A solo una semana de las elecciones no existen elementos que permitan avizorar un cambio de panorama con respecto a lo ocurrido en las PASO. Es decir, el resultado final parece condenado a repetirse, quizás con algunas leves variantes
Así, no hay dudas que en lo nacional y en lo provincial, Juntos para el Cambio (JxC) se terminará imponiendo; mientras en lo local, el triunfo será para el oficialista Primero Venado.
Pero, más allá del resultado lo que se abrirá a partir del 15 de noviembre es una reconfiguración del sistema político que requerirá como nunca de la versatilidad y generosidad de nuestros dirigentes para poder diseñar un país, una provincia y una ciudad mejor.
En ese sentido, lo peor que nos puede pasar es que los triunfadores de la elección se crean los portadores de la verdad, y como tales asuman una actitud de soberbia que culmine no entendiendo el mensaje de “la gente”.
Lo cierto que, más allá de los eventuales vencedores, a esta altura lo que persiste es una fuerte disconformidad y hasta descreimiento en la clase política, que está deberá revertir rápidamente antes que nos culminemos “yendo al tacho” del todo.
Lamentablemente, por ahora la luz de esperanza es muy lejana.
Una clase política desvariada
Tan solo faltan siete días para el acto eleccionario, y por ahora (nada indica que esto vaya a cambiar) las campañas de los respectivos candidatos llegaron desinfladas conceptualmente.
El común denominador es la falta de ideas y un discurso orientado a denostar el otro, justo lo que no se necesita en este momento histórico.
Así las cosas, parece difícil que el 15 el panorama cambie, y surja la generosidad política que se necesita para tratar de revertir la complicada situación que vivimos.
La reaparición de Macri en el escenario nacional es un claro ejemplo de esto. Es difícil de comprender la decisión de éste de salir a recorrer el país acompañando a los distintos candidatos de JxC. De hecho, su frustrada visita a Venado Tuerto trajo más alivio que pesadumbre.
Más allá de que los propios protagonistas lo acepten, en el oficialismo local no existía demasiada predisposición a una foto con el expresidente. La situación más incómoda iba a sufrirla el propio intendente, Leonel Chiarella, quien hace un culto de su relación con Horacio Rodríguez Larreta, pero que no parece tener la misma predisposición para con Macri.
De la igual manera, una parte importante del Frente de Todos se aleja lentamente de la figura de Cristina Kirchner. El ejemplo más cercano es el del oficialismo provincial que, sin sacar completamente los pies del plato, intenta despegarse lo más posible. El propio actual gobernador y candidato suplente a senador nacional, Omar Perotti, hace malabares para no aparecer contradiciendo al kirchnerismo. Claro que, de confirmarse la derrota electoral, es muy posible que está situación cambie.
Reconfiguraciones
Pero, volviendo a los que sosteníamos en las primeras líneas, más allá de los resultados del próximo domingo lo que se abre en el país es una necesaria y urgente reconfiguración del sistema político que debe dejar atrás a la gastada grieta.
Dicha reconfiguración es imprescindible para no culminar “yéndonos al tacho”.