirtió en “un gatito mimoso” (Miriam Bregman, dixit) y se alejó de aquel león que iba por todo y trataba como excremento a los dirigentes de los otros partidos (incluidos los de JXC).
Por su parte, Massa también mostró sus cartas llamando a la unidad nacional y evitando nombrar en su discurso de anoche a los tradicionales referentes kirchneristas.
Tres semanas es demasiado para una Argentina vertiginosa.
Ver nota anterior: Desesperanza o espanto