El 10 de noviembre del 2024 comenzábamos nuestra columna de opinión aseverando: “¡Bienvenido al debate! Por fin apareció un tema en la ciudad que provoca controversia y discusión”. En aquel momento, hacíamos referencia a la licitación de la remodelación de la Plaza San Martín, un proyecto que despertó reacciones encontradas entre los vecinos, la oposición y el propio oficialismo. Lo cierto es que, tras semanas de discusiones y críticas, el intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, tomó nota de la situación y anunció modificaciones en la obra, reasignando el 30% de los fondos (la inversión total anunciada es de 3.928 millones de pesos) originalmente destinados al nivelado del carril interno de la plaza hacia mejoras en el centro de la ciudad.
Esta decisión marca un punto de inflexión en la gestión municipal y provincial, donde la presión ciudadana y el debate público incidieron directamente en la política de obras públicas. Chiarella, al destacar que “seguimos demostrando que somos un gobierno que escucha y que puede modificar sus decisiones”, reconoció implícitamente el peso de las críticas y la necesidad de replantear prioridades. En este sentido, la redistribución de los fondos hacia la puesta en valor de la zona céntrica y comercial de la ciudad responde a una problemática urgente: la crisis que está atravesando el comercio local.

Venado Tuerto, como la mayoría de las ciudades del país, atraviesa un momento económico complejo. El cierre de numerosos comercios en el centro, la proliferación de locales vacíos y la caída del consumo son signos evidentes de esta situación. Párrafo aparte: recorrer el centro de la ciudad, especialmente la calle Belgrano, resulta desolador. Una arteria que alguna vez fue sinónimo de “glamour” hoy muestra persianas bajas, carteles de venta o alquiler, y una notable ausencia de transeúntes y clientes.
En este contexto, la decisión de destinar fondos a mejorar veredas, iluminación y señalética en las calles Belgrano, San Martín y Casey, además de las perpendiculares en ese tramo, es un intento por revitalizar la actividad comercial y recuperar el atractivo de la zona. Además de ser una esperada obra para la cara visible de la ciudad que hoy se encuentra en un estado no óptimo.
El debate sobre el centro: una deuda histórica
El debate sobre el centro no es nuevo. Desde hace años se vienen discutiendo y hasta anunciando diversos cambios para el centro, principalmente para la calle Belgrano, y por ahora nada nuevo se hizo y en todo caso, lo que se intentó culminó siendo más un fiasco que una opción superadora. Como ocurrió con la remodelación que se inició allá por el 2017 durante la anterior gestión municipal y que finalizó un par de años después con los cambios realizados en la denominada cuadra larga de Belgrano entre Rivadavia e Iturraspe.
Por su parte, el debate que se generó en torno a la remodelación de la Plaza San Martín puso en evidencia la tensión entre la estética urbana y las necesidades económicas y sociales más urgentes. Si bien es indudable que los espacios públicos deben modernizarse y adaptarse a nuevas formas de uso, también es cierto que, en tiempos de crisis, cada peso invertido debe estar orientado a resolver problemas concretos de la comunidad. En este caso, la decisión de Chiarella busca un equilibrio entre ambos aspectos: mantener la puesta en valor de un ícono histórico de la ciudad y, al mismo tiempo, atender la realidad del comercio local.

La modificación del proyecto también abre una discusión más amplia sobre la planificación urbana y la participación ciudadana en la toma de decisiones. La controversia inicial puso de manifiesto la necesidad de debatir con mayor profundidad las prioridades en materia de obra pública y de generar instancias de diálogo previas a la definición de proyectos de gran envergadura. No se trata solo de embellecer la ciudad, sino de hacerlo de manera sustentable y con un criterio de inclusión social y económica.
Bienvenido el debate
En definitiva, este episodio deja una lección clara: el debate, como sostuvimos al principio, siempre es bienvenido. Además de ser una herramienta fundamental en la construcción de políticas públicas más eficaces y representativas. Como sostuviera el fallecido y destacado politólogo italiano, Giovanni Sartori, “el debate de ideas no solo es una expresión de libertad, sino también un mecanismo para resolver conflictos y buscar consensos en sociedades pluralistas”.
Sin embargo, es necesario que los mecanismos de participación ciudadana no se limiten a la reacción ante polémicas, sino que sean parte de un modelo de gobierno donde la voz de los vecinos y de la oposición política sea tenida en cuenta desde el inicio de cada proyecto. En ese sentido el valor que tiene el Plan Estratégico Participativo (PEP) lanzado por este propio gobierno municipal es innegable.
Como sea, si este cambio en la obra de la Plaza San Martín representa un verdadero punto de inflexión en la forma de gestionar, podría sentar un valioso precedente para futuras decisiones.
El verdadero desafío es, más allá de las demandas puntuales, consolidar un modelo de gobierno donde la planificación urbana sea resultado de un debate constante y constructivo.
*Foto de portada: imagen del proyecto de nivelación del carril interno de la plaza con la vereda, obra que quedó descartada para reutilizar sus fondos