Mauro CamillatoOpiniónPandemia: una dicotomía resuelta, por ahora, a favor de la economía

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Desde el comienzo de la pandemia la dicotomía entre economía y salud atravesó el debate. Hay claros ejemplos a nivel mundial como distintos países resolvieron esto y aunque unos u otros se atribuyen haber aplicado la opción correcta “la verdad” se corroborará en épocas de pospandemia (¿habrá pos?).

En los últimos días esta dicotomía adquirió relevancia en nuestra ciudad y en la provincia de Santa Fe, y claramente culminó de definirse con los anuncios del jueves del gobernador Omar Perotti. Así, a pesar que gran parte de la geografía santafesina se encuentra en el pico de la pandemia, el mandatario decidió liberar actividades.

De hecho la presión de los sectores comerciales y de intendentes (entre ellos Leonel Chiarella) y presidente comunales fue tal que el rafaelino en el apuro hasta cometió algunas torpezas, como fijar el horario tope de circulación a las 20 mientras habilitó a locales gastronómicos hasta la medianoche. Después intentaron enmendarlo con una nueva disposición que corrigió el decreto original.

Es por lo menos contradictorio que se decida liberar actividades en un contexto que el propio Perotti describió como complejo. “Tenemos un 97 por ciento de uso de camas críticas en el sector público y un 85 por ciento de uso en el sector privado en los efectores de Rosario”, afirmó. Y refiriéndose a la situación de Venado Tuerto sostuvo que la ocupación de camas críticas en ese momento era del 80 por ciento. Un día después el director de la Región de Salud, Pedro Bustos detalló que esa cifra por acá ya llegaba a un 90%.

Ahora bien, ¿había margen para otra decisión? La respuesta es difícil de dar, pero no hay dudas que en estos días en Santa Fe la dicotomía se resolvió a favor de la economía.

La demanda de la gente

Pese a algunas incoherencias, esta medida provincial se ajusta más a la demanda de la gente”, sostuvo el jefe de Gabinete de la Municipalidad de Venado Tuerto, Diego Milardovich, un día después del anuncio del gobernador. Luego agregó que “no queremos tomar medidas que confundan a la gente, si el decreto provincial interpreta lo que reclama la sociedad, lo vamos a acompañar sin hacer demasiadas modificaciones”.

Dejando en claro que la principal preocupación de los distintos gobiernos es principalmente “la demanda de la gente”.

Aunque a esta altura de las circunstancias no hay duda que “la demanda” o en todo casos los sentires del ciudadano varían día a día, un claro ejemplo de esto son las fluctuaciones que tiene la imagen de nuestros dirigentes en las distintas etapas de la pandemia.

Así en épocas de cuarentenas estrictas (fase 1) los distintos gobernantes tenían una alta imagen positiva, pero esto fue revirtiéndose con el paso del tiempo y el hartazgo que conllevó tal medida. Hoy todas las encuestas realizadas por distintas empresas privadas concluyen que el porcentaje de aprobación de Alberto Fernández y de Omar Perotti están por el piso (todavía no existen mediciones sobre Leonel Chiarella).

Paradójicamente cuando estamos en el pico de la pandemia desde las distintas administraciones interpretan que el reclamo es por mayores libertades. Mientras, los contagios sigue subiendo y por ende el sistema de salud está punto de colapsar. Más grave aún es el incremento de las muertes.

Hoy todos tenemos conocidos que padecen o padecieron la enfermedad y una gran proporción también tenemos alguna víctima fatal en nuestro círculo cercano. Lo que sigue estando en juego es nuestro margen de tolerancia a tal situación y hasta en todo caso hasta donde esto se puede volver en contra de nuestros dirigentes.

Es decir, quizás culmine sucediendo que estos mismos que hoy reclaman mayores libertades, con “el diario del lunes” luego recriminen a los gobiernos de turnos haberlas otorgado.

Escenario actual

No hay dudas que el escenario actual es complicado, incierto y difícil de gestionar. No hay fórmulas mágicas, es factible que haya errores y que todavía debamos enfrentar lo peor de la pandemia.

De ahí, que más allá de los desaciertos o aciertos de los diferentes gobiernos, la única opción es la actitud individual. Actitud que necesariamente debe incorporar al otro, el cuidarnos entre todos con los únicos elementos que por ahora tenemos a mano: el distanciamiento, el barbijo, el lavado  frecuente de manos y demás protocolos vigentes. Si como sociedad cada uno “se mira el ombligo” va a ser muy difícil atravesar esta situación.

Y más allá de la lógica dicotomía en la cual estamos inmersos, es imperioso recordar una y otra vez (por más dura que parezca)  que “no existe actividad económica en los cementerios”.

 

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