Ahora sí, parece que el Gasoducto Regional Sur (GRS) será una realidad. Aunque, hasta que no le veamos culminado y funcionando no podamos cantar victoria. Es que es muy larga la lista de proyectos anunciados y recontra confirmados que luego nunca se plasman. Vaya como ejemplo, la interminable y “archiprometida” obra de la autopista de la 33.
Así, más allá de toda digresión sobre el tema, el gobernador Omar Perotti anunció el comienzo de la esperada obra en ocasión de la inauguración del 140° período de sesiones ordinarias de la Legislatura provincial llevado a cabo el último domingo 1° de mayo. Perdón, hago otro paréntesis, ¿no es hora de adelantar la fecha del comienzo de sesiones en la legislatura santafesina?
Vuelvo, lo cierto es que más allá del anuncio, la historia del GRS es merecedora de volver a contar. Una obra que es por demás de necesaria, beneficiará a industrias, comercios y cerca de 12 mil habitantes de localidades del sur provincial: Venado Tuerto, Carmen, Murphy, Chovet, Firmat, Casilda, Teodelina y Melincué. Pero, para esta última localidad significará aún más, ya que le permitirá acceder al gas natural en red, opción que hoy no tienen disponible.
“Más cerca”, más discreción
La historia comenzó con un proyecto lanzado en 2008 por representantes institucionales de municipios y comunas de nuestra región que, ante la imposibilidad de ampliación del servicio, comenzaron a reclamar la realización del Gasoducto Regional Sur con el objetivo de afrontar los desafíos de la provisión gasífera de 16 localidades santafesinas.
Luego años de reclamos, el 2 de mayo del 2014 llegó el día del anuncio, realizado en el marco de la presentación del denominado “Plan Más Cerca” en Granadero Baigorria. Los encargados de dicho anuncio fueron: el entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el exsecretario de Transporte, Alejandro Ramos (que jugaba de local) y el exsecretario de Obras Públicas y “bolsero”, Julio López (lo que se dice un verdadero dream team de la política argenta).
Claro, que el anuncio venía con una sorpresa, es que el Plan Más Cerca repartía obras exclusivamente para municipios y comunas del PJ, excluyendo deliberadamente a las localidades que en ese momento no eran oficialistas. Es decir, institucionalizaban escandalosamente la arbitrariedad y la discriminación. Por eso, de las 16 localidades que reclamaban la obra, solo quedaron incluidas ocho.
Además, le otorgaba inéditamente y arbitrariamente al Municipio de Venado Tuerto (en ese momento en manos del PJ) la responsabilidad de la ejecución de la licitación y el seguimiento de la obra que atravesaba otras poblaciones. A su vez, el contrato sostenía que, si el presupuesto otorgado no alcanzaba el Municipio de Venado Tuerto se iba a tener que hacer cargo del resto.
El 19 de octubre del 2015 en la sede municipal de San Martín y Marconi se firmó el contrato de locación de obra con la empresa adjudicataria, Supercemento SAIC, por un monto de 133 millones de pesos, previendo su desarrollo en tres módulos. En ese mismo acto, José Luis Freyre remarcó que ya había recibido del gobierno nacional el anticipo para la adquisición de los caños. Adquisición que confirmaron en días posteriores.
Con la asunción de Mauricio Macri a partir del 10 de diciembre del 2015, el tema va a tener un giro de 180 grados.
La novedad llegó en julio del 2017, cuando sorpresivamente (con tarifazos consecutivos de por medio) el Enargas emitió una resolución que obligó a Litoral Gas a aumentar el rango de la presión del gasoducto, y de esta forma dicho incremento permitió sumar una importante cantidad de conexiones en Venado Tuerto y parte de la región. Si bien desde el Municipio local se encargaron de sostener que esto no invalidaba la obra, en los hechos significó el primer certificado de defunción del GRS.
Así las cosas, el 24 de abril del 2018 desde el Ministerio de Energía de la Nación le confirmaron al Municipio que la obra no se iba a realizar y además que tenía que devolver el dinero invertido en los caños (cerca de $65 millones) que se iban a utilizar para su ejecución. Ahí comienza otro capítulo de la novela, la historia de los caños.
¿Qué hacemos con los caños?
Caído el proyecto, de pronto la Municipalidad de Venado Tuerto tenía caños que no podía usar y tampoco le encontraba destino posible. Mientras la Nación le pedía que devolviera los $65 millones invertidos y Tenaris, la empresa que los fabricó y vendió, no aceptaba su devolución. Encima cobraba por tener acopiado dichos caños en sus instalaciones.
La historia siguió con un Municipio local que intentó distintas opciones para desprenderse de los benditos caños, pero todas las negociaciones fracasaron.
¿Un final feliz?
“La obra está en condiciones de comenzar la segunda quincena de mayo”, informó Perotti el último domingo. Además, agregó que la provincia se hará cargo de la deuda de la Municipalidad de Venado Tuerto generada por el acopio de los caños.
Mientras tanto, el gobernador se encargó de “contar su fallida versión” sobre lo sucedido con la obra. Así, sostuvo que el GRS no avanzó desde el año 2014, cuando se licitó y adjudicó, debido a la oposición del Concejo Municipal de Venado Tuerto. Situación que nunca sucedió, ya que, a pesar de los reparos expresados en ese momento, el legislativo local culminó aprobando la obra por unanimidad. Como contamos líneas atrás, fue el gobierno de Mauricio Macri quien definió suspenderla. De hecho, la diputada provincial Rosana Bellatti salió al cruce del mandatario y le recordó dicha situación. Además, agregó que más allá de la irregularidad de origen que significaba darle a un Municipio la responsabilidad de la ejecución de una obra que integraba otras jurisdicciones, también se encontraron con “sobreprecios y otras irregularidades”.
Lo cierto es que, a pesar de las arbitrariedades, despropósitos y otros menesteres, el GRS es por demás de necesario para el sur santafesino y está a punto de comenzar a ser realidad. ¿Será el final feliz de la historia?