¿Logrará Maximiliano Pullaro a ser el primer dirigente del sur/sur de Santa Fe que llegue a la gobernación? Sería demasiado osado responder tal interrogante, aunque lo que sí está claro es que el oriundo de la vecina localidad de Hughes sigue dando lentos y certeros pasos en pos de lograr el objetivo.
En 1995 lo intentó el venadense Ernesto De Mattía, quién fue candidato dentro de uno de los sublemas de la denominada Alianza Santafesina. Quedó lejos detrás de Horacio Usandizaga que encabezó el otro sublema de dicha alianza y fue el candidato más votado. Pero, la elección la ganó el PJ (ley de Lemas mediante) y Jorge Obeid fue el gobernador a pesar de haber obtenido 10 puntos menos que el exintendente de Rosario.
Los pasos
Pullaro en su frenética campaña no se priva de nada, ni de nadie. Se muestra con los más variopintos dirigentes de la oposición y no teme a las discrepancias ideológicas (la única condición es que sean “anti kirchneristas”). Su paso por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNR, le permitió leer autores posmodernos que remarcan que vivimos en una época donde se decretó el “fin de las ideologías”.
Hace dos semanas eligió compartir recorrida con la blonda María Eugenia Vidal en Rafaela. Tanto, la elección de mostrarse al lado de una de las líderes de Juntos por el Cambio (JxC), como optar hacerlo en Rafaela (territorio del propio gobernador, Omar Perotti) fueron dos movimientos tácticos fríamente calculados.
Por su parte, el último martes junto al exintendente de Santa Fe José Corral, reunieron a las principales figuras de la UCR, el PRO, la Coalición Cívica y otros espacios de la oposición, para sellar un acuerdo dentro de JxC de cara a 2023.
En dicho evento, realizado bajo el lema “Voces para cambiar la ciudad y la provincia”, volvió a presentarse como el candidato a gobernador del espacio. Además, anunciaron que la actual concejal Adriana Molina será la postulante para la intendencia de esta capital y que Corral encabezará una propuesta a cargos legislativos.
Por supuesto, también acá marcó territorio, la ciudad de Santa Fe está gobernada por el socialista, Emilio Jatón, quien le birló a Corral la intendencia en la última elección. Y, además, ambos tienen un férreo enfrentamiento.
El viernes se mostró con el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires Marcelo D’Alessandro, una de las figuras más importantes de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, quien llegó a Rosario para hablar de seguridad y, de paso, se inmiscuyó en la interna del PRO y JxC.
D’Alessandro es portador de un discurso “duro” en el tema seguridad y tiene entre sus pergaminos haber encabezado el traspaso de la Policía Federal a la órbita porteña y su fusión con la Metropolitana. Más acá en el tiempo, tuvo a su cargo el megaoperativo policial (seguido de represión) en las inmediaciones de la casa de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, días antes del intento de homicidio.
Este encuentro ocurrió casi simultáneamente con el cruce discusivo entre la presidenta del PRO, Patricia Bullrich y Larreta. Es que este último salió a bancar a Martín Lousteau como candidato a sucederlo en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, diferenciándose de la exministra de Seguridad quien respalda a Jorge Macri.
Lousteau es el referente nacional del sector Evolución de la UCR, mismo espacio que conduce Pullaro en Santa Fe. Detrás de este sector aparece la sombra del eterno operador del centenario partido y excabeza de la desaparecida Coordinadora, Enrique “El Coti” Nosiglia.
Recorriendo
Pullaro no para de recorrer cada rincón de la provincia enarbolando su precandidatura a gobernador. Primereó a todos con su autopostulación.
Mientras sus posibles competidores (tanto dentro de la oposición como en el oficialismo) eligen ser cautos y todavía no manifiestan públicamente sus aspiraciones, él lo hizo poco después de las elecciones legislativas del 2021. Recién, días atrás, desde el propio radicalismo se le sumó el senador provincial del departamento Iriondo, Hugo Jesús Rasetto.
