Los distintos sectores políticos empiezan a apurar el tranco, es que el calendario luce por demás de apretado y el comienzo de campaña electoral del 2023 está cada vez más cerca. Encima a este 2022 no le queda demasiado, después del receso de invierno (donde las legislaturas de todo el país están de vacaciones) ahí nomás se acerca el Mundial de Fútbol, cuyo inicio está programado para el lunes 21 de noviembre, y por lo tanto la actividad política volverá a paralizarse (en realidad el fútbol paraliza la mayoría de las actividades públicas en este país). A esta altura, sacando cuentas, solo quedan tres meses para la actividad política plena, en ese breve lapso de tiempo son demasiadas cosas las que deberán definirse antes que comience a regir el año electoral. En este último periodo, todo lo que se realice es en vano, pues el votante lo percibe como pura especulación.
La desesperación del oficialismo nacional
Lo que acabamos de describir provoca la clara desesperación de un gobierno nacional que, inmerso en sus propias luchas internas, percibe como se esfuma el poder de sus manos.
Con el cambio del ministro de Economía y la aparente fumata de la paz entre Alberto y Cristina (y también el inefable Sergio Massa, que siempre está) no alcanza, y deberán antes de fin de año sacar alguna iniciativa de la galera que les permita frenar la alocada inflación. Si no lo hacen (a esta altura parece demasiado difícil) las posibilidades electorales serán muy pocas y dependerán más de los despropósitos que pueda cometer la oposición que de sus propios logros.
Aunque, la historia demuestra que nunca hay que dar por muerto de antemano a cualquiera de las variantes del peronismo (ahora, el Frente de Todos), en esta oportunidad no parece fácil que encuentren el camino que les permita permanecer en el poder. Es más, ahora deberán ocuparse en evitar que el gobierno de Alberto culmine naufragando y/o en todo caso, estallando.
Mientras tanto, se vienen jornadas difíciles con distintos sectores que salen a las calles (para un gobierno peronista, no hay nada peor, que otros le roben las calles). En los últimos días, el campo y algunos movimientos sociales ya mostraron sus dientes. Pero, lo que más preocupa al gobierno es el anuncio de una movilización “contra la inflación” realizado por la timorata CGT para el próximo 17 de agosto. Cuando los caciques sindicales salen a la calle (sobre todo durante un gobierno del propio palo) es porque están presionados por sus afiliados que siente que el poder adquisitivo cae día a día de manera estrepitosa.
En Santa Fe, goles propios capitalizados por la oposición
En nuestra provincia la situación tiene cierta similitud con lo que ocurre en el gobierno nacional. La administración Perotti sigue sin poder imponer su agenda y encima se encuentra asediado por una oposición que está atenta a cada uno de sus movimientos.
Así lo que el gobierno provincial podría haber contabilizado como un gol a favor, culminó siendo capitalizado por una oposición que se mostró en bloque rechazando el acuerdo por la deuda histórica de coparticipación.
De esta manera, está situación provocó que se reflotará “el frente de frentes”, a pesar de las declaraciones previas de distintos líderes que habían puesto reparos en su construcción.
A Perotti le queda la “bala de plata” que significan los nuevos recursos con los que va a contar para afrontar el año electoral. Aunque, como dijimos líneas atrás, quizás sea demasiado tarde para poder torcer el parecer de la opinión pública.
En Venado Tuerto, la oposición intenta despabilarse
“Venado Tuerto, ¿una ciudad sin oposición?”, titulamos una anterior nota publicada el 5 de junio pasado. Algo más de un mes después, la situación no parece variar demasiado, aunque en los últimos días la principal fuerza de la oposición (el PJ) intentó mostrarse algo más activa.
De todos modos, la dificultad que sigue teniendo es la incapacidad de encontrar una problemática que haga mella en el actual gobierno local, y que no venga de arrastre de la anterior administración; o en todo caso, que no tenga su arista provincial.
Días atrás fue el concejal del PJ Sebastián Roma, quien anunció que presentará una serie de pedidos al gobierno municipal para conocer las acciones que se toman para regular y controlar la situación de los adultos mayores. El edil aludió, acertadamente, a la intervención de la Justicia por el fallecimiento de una persona que previamente fue encontrada en situación de abandono en un geriátrico local.
De este modo, Roma pidió al gobierno local “Queremos saber cuántos establecimientos que cumplen funciones de cuidado, hospedaje, geriátricos o alojamientos de adultos funcionan en la ciudad o están habilitados, y qué tipo de controles se realizan”. Hasta ahí el reclamo parece por demás de atinado, aunque idéntica solicitud podría realizar hacía el gobierno provincial, ya que la habilitación y control de las distintas residencias para mayores también (y sobre todo) es responsabilidad del gobierno santafesino.
Lo misma lógica tiene el planteó realizado por el activo exconcejal y actual funcionario de la Secretaría de Integración y Fortalecimiento Institucional de Santa Fe, Germán Mastri, quién le pidió al mandatario local “que haga uso de sus atribuciones y adelante los aumentos salariales previstos por paritaria” (ejemplificó con lo realizado por los intendentes de Rosario y de Granadero Baigorria). Es que el último jueves los trabajadores municipales de toda la provincia realizaron un paro, que incluyo cortes de rutas, reclamando por la reapertura de las paritarias. Pero en dicha ocasión, más allá de lo expresado por Mastri, las críticas fueron dirigidas a la Casa Gris y más precisamente hacía el propio Perotti. Encima de dirigentes gremiales que son del mismo partido político. “Nuestro reclamo es legítimo, esto solo se destraba si desde la provincia llaman a paritarias. Lo que sucede es absoluta responsabilidad del gobernador, Omar Perotti”, disparó sin dejar dudas de quien es el responsable, el titular de la Asociación de Trabajadores Municipales de Venado Tuerto y Zona, Juan Arigoni, mientras encabezaba el piquete en el cruce de las rutas 8 y la 4S.
De esta manera, el principal desafío para una oposición desinflada es encontrar una narrativa propia que los inserte en el debate público. Por ahora no lo lograron, aunque por lo menos lo empezaron a intentar.