Desde una convocatoria anónima y de manera espontánea, los comerciantes salieron este mediodía a la calle para avisar que no están dispuestos a cerrar las puertas por 15 días, como ordena el reciente anuncio del gobernador Omar Perotti para los cinco departamentos del sur santafesino, donde vuelven a estar autorizadas solamente las actividades esenciales.
El argumento –por supuesto- es la apremiante situación sanitaria, con contagios de coronavirus en alza en la provincia y la siempre latente amenaza de colapsar los hospitales y sanatorios, algo que por el momento –afortunadamente- no ocurrió.
A esta altura nadie niega que resulta necesario adoptar medidas para “cuidarnos entre todos”, pero el debate es por dónde ajustar. Por eso los comerciantes salieron a decir que no están en condiciones de hacer otro esfuerzo, ese pedido que vienen escuchando desde marzo. Entre protocolos, presencia acotada de clientes y alcohol en gel, en los últimos meses al menos pudieron trabajar, aunque basta con recorrer las calles del centro para ver que sostener un negocio es cada vez más difícil.
Y el problema se agrava al mencionar algunos rubros puntuales como gastronómicos, gimnasios, el turismo o jardines maternales, que tuvieron un parate más prolongado o directamente nunca pudieron reabrir. O el sector cultural que nunca retomó la actividad.
No hay ganancia posible en una mala noticia pésimamente transmitida
Seguramente el más disgustado con adoptar estas medidas es el propio Perotti, pero si a un anuncio antipático se le suman graves errores de comunicación, el combo es explosivo. No hay ganancia posible en una mala noticia pésimamente transmitida.
El gobernador no solamente dejó la sensación de no animarse a contar la medida que estaba adoptando, sino que además no supo explicarla. Solamente habló de esfuerzos, de ser solidarios y (sí, otra vez) de lavarnos las manos y usar barbijo.
En el discurso más esperado desde su asunción el pasado 10 de diciembre, el gobernador no supo (en realidad no quiso) poner en palabras la medida que estaba tomando
Muy probablemente, esta virtual vuelta a Fase 1 (el periodista rosarino Mauricio Maronna la definió como “Fase 1 con finas hierbas”) sea de extrema necesidad, pero Perotti no supo explicarlo. No ofreció ni un solo dato sobre el nivel de ocupación de camas de terapia, sobre la velocidad de duplicación de los contagios, sobre el recurso humano disponible ni sobre las proyecciones que se realizan para las próximas semanas.
En el discurso más esperado desde su asunción el pasado 10 de diciembre, el gobernador no supo (en realidad no quiso) poner en palabras la medida que estaba tomando, ni sacó a relucir una de las ‘filminas’ de Alberto para sustentar semejante decisión.
Camas y recursos
La terrible crisis económica que vive el país desde hace unos años, se profundizó con la indeseada pandemia, que nadie la esperaba y que nadie sabía (ni sabe) muy bien cómo afrontarla, y que está claro que no tiene recetas mágicas para superarla. Eso sí, si la cuarentena prematura era para preparar el sistema sanitario dotándolo de camas, respiradores y centros de aislamiento… ¿por qué nadie dijo en su momento que el mayor problema estaba dado en los recursos humanos disponibles? ¿Nadie se dio cuenta que no tenía sentido sumar camas de UTI sin médicos ni enfermeros que las atiendan? El hospital Gutiérrez tiene veinte camas con respiradores, pero el director Daniel Alzari avisó hace algunas semanas que sólo contaban con personal para atender a la mitad.
Volver y no volver
Los comerciantes que salieron a la calle hoy no son –al menos como regla- ni oligarcas ni gorilas. Ni siquiera son los que sostienen el discurso entre egoísta e infantil de los “anticuarentena en defensa de la libertad”. No. La mayoría de los que se movilizaron son personas que viven de su negocio, que pagan alquileres elevados, servicios caros (herencia del macrismo), sueldos e impuestos. Y que tienen que tratar de vender en medio de una crisis económica que ataca al consumo interno.
Sabiendo el rechazo que iba a generar la medida en vastos sectores de la sociedad, el intendente Leonel Chiarella estuvo rápido de reflejos y antes y después del anuncio hizo saber su desacuerdo con las restricciones a los comercios y demás actividades.
Tanto Chiarella como Perotti son responsables de sus decisiones, y el paso de los días demostrará quién tenía razón
De todos modos, en el Municipio no ignoran que la situación epidemiológica es delicada. Por eso, después de un arduo debate interno en el gabinete, hace unos días tomaron la decisión de restringir los horarios, lo que ya generaba un perjuicio importante para gimnasios y -especialmente- bares y restaurantes que no podían abrir de noche.
Lo llamativo es que el gobierno provincial adoptó un par de días después una medida idéntica, pero no esperó a conocer el impacto que generaba sino que anoche decidió este abrupto retroceso de fase. Tanto Chiarella como Perotti son responsables de sus decisiones, y el paso de los días demostrará quién tenía razón.
Siempre la grieta
La gravedad de esta situación inédita requiere un debate responsable que, a esta altura, está claro que no va a existir. Como casi todo en este país en la última década (y un poco más), la pandemia está teñida por la grieta, que es otra epidemia sin solución.
Sólo interesa quién dice qué para saber dónde alinearse
Cualquier discusión se tiñe de peronismo o antiperonismo: defender la cuarentena es de ‘compañero’ y ‘solidario’, atacarla es de ‘gorila’. Y así andamos sin debatir en serio si esta cuarentena in eternum merece alguna autocrítica. O si en todo caso hay que reconocer que es lo único que se podía hacer, o que a los argentinos nos falta conducta para cuidarnos. No importa. Sólo interesa quién dice qué para saber dónde alinearse.
Está claro que las consecuencias económicas de esta pandemia habrían sido mucho más graves de no mediar dos medidas excelentes del gobierno nacional: el IFE y el ATP, con el pago de buena parte de los sueldos de los empleados del sector privado. Por eso, si el anuncio provincial incluía algo más que una vaga mención del gobernador sobre descuentos impositivos o “subsidio en tarifas de agua y la EPE” sin recordar que en gran parte del sur provincial (donde está focalizada la nueva cuarentena) hay cooperativas de servicios, seguramente la reacción podría haber sido diferente.
En el juego de los extremos, llegar a un equilibrio parece lo más complicado. Y en el medio están nada menos que la salud y la posibilidad de poner un plato de comida en el hogar.