Mauro CamillatoOpiniónEl veto de Milei: un ajuste que amenaza la esperanza de futuras generaciones

Compartir esta noticia
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter

Crecí y me formé en las aulas de la escuela pública. Hice la primaria en la querida Escuela 496, que este año cumple 150 años, y la secundaria en el entonces conocido como “el Nacional”, hoy denominado Escuela de Enseñanza Secundaria N° 446 “Juan Bautista Alberdi”. Pero, mi verdadero desafío comenzó cuando decidí continuar mis estudios de educación superior. Para ello, tuve que trasladarme a Rosario y convertirme en el primer universitario en la historia de mi familia.

Comencé mi carrera universitaria en plena primavera democrática. Sin embargo, como estudiante en la Universidad Nacional de Rosario, el trayecto no fue fácil. Estudiaba lejos de casa, con escasos recursos económicos. El arroz se convirtió en un plato recurrente, y viajar a dedo fue la norma.

Aun así, entre todas esas dificultades, lo que nunca se apagó fue mi convicción: la Universidad Pública era el medio para acceder a una mejor calidad de vida.

Lamentablemente, los tiempos de ajuste que viví como estudiante parecían un eco distante de lo que hoy nuevamente enfrentamos. Durante mi formación, soporté los polémicos e interminables (¿injustos?) paros que azotaron a la universidad durante el gobierno de Raúl Alfonsín. También, vi con mis propios ojos cómo durante la década del 90, con su política neoliberal, se puso en jaque a la educación pública. Es doloroso observar cómo las decisiones gubernamentales actuales repiten esos mismos errores.

Milei lo hizo, un día después de la contundente manifestación en defensa de la universidad pública, definió vetar totalmente la Ley de Financiamiento Universitario, aprobada por el Congreso.

Una muestra más de insensibilidad de un mandatario que prioriza lo monetario sobre cualquier otro factor. Ayer fueron los jubilados los perjudicados, hoy son los trabajadores y estudiantes del sistema universitario, dos de los eslabones más débiles de la sociedad. De paso vale recordar un dato en el medio de tanta charlatanería sobre el tema, el presupuesto dedicado a las universidades públicas en Argentina solo representa el 0,14 del PBI. O sea, nada que ponga en riesgo el tan mentado equilibrio fiscal.

Sin embargo, la insistencia del gobierno nacional en recortar el presupuesto universitario de tal forma que pone en riesgo su continuidad, tiene su origen en sus preconceptos sobre la educación pública lanzados en épocas de campaña. Más de una vez, sostuvo que la universidad pública “es una peste que lava el cerebro de los jóvenes”. También en campaña propuso que el Estado debía desfinanciar la educación pública y, en su lugar, ofrecería vouchers para que los estudiantes eligieran la universidad que quisieran, preferentemente privada. En su corpus ideológico, lo privado siempre hace mejor las cosas que lo público. Por eso, nadie debería sorprenderse por las decisiones del presidente.

Pero son muchas cosas las que se juegan con el anunciado veto de Milei. La intención de arrasar con la universidad pública es clara y contundente. Estos son los primeros pasos para cumplir ese objetivo.

Mientras tanto, detrás de esta intención se juega el futuro de muchos jóvenes y sus posibilidades de transformación. Cada estudiante que atraviesa las puertas de una universidad pública lleva consigo una historia única, pero conectada por un hilo común: la esperanza de una mejor calidad de vida. La esperanza que el gobierno nacional, con sus decisiones, quiere destruir.

https://www.venado24.com.ar/archivos24/uploads/2019/07/ESTEVEZ-BANNER-WEB-OKEY.gif