No hay dudas que la inauguración de la renovada Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos, ahora denominada José Ismael Iraola y Haydée Olga Montagna de Iraola, marca un hito histórico para Venado Tuerto y la región. Más allá de la importancia de la obra para la ciudad, se convierte en modelo a seguir en cuanto a la necesidad de la articulación entre el sector público y privado para lograr beneficios duraderos para la comunidad.
De hecho, Venado Tuerto es una localidad que ha ofrecido múltiples oportunidades “naturales” a propios y extraños. No es casualidad que las empresas agropecuarias más importantes del país estén instaladas aquí y obtengan significativos beneficios de dichas condiciones “naturales”. Sin embargo, los aportes privados para mejorar las condiciones de vida de los venadenses han sido insuficientes.
Aunque, también es cierto, que tal como ayer destacó el actual ministro de Obras Públicas de Santa Fe, Lisandro Enrico, la historia de la ciudad demuestra que fueron los propios ciudadanos locales los que se pusieron sobre los hombros la generación de la electricidad, la construcción del sistema cloacal y la llegada del agua potable.
De igual manera, el Estado nacional y el provincial históricamente han dejado poco en comparación con lo que recaudan en calidad de tributos. Un claro ejemplo es el lamentable estado de los dos corredores viales nacionales que circunda la ciudad y que son fundamentales para transportar los productos extraídos de nuestros ricos suelos hacia los puertos.
El aporte de la familia Iraola/Grupo Corven no se limita a una donación financiera; representa un verdadero compromiso con el bienestar de su ciudad natal y la confianza en una gestión municipal. Este tipo de colaboraciones no solo son necesarias, sino que deben ser fomentadas y replicadas. En tiempos en que los gobiernos locales enfrentan cada vez más dificultades para financiar obras de infraestructura de consideración (sobre todo en el contexto de un gobierno nacional que considera un gasto la obra pública), la asociación entre los sectores público y privado se convierte en una herramienta imprescindible.
Asimismo, es cierto que el Estado debe brindar un marco de confianza a las empresas para que estas decidan invertir en el bien común. En ese sentido, la senadora provincial, Leticia Di Gregorio puso en palabras dicha situación. “Estas participaciones no son comunes, evidentemente ellos vieron un gobierno confiable que sabían que iba a terminar la planta y por eso decidieron invertir tanta cantidad de dinero”, expresó.
Mientras, el intendente Leonel Chiarella subrayó la trascendencia de esta colaboración durante su discurso: “Este fue un día importante para la ciudad y la región. Gracias a la familia Iraola por el enorme gesto de generosidad y por el compromiso con la ciudad y los vecinos de Venado Tuerto”. Y, agregó: “nuestro compromiso como gobierno de la ciudad es hacer que las cosas sucedan y eso es la posibilidad de tomar decisiones y generar políticas públicas que nos trascienden como políticos, gestores y que quedan en la ciudad”.
De esta manera, el aporte empresario es mucho más que una mera donación financiera; representa un compromiso con el bienestar de su ciudad natal y la confianza en una gestión municipal que cumplió con lo prometido. Leandro Iraola expresó el sentir de la familia: “Lo hicimos porque sabíamos que iban a lograr llevarlo adelante y no nos equivocamos en nada. No es un tema de capital, sino de toda la municipalidad que puso mucha voluntad para sacar esto adelante”.
Es fundamental destacar que esta obra no habría sido posible sin la visión compartida de un sector privado que entiende la importancia de invertir en el bien común, y un sector público que sabe cómo articular y ejecutar esas inversiones de manera eficiente. Este modelo de gestión, como ya sostuvimos en nota anterior, debería sentar un importante precedente para otros desafíos futuros que tiene la ciudad.
La decisión de reconstruir y mejorar la planta de tratamiento de residuos, a partir de la tragedia que significó el incendio de la anterior, no solo es una respuesta a una necesidad urgente, sino una visión estratégica para el futuro de Venado Tuerto. “Al momento de pensar en la reconstrucción de la planta, apuntamos a la articulación de lo público con lo privado para hacer algo más grande y mejor de lo que teníamos”, señaló Chiarella, añadiendo que “ante la crisis vimos la oportunidad que hoy es una realidad”.
La diputada Clara García resaltó la relevancia de este proyecto, afirmando que “va a ser un modelo a replicar por lo virtuoso de la gestión del enlace con el sector privado tan generoso, y por la vivencia de los vecinos y de los trabajadores que seguramente van a estar comprometidos con la gestión”.
Por otra parte, Enrico recordó la ausencia del anterior gobierno provincial posterior al lamentable incendio de la antigua planta y prometió: “Venado no va a estar más sola. A partir de ahora empieza un cambio donde va a estar en la agenda de prioridades. Esto es fruto del esfuerzo de los venadenses”.
En síntesis, la reinauguración de la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos José Ismael Iraola y Haydée Olga Montagna de Iraola, es un evento histórico que valoriza la necesidad de la articulación del sector público y privado. Hoy, más que nunca en épocas de “vacas flacas” y con un gobierno nacional ausente, la congruencia de la repetida sintonía con la provincia y la asistencia privada son el camino a seguir. Claro que, también se requiere un Municipio que responda con transparencia y eficiencia, que inspire confianza. En este caso, lo logró con creces.
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