No hay dudas que Javier Milei provocó una reconfiguración política en Argentina de final impredecible.
Lo paradójico del caso es que a la vez es el propio mandatario quien es el que intenta mantener como sea la vieja lógica de la política local. Vale de ejemplo sus recientes diatribas contra los gobernadores de Santa Fe, Maximiliano Pullaro y de Chubut, Ignacio Torres por ambos haber recibido a su par de Buenos Aires, Axel Kicillof. “Tal vez les gusta sacarse fotos entre ellos, pero bueno… sí les gusta abrazarse con salvavidas de plomo…”, azuzo, el libertario desde España donde participaba de la cumbre de partidos de ultraderecha.
En el mismo sentido ayer, en ocasión de la conmemoración del 25 de Mayo decidió dejar de lado el evento institucional y repitió lo realizado alguna vez por los mandatarios que lo antecedieron (recordar los actos del kirchnerismo de los 20 de Junio acá nomás en Rosario). Esto es convertir el acto patriótico en un encuentro partidario, en este caso libertario, en el que abundaron las alusiones dirigidas a sus seguidores.
De esta manera, volvió a ponderar “el ajuste más grande de la historia de la humanidad” y tildó a su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo como “un crack, un gigante, un rockstar”.
Además, se autoelogió manifestando que era el impulsor de un cambio de época y asentó nuevas críticas a la casta.
Contrastando con estas aseveraciones, relanzó la convocatoria al fallido Pacto de Mayo y propuso armar un consejo integrado por actores de la política, los gremios y las empresas. Sin embargo, condicionó su conformación a la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, que son debatidos todavía en el Senado. O sea, podría haber dicho algo así como: “hagan lo que yo quiero y ahí recién nos sentamos a dialogar”. Difícil, la democracia es otra cosa.
Mientras tanto, rompiendo esa lógica, varios gobernadores se empiezan a mover sigilosamente, pero de manera evidente. Kicillof, Pullaro y Torres, tres gobernadores de origen partidario diferente, lo hicieron en las últimas semanas, inquietando al presidente. Aunque, el mandatario de Buenos Aires ya lo había demostrado antes con su contribución de patrulleros para combatir la inseguridad en Santa Fe.
Por su parte, el oriundo de Hughes compartió antes fotos abrazado con “su amigo” Leandro Santoro y luego lo hizo con Kicillof.
Ahí andan los distintos dirigentes de los partidos tradicionales tratando de salirse de la díada amigo/enemigo que tanto daño le hizo a la democracia argentina.
Cavando la grieta
A esta altura, no hay dudas que si hay alguien que cava la grieta a más no poder es el propio Milei. De tal forma que, a pesar de lo expresado públicamente, parece disfrutar de la no aprobación de la Ley Bases en el congreso. Es que dicho suceso lo culminaría vinculado con la casta que tanto dice detestar. Aunque, su gobierno está repleto de dirigentes que pertenecen a “la casta”.
Asimismo, hay que reconocerle al presidente argentino que no se queda solo con incentivar la grieta en lo local. También lo hace a nivel internacional. Con lo que demuestra que esta forma de actuar no es solo pura especulación política, sino también un rasgo de su personalidad.
A su reciente enfrentamiento con su par español, Pedro Sánchez, a quien calificó de cobarde y sucio, se le suman los anteriores con varios presidentes de distintos países. Vale recordar, solo algunos casos: al presidente de Colombia, Gustavo Petro, lo trató de “comunista asesino”; a Andrés López Obrador de México, lo llamó “ignorante”, “patético” y “repugnante”; al de Brasil, Lula lo calificó como un “zurdo salvaje”. De China dijo que era un “régimen asesino” y que él no trataba con comunistas.
A su vez, en una reciente entrevista en LN+ (su canal preferido) se autovanaglorió de sus propias virtudes y aprovechó para nuevamente despreciar a los demás políticos argentinos.
“Estoy en una liga diferente. Los políticos locales son liliputienses en comparación conmigo”, dijo. Y, luego de manifestar que es uno de los cinco líderes más importantes del mundo y el mayor representante de la libertad en el planeta, agregó: “Dondequiera que voy generó sensación… (a los políticos) les encantaría estar en mi lugar”. Hasta mostró su orgullo por aparecer en la tapa de la última edición de la revista Time. Aunque, parece no haber leído la nota interior que es extremadamente crítica con su figura y su gobierno.
El otro país
Mientras, detrás de tanta puesta en escena, que incluyó la presentación del libro con minirecital en el Luna Park, hay un país real que escapa a los actos de vanidad de nuestro presidente.
En la semana que pasó, “el ajuste más grande de la humanidad” mostró su peor cara. Así, el lunes trascendió un informe de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que indicó que la industria pyme se desplomó 18,3% en forma interanual en abril. En tanto, en la misma línea se conoció oficialmente el Estimador mensual de actividad económica (EMAE) de marzo que registró una caída de 8,4% en la comparación interanual y de 1,4% respecto de febrero en la medición desestacionalizada. Números que indican una clara recesión que nos acerca al último peor periodo de nuestra historia reciente, lo sucedido en el 2020 en el marco de la pandemia, donde empresas e industrias permanecían cerradas por la cuarentena obligatoria.
A esta altura, no hace falta recordar que la recesión provoca una clara caída del empleo, que empieza a sentirse en Argentina.
En tanto, la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) oficializó el martes el aumento del 8,83% en los haberes mínimos y máximos de junio para jubilados y pensionados. De tal forma que el haber mínimo garantizado vigente a partir de junio de 2024, será de $206.931,10, muy por debajo de la canasta básica para una familia tipo que según la última medición de abril del INDEC alcanzó los $828.158.
Por su parte, una de las provincias más pobres del país, Misiones, culminó estallando, abriendo un interrogante en torno de lo que puede llegar a suceder en otros distritos del país. Vale recordar que el conflicto en Misiones comenzó por un reclamo salarial de trabajadores estatales. Situación que atraviesa a la mayoría de las provincias del país que se encuentran encorsetadas por los recortes de fondos dispuestos por el gobierno nacional.
Santa Fe no es la excepción, le costó bastante al gobierno cerrar paritarias con los trabajadores estatales, sobre todo con los docentes. De hecho, los gremios aceptaron la propuesta con desgano, remarcando que los sueldos vienen perdiendo mes a mes contra la inflación. Ahora, la incógnita es hasta cuando los trabajadores van a aceptar seguir perdiendo.
Lo mismo corre para la situación tarifaria, desde Nación definieron trasladar para después del invierno los incrementos en las boletas de gas, pero otros quedaron firmes.
El debate en los últimos días en Venado Tuerto sobre la tarifa eléctrica es un claro ejemplo al respecto. Más allá de las entendibles quejas de vecinos y de propuestas de concejales opositores sobre la posibilidad de encontrar distintos mecanismos locales para disminuir las tarifas, el impacto mayor es por los aumentos dispuestos por el gobierno nacional a través de la distribuidora Cammesa, que se traslada a la EPE y de allí a la cooperativa local.
Los reclamos de vecinos y opositores serían neutralizados con una mayor vehemencia de los representantes del oficialismo local en la crítica a los aumentos dispuestos a nivel nacional. Claro que, la cautela de estos últimos tiene en su origen un porqué, esto es: la necesidad de cuidar un electorado compartido. Acá también hay grieta.