Mauro CamillatoOpiniónCrisis, descontento ciudadano y desidia dirigencial

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Solo pasaron 14 días de las elecciones generales y nada parece haber cambiado. Nuestra dirigencia política siguió sin cambios, todos encontraron un motivo para festejar, pocos entendieron que el mensaje de las urnas debería hacerlos cambiar de rumbos.

Esta forma de actuar es por lo menos llamativa, aunque también se podría tildar como preocupante. Es que, dicha situación es un síntoma más de la falta de contacto con la realidad.

De todos modos, son muchos los datos preocupantes que dejaron estas elecciones. El primero de ellos, que incumbe a la clase política en su integridad, es la abstención. En un país en el cual el voto es obligatorio, solamente acudieron a las urnas el 71% de los ciudadanos, la cifra más baja en una elección general desde el regreso de la democracia.

En tanto, el oficialismo nacional fue derrotado por algo más del 8%, lo que significa la pérdida de cinco senadores, esto provocará que, por primera vez en 38 años, no tendrán quórum propio. También en diputados quedó en paridad con la oposición y además cayeron en provincias que hasta ayer parecían que eran inexpugnables.

A la vez el dato más significativo, fue la disminución de casi 5 millones de votos comparados con los obtenidos en la elección presidencial de 2019.

Pero, para el principal partido de la oposición, Juntos por el Cambio, tampoco todo fue rosa, ya que, si bien es cierto que resultó triunfadora, no es menos cierto que también perdió más de un millón de los votos obtenidos dos años atrás.

Al final, los únicos que tienen algo para celebrar son las fuerzas políticas que por derecha o izquierda se instalaron en el extremo del sistema, que fueron las únicas que crecieron considerablemente en adhesiones.

Santa Fe

En nuestra provincia el resultado electoral confirmó lo esperado, esto es: el oficialismo no encuentra el rumbo y la oposición disfruta de un triunfo que la obliga a definir el camino a seguir.

Ni siquiera el atajo de sumar a Omar Perotti como candidato le sirvió al gobierno para lograr una buena performance y encima la oposición ni siquiera necesitó unirse para obtener una victoria.

Así las cosas, parece que se vendrán dos años complejos el peronismo santafesino y tendrá que reinventarse para poder mantenerse en la Casa Gris en el 2023. Además, cada vez pesa más sobre el rafaelino el eslogan bajo el cual se alzó con la gobernación en el 2021, la “paz y el orden” parece lejos de lograr.

Encima, ahora se le suma el escándalo del viernes que todavía es difícil de ponderar su verdadero impacto. De confirmarse que desde el Ministerio de Seguridad realizaban espionaje ilegal que incluía a dirigentes políticos, empresarios y a periodistas, la conmoción podría escalar indefinidamente. De hecho, le será muy difícil al propio Perotti volcar la culpa sobre su exministro de Seguridad, Marcelo Sain. En todo caso, un ministro es un subordinado del gobernador y, por lo tanto su accionar es responsabilidad de este último.

Pero, volviendo sobre la contienda electoral, por acá Juntos por el Cambio (JxC) pudo confirmar el 8% de ventaja que había sacado en las Paso. Sin embargo, si sumamos los votos (12%) cosechados por el Frente Amplio Progresista la diferencia sería prácticamente irremontable para el 2021. De ahí, que más allá de lo que suceda de aquí a dos años, podría presagiarse que de lograrse “el frente de frentes”, el peronismo no tendrá forma de retener la gobernación. Aunque, en política nada es imposible.

Venado Tuerto

Mientras tanto, el escrutinio definitivo que culminó el último miércoles, confirmó que el oficialismo local se alzó con la friolera del 55 % de los votos (23.600). En tanto, también corroboró que el peronismo con el escaso 14,8 % (6.300) tuvo el peor desempeño desde el renacimiento de la democracia en la ciudad.  La sorpresa (el batacazo) fue el de Ciudad Futura que llegó al 17,7 % (7600 votos).

Así pues, en Venado Tuerto se puede concluir que hubo un ganador: el oficialismo; una sorpresa: Ciudad Futura y un claro perdedor (más allá que logró retener la banca en juego): el peronismo.

Pero, como dijimos al principio el dato preocupante que se repite a nivel nacional, provincial, y local, fue el alto índice de abstención, que fue récord desde 1983. En nuestra ciudad, solo asistió a las urnas el 67,8 por ciento del padrón.

Dato que demuestra el creciente descontento de la ciudadanía con las opciones electorales tradicionales. De ahí que, ahora a la profunda crisis social y económica que vivimos, debemos sumarle una crisis política difícil de dimensionar. Es obligación de la clase dirigencial, comprender esta situación y actuar en consecuencia. Por ahora, no sé ve que lo estén haciendo, ojalá me equivoque.

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