En 2011, José Luis Freyre resultaba reelecto intendente con más del 60 por ciento de los votos y vivía su momento de mayor aceptación en la sociedad venadense. El peronismo se consolidaba en el poder y tenía cinco bancas en el Concejo sobre un total de nueve: amplio aval electoral y mayoría legislativa. Para diciembre de este año, cuando asuman los nuevos concejales, el justicialismo mirará el acto con la ñata contra el vidrio, porque se quedará sin representación legislativa.
Por primera vez en la historia, el peronismo no tendrá representación en el Concejo sobre un total de diez bancas. En los últimos años fue perdiendo el aval electoral en la ciudad y definitivamente tocó fondo. La pregunta es cómo y cuándo logrará resurgir.
Los primeros signos de debilidad para el PJ local se pueden encontrar en la salida de Liliana Rostom, quien siendo concejal rompió con el gobierno municipal y armó su propio partido (Nuevo Horizonte), que logró dos bancas en su primera experiencia electoral en 2013.
Sin embargo, el peronismo capeó el temporal y mantuvo cuatro bancas, y en 2015 Freyre logró una nueva reelección, esta vez con muchos sobresaltos tras la derrota en las PASO y una remontada histórica.
En 2019, cuando terminó su mandato como intendente, a Freyre le quedaban tres concejales: Patricio Marenghini, Débora Domínguez y Pedro Bustos. Hoy ninguno de ellos forma parte de la discusión interna ni de la vida institucional del Partido Justicialista. Tampoco el exintendente.
El PJ opositor
Tras 24 años en el poder municipal (12 con Roberto Scott y los tres mandatos de Freyre), al peronismo le tocó ser oposición en Venado Tuerto. En los dos primeros años, de 2019 a 2021, seguía contando con tres concejales, dado que logró renovar las dos bancas que puso en juego, ingresando Pablo Rada y Emilce Cufré para acompañar a Marenghini.
Último festejo del PJ local, cuando Roma ingresó como concejal.
Ese Concejo Municipal contaba con múltiples voces y expresiones, porque el oficialista Frente Progresista tenía cuatro bancas, las tres del PJ y estaban representados el PRO (con Francisco Paris), Nuevo Horizonte (Liliana Rostom) y el espacio vecinal de Darío Jeannot.
Para el 2021, el intendente Chiarella armó el frente Primero Venado y sumó al PRO, extendiendo su bloque a cinco concejales. Desde diciembre de este año, controlará ocho. Mientras tanto, el PJ sostuvo su bloque de tres bancas, porque Sebastián Roma ingresó por el saliente Marenghini.
La ruptura
Entonces, los problemas más graves para el peronismo empezaron hace dos años. En 2023 puso en juego dos bancas, al culminar sus mandatos Cufré y Rada, y el partido no pudo retener a ninguna de las dos. Lejos de hacer una lectura de la situación límite en que se encontraba el espacio, se multiplicaron las divisiones.
En las PASO de aquel año llegó a los 6.000 votos desperdigados entre cinco listas. Aquella interna fue ganada por Germán Mastri (un candidato que apelaba a la mística peronista), reuniendo el 6 por ciento de los sufragios y apenas 2.300 votos propios. En el segundo lugar quedó Janina Ferreyra, que no pudo pasar la barrera de los 1.500 votos. Otras opciones, con Ramiro Gambetta, Marcelo Sosa y Nicolás Villalba a la cabeza, no lograron superar la barrera de los mil votos, sin embargo todos y cada uno de ellos cobraba relevancia para retenerlos dentro de la fuerza y lograr al menos una banca. Pero eso no ocurrió, el peronismo perdió 2 mil votos para las generales y la sensación fue que a Mastri lo dejaron solo ante la presunción de la derrota.
El entonces gobernador Perotti junto a Pedro Bustos y Germán Mastri.
“El desafío que tenemos es que los distintos dirigentes que formamos parte del justicialismo dejemos de lado la ambición personal para anteponer la construcción colectiva. No tenemos que estar pensando quién va a ser candidato de acá a dos años, porque si ese es el horizonte –como fue en esta elección reciente- vamos a estar igual o peor. Es un momento de crisis, pero una interesante oportunidad”, decía Sebastián Roma en septiembre de 2023, cuando ya sabía que se quedaba solo en el Concejo. Nada parece haber cambiado.
También dijo en aquel momento: “Hace dos años (en 2021) a mí la gente me decía que me veía solo en la campaña, y ahora (en 2023) pasó lo mismo con los candidatos. El origen de eso es que no existe la convicción de un proceso colectivo sobre una aspiración individual, pesaron más las rencillas individuales y así fueron los resultados”. En 2025 nada cambió.