Por su parte, la senadora nacional Carolina Losada (quien lo venció por pocos puntos en las Paso del año pasado) parece cada día más lejos en decidirse a ir por la Casa Gris. Es que la experiodista, no simula tener demasiadas intenciones de mudarse a Santa Fe y está más cerca de intentar colarse como segunda en alguna fórmula que dispute la presidencia en el 2023. Encima, en las últimas semanas sumó escándalos. Primero fue la difusión de la designación de su hermana Georgina como jefa de despacho en la legislatura nacional y luego su desafortunada y falaz denuncia realizada en el programa de Mirtha Legrand sobre la venta de bebés en una esquina rosarina.
Frente de frentes
Así las cosas, Pullaro se siente cerca de alcanzar su cometido y para eso se esfuerza en intentar conciliar posiciones dentro del arco opositor con el fin de lograr en soñado “frente de frentes”. Es que el actual diputado provincial es uno de los que sostiene la necesidad de armar dicho frente para vencer sin atenuantes al peronismo.
Por eso, sin ruborizarse es el único dirigente que es capaz de expresar con el mismo tono la defensa del gobierno de Macri a nivel nacional y el de Miguel Lifschitz en la provincia de Santa Fe. Se convirtió en un verdadero equilibrista en búsqueda de lograr el apoyo de los dos sectores con más diferencias dentro de la posible amplia coalición.
Además, el oriundo de Hughes exhibe entre sus logros haber pergeñado junto a su, ahora, incondicional ladero en el sur santafesino, el senador Lisandro Enrico, la primera experiencia exitosa del frente de frente de la provincia en Venado Tuerto.
El sueño de Pullaro
Sus personas más cercanas aducen que Maximiliano Pullaro a temprana edad manifestaba su deseo de llegar a la gobernación de Santa Fe. De hecho, toda su carrera política la hizo priorizando dicho objetivo.
Sus comienzos fueron en Hughes donde presidió la Juventud Radical. Posteriormente, bajo el padrinazgo del exintendente venadense, Ernesto De Mattía (otro que contó con el apoyo del Coti), llegó a ser presidente del Comité Departamental de la UCR Gral. López.
En el 2011, fue elegido diputado provincial integrando la lista del Frente Progresista. En ese mismo año, previamente protagonizó una encarnizada y recordada interna dentro del radicalismo del departamento General López, donde apoyó la candidatura a senador del exintendente de Firmat, Carlos Torres, que enfrentaba a Lisandro Enrico. Este último se impuso por un acotado margen, pero la contienda dejó recordadas heridas.
Tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para que Pullaro y Enrico se reconciliarán y hoy aparecen más unidos que nunca.
De todos modos, la decisión más osada del actual legislador provincial fue la de aceptar en el 2015 el cargo de ministro de Seguridad designado por el entonces gobernador Miguel Lifschitz. Sobre todo, porque en ese momento el contexto no era el mejor (ola de homicidios narcos en Rosario). No había demasiados dirigentes dispuestos a asumir semejante riesgo.
Pullaro, sabedor que esta era una de las pocas posibilidades que se le podían cruzar en su vida política, decidió jugar a todo o nada. Y la jugada le salió bien, no tanto por lo exitosa de su gestión (al final el Frente Progresista pierde la provincia por no haberle encontrado la vuelta al tema), sino por la ineficiencia y el fracaso de sus sucesores.
Por ahora, dentro de la posible coalición la única que parece hacerle sombra es Carolina Losada, aunque como sostuvimos líneas atrás, está lejos de confirmar su postulación. Por lo demás, la otra figura ya lanzada dentro es la socialista Clara García y seguramente habrá otros que intentarán disputar una hipotética gran interna de la oposición.
Lo cierto es que el camino de Pullaro, prima facie, aparece bastante despejado para ser el candidato con mayores pretensiones dentro del futuro frente de frentes. Mientras tanto, su apuesta es poder conformar la coalición, condición sine qua non para alzarse con la gobernación.
De todos modos, todavía falta demasiado, más teniendo en cuenta la decisión casi oficializada de Omar Perotti de postergar el calendario electoral todo lo posible, y puede haber sorpresas con alguna postulación lanzada a último momento.