Ante aquella derrota, la reacción fue más división. El exconcejal Miguel Pedrola, como referente del espacio que había postulado a Ferreyra, dijo entonces: “Hay un grupo de personas dentro del justicialismo que tienen que dar un paso al costado porque hay un manejo con el que la gente no quiere saber más nada”, refiriendo explícitamente a José Freyre y su espacio.
Janina Ferreyra, Miguel Pedrola y Sergio Maidana, representantes de un sector del PJ que fue ‘por afuera’.
Mientras tanto, el propio Mastri avisaba: “En este momento hay que unificar y no romper, porque la política se hace desde la construcción y no la destrucción. Yo perdí la elección y no voy a ser nunca más candidato, pero estoy para ayudar a los compañeros de cualquier espacio”.
La estrategia de la derrota
En 2024, lejos de dispersar las diferencias, el Partido Justicialista afrontó internas para elegir sus autoridades en Venado Tuerto, donde se postularon Ramiro Gambetta (que resultó vencedor) y Sergio Maidana. Para este 2025, esa división se mantuvo y la estrategia electoral generó una derrota previsible, porque el peronismo fue otra vez con los dos espacios enfrentados en listas diferentes, pero ya no a competir en las PASO, sino que lo hicieron por sellos diferentes: a dividir lo poco que quedaba.
Cufré, Roma y Rada, el último bloque numeroso del peronismo en el Concejo.
Así, a nadie le sorprendió demasiado que el partido no lograra renovar la banca. Sebastián Roma quedó cuarto ante la irrupción de La Libertad Avanza y la continuidad de Ciudad Futura, que ya en las dos elecciones previas había relegado al peronismo al tercer lugar y consolidó dos bancas en el Concejo mientras el PJ se fue replegando.
Este domingo, Roma reunió 2.700 votos y Janina Ferreyra (que fue la quinta más votada) logró poco más de 900. La cuenta maliciosa marca (aunque en la política no siempre 1+1 es igual a 2) que la sumatoria de las dos listas le habría permitido al peronismo pelear seriamente por la quinta banca, que en estas horas se dirime en el Tribunal Electoral entre Unidos y los libertarios.
Causas y consecuencias
Los motivos del retroceso del peronismo en la ciudad son varios. No es casual que la catástrofe electoral haya comenzado en 2023, tras las malas gestiones de Alberto Fernández en Nación y Omar Perotti en Provincia: el partido quedó sin referentes claros y sin modelos que citar.
José Freyre junto a Omar Perotti y los concejales del momento.
A nivel local, el post Freyre resultó dramático. Después de perder la intendencia, el referente se desempeñó en la Provincia sin demasiada ambición política, en lo que pareció una lenta retirada de la actividad pública. En esta campaña apenas se lo vio por el fondo del salón en la presentación de la lista de Sebastián Roma, casi de compromiso.
A eso se debe sumar que los últimos concejales del peronismo dejaron el cargo y parecieron abandonar la militancia partidaria: Pablo Rada y Emilce Cufré volvieron a ser empleados municipales, Patricio Marenghini se dedicó a la actividad privada, Débora Domínguez hoy es funcionaria de Chiarella. Y Pedro Bustos, que trabajó en la gestión de Omar Perotti, abandonó la escena pública tras ser candidato a senador departamental hace dos años, con un magro resultado.
A estos nombres pueden sumarse el de la exdiputada provincial Paola Bravo y el de la propia Rostom, que volvió al partido y si bien acompañó a Roma en la campaña, primero declinó la oferta de integrar su lista.
Actual sede del Partido Justicialista, sobre calle 3 de Febrero.
El peronismo debe aprender de los modelos cercanos. En su momento, cuando estuvo a punto de quedarse sin representación en el Concejo (en 2013), los radicales dejaron de lado sus grandes diferencias internas, armaron una lista de unidad y lograron poner el primer mojón para lo que luego sería una construcción exitosa que los depositó en el poder, logrando triunfos históricos que también explican el retroceso de los demás partidos.
El peronismo no reaccionó a tiempo, y ahora está obligado a reconstruir desde las ruinas. Sin líderes claros, sin referencias en Nación y Provincia y sin demasiados recursos (ni siquiera tiene un diputado provincial de la región), tendrá que empezar a fortalecerse desde el territorio. Habrá que ver quiénes están dispuestos a ponerse al frente de esa misión